El concepto de juego en nube de Stadia estaba llamado a ser un golpe sobre la mesa: los juegos adquiridos en su propia plataforma se podrían disfrutar desde prácticamente cualquier dispositivo sin tener que depender del hardware. Y pese a todas las promesas pendientes y por cumplir de Google, y sus giros para encontrar un modelo de negocio viable, hoy aquella visión original brilla con nueva fuerza: acabo de jugar a la edición de Formula1 2020 para Stadia en Xbox Series X. Y lo que es mejor, mis sensaciones son muy positivas.
Jugar a Stadia en Xbox es como buscar y ver un vídeo en internet. Tan sencillo como suena. Conectando un teclado a la consola (por comodidad a la hora de teclear) tengo a mi disposición uno de los mejores juegos de conducción de la legendaria Codemasters.
Sin trámites como la propia descarga, hacer malabares con el disco duro, tener que actualizar a la versión más reciente del juego o gestionar mis progresos y contenidos desbloqueados de PC o móvil. De hecho, el proceso para empezar una partida es igual de sencillo como elegir una película en Netflix.
De F1 2020 solo tengo buenas palabras. Se trata de un juegazo en todos sus apartados. De la experiencia de jugar en nube en una Xbox Series X hay matices:
- Si nos atrevemos a jugar con WiFi -en lugar de cable- la magia se disuelve en momentos puntuales con bajadas de resolución
- y, aunque reconoce el mando de Xbox de manera nativa, no he sabido conectar el mando de Stadia.
En este segundo punto hay que tener en cuenta que, a diferencia de su versión móvil o para Chromecast, Stadia -como plataforma de juego- no está optimizado para Xbox. Lo cual nos lleva a la pregunta de rigor:¿qué es lo que ha cambiado para que ahora sea posible jugar a sus juegos en consola?
La respuesta, curiosamente, nos lleva a una de las aplicaciones menos queridas y respetadas de todo internet. Una de las marcas menos populares de la poderosa Microsoft: el navegador Edge. O, más bien, el futuro Microsoft Edge.
Por que la herramienta que hoy muchos usan únicamente para instalar Chrome o Firefox en su PC está llamada a marcar una diferencia en las consolas de Microsoft y, en el proceso abrir posibilidades demasiado interesantes.
Cómo es jugar a Stadia en Xbox Series X (y cualquier Xbox)
Enciendo la Xbox Series X, enchufo el mismo teclado con el que te escribo estas palabras al puerto USB frontal de la consola. Me voy a las aplicaciones y entro en Edge, el navegador de Microsoft. Desde el buscador, tecleo las palabras mágicas: Stadia.
Finalmente, se despliegan ante mi los mismos contenidos que en mi PC. Mi colección de juegos, mis ajustes, mi lista de amigos. Mis ofertas de Stadia Pro.
A estas alturas de la película no está de más explicarlo: Stadia es totalmente gratis y si compras un juego en la plataforma, es tuyo y lo podrás jugar sin pagar un céntimo de más. De hecho, Google adelantó en su día que incluso si Stadia desapareciese podríamos continuar jugando a todo lo que hubiésemos comprado.
El único requisito: una conexión a internet y, a ser posible, un mando. Algo que normalmente acompaña a cada Xbox.
Y lo mejor es que a la hora de jugar en Xbox Series X (o cualquier otra Xbox), la transición es tan cómoda que nada más entrar en la pestaña de Stadia el mando de Xbox ya está asociado. No hay que emparejarlo ni configurar. Entro y salgo de juegos como Gylt, Metro Exodus o Little Nightmares II sin pasos previos.
Dicho lo cual, existen una serie consideraciones:
- Nada más entrar en Metro Exodus saltó una notificación en la que se me avisaba que la calidad y presentación de juego se ajustó automáticamente a la nueva pantalla. Mi anterior partida, todo sea dicho, fue en un televisor 4K vía Chromecast.
- La respuesta es sensacional, incluso en juegos como F1 2020 o Samurai Shodown. No al nivel altamente competitivo, recordemos que es streaming en remoto, pero realmente satisfactorio.
- Si en lugar de usar el cable de ethernet apuesto por el Wifi me encuentro eventualmente tirones y bajadas de resolución. En este caso, lógicamente, se trata de la ubicación de mi consola y la señal de red que recibe más que de las posibilidades de la plataforma en sí. Hay soluciones, claro.
- Lógicamente, que se trate de juegos en nube significa -como dijimos- que se ejecutan en remoto, con lo que los tiempos de carga superrápidos o las resoluciones de vanguardia de la propia consola se pierden por el camino.
A cambio, y esto es lo más importante, puedo jugar a las versiones de PC de Cyberpunk 2077, DOOM Eternal, Mortal Kombat 11 o Red Dead Redemption 2 sin que éstas reclamen un triste mega de espacio en la consola. Actualmente, solo esos cuatro juegos reclaman casi la mitad de los aproximadamente 800 GB de espacio real de la consola.
Con todo, existen varios puntos que no deben ser pasados por alto. En mi caso, como comenté, no he podido configurar el mando de Stadia. Y pese a que no lo he echado en falta para jugar, hay prestaciones muy concretas a las que no he tenido acceso con el mando de Microsoft. Incluyendo la opción de realizar capturas de pantalla. Y lo mismo pasa con los DualShock 4, el cual es fácil de asociar en las versiones de Stadia para PC o móviles.
Como plataforma de juego, Stadia se acomoda de manera muy natural al mando de Xbox traduciendo los botones y el uso de los sticks y crucetas sin pasos previos. Sin embargo, dado que no está optimizada para jugarse en Edge, nos topamos con curiosas limitaciones a las que hay que sumar el hecho de desenvolvernos en un navegador web -y movernos entre pestañas- usando un mando de consola.
Dicho lo cual, es más que evidente que Xbox Series X no es la manera más cómoda y eficiente para jugar a Stadia en un televisor. Al menos de momento. Tampoco es la más económica. Tenemos soluciones mejores, como el Chromecast. Sin embargo, la llegada de Stadia es un precedente demasiado potente y un gran hito para la consola de Microsoft. Especialmente, con la vista puesta en su propia alternativa de juego en nube.
Chromium le sienta de maravilla a Microsoft Edge, y todavía más a Xbox
Más allá de los videojuegos, Xbox Series X y PS5 tienen muchas apps en común. Sin embargo, hay una ausencia en la sobremesa de Sony de la que no se habla demasiado: las PlayStation de nueva generación carecen de navegador web. Técnicamente, existe uno, pero no se puede acceder a través de las vías normales.
Y, si bien, parece ser una prestación menor dentro de lo que ofrece la consola de Sony, Microsoft se encuentra reforzando de manera sibilina este aspecto en la familia de sistemas Xbox y, en el proceso, disparando todavía más las posibilidades y límites de estas.
Si bien la aplicación Edge está disponible en todos los modelos de Xbox, el futuro de las búsquedas tiende curiosos lazos con Google. O más bien, con su tecnología: el nuevo Microsoft Edge está basado en Chromium, un navegador web de código abierto desarrollado por Google.
Y pese a que actualmente este nuevo Edge basado en Chromium se encuentra fase de testeo, conviviendo con la versión actual de Edge, los primeros beneficios ya están empezando a descubrirse: el juego en Stadia es solo la punta de una lanza en la que destacan otros grandes nombres propios como Discord o Skype, los cuales funcionan de manera natural. E incluso GeForce Now.
De hecho, incluso hemos jugado a diferentes juegos FRIV desde Edge en Xbox Series X y, pese a no tratarse de juegos de gran calibre, las sensaciones son igualmente positivas.
Quizás Edge sea el navegador “menos favorito” de todo el mundo, pero su nueva versión es una potente puerta a nuevas experiencias desde la propia consola. Una alternativa para acceder a nuevas plataformas de juego o formatos que funcionan desde web e incluso interactuar con la propia consola y otros jugadores. Un impulso extra para el cada vez más prometedor proyecto de juego en nube de Microsoft, con el Game Pass como caballo de batalla.
Y, en el proceso, una ventana más a Google Stadia y su catálogo de juegos. Porque ahora mismo hay dos maneras de jugar a DOOM Eternal en Xbox: instalándolo en la consola con todas las ventajas que eso supone o jugarlo en nube sin tener que hacer malabarismos con el almacenamiento interno.
La experiencia de Stadia en Xbox es realmente buena, pero no es perfecta. Al menos, tanto como en otros dispositivos. Y no poder configurar el mando de Google es un asunto a atender más pronto que tarde. Pero si algo hemos sacado en claro de esta nueva -y renovada- etapa de Microsoft la industria de los videojuegos es su nuevo mantra: mientras más posibilidades, mejor. Y realmente cuesta quitarles la razón.
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