Las aventuras de Goku no acabaron con el final de impreso en el Shonen Jump ni se quedaron en el último episodio de Dragon Ball Z. Toei Animation dio continuidad a la obra de Akira Toriyama a través de dos series animadas: una Dragon Ball GT en la que el propio autor poco tuvo que ver y una Dragon Ball Super escrita por el genio nipón. Y si bien en muchos puntos ambas coinciden y en otros se contradicen, existe un consenso en que la autoría de Toriyama prevalece.
Lo que no es tan sabido es que en el amplio margen de tiempo que separa la emisión en antena del Grand Tour del pequeño Goku y el estreno cinematográfico de la Batalla de los Dioses, el revulsivo de la última serie animada, el célebre creador de Dragon Ball, Kowa o Dr. Slump ya imaginó cómo era el futuro del Dragon World. Es más, invitó a los fans a formar parte de él.
Dragon Ball Online fue un MMORPG (es decir, un juego de rol que transcurre en un mundo abierto online) cuyos acontecimientos nos llevan al año 1.000 de Dragon Ball. Es decir, han transcurrido 216 años desde Goku se despidió de los lectores en la última viñeta del manga. Un periodo de tiempo en el que, por cierto, han pasado una barbaridad de cosas.
El papel de Toriyama en la ecuación no era simbólico, sino esencial: el creador del manga tuvo el total control creativo y supervisó todos los aspectos del juego, desde el apartado artístico al modo en el que se plasmaba la trama. Pasando, lógicamente, por el diseño de los personajes. Y no es para menos, Dragon Ball Online estaba llamado a ser la continuación de su obra.
El proyecto fue desarrollado a nivel internacional entre los estudios NTL Inc. (Corea) Shanda Games (China) y el propio Bird Studio de Toriyama afincado en el país del sol naciente. Y, como tantos prometedores MMORPGs, se vio obligado a cerrar sus puertas antes de expandirse más allá del territorio asiático.
Sin embargo, su legado y el enorme trabajo de fondo elaborado para él si ha conseguido perdurar gracias a proyectos posteriores, como Dragon Ball Xenoverse o Super Dragon Ball Heroes. Por no hablar, claro, de reciente iniciativa por resucitar sus servidores.
Dicho lo cual, uno de los aspectos más fascinantes de Dragon Ball Online es el mimo que los estudios involucrados (y el propio Toriyama) pusieron a la hora de recrear su lore. Qué ocurrió durante esos más de doscientos años de historias en el mundo (y el universo) Dragon Ball para fascinar a los jugadores y fans y, lo más importante, qué legado dejaron nuestros personajes favoritos.
Por ello, en VidaExtra te hemos elaborado una suerte de cronología de los acontecimientos de Dragon Ball Online. Un ameno repaso a ese Dragon World no tan conocido y que fue creado expresamente para los fans de Goku y compañía.
El mundo de Dragon Ball sin Goku (y sin las dragon balls)
Diez años después de la batalla en el planeta kaioshin, Goku volvió a participar en el Tenkaichi Budōkai, el mayor evento de artes marciales del mundo. ¿El motivo? El saiyan que había salvado la Tierra y el propio universo en numerosas ocasiones confiaba en que un poderoso luchador estaría presente en el evento y deseaba conocer el alcance de su fuerza. Goku no solo estaba en lo cierto, sino que quedó asombrado.
Su rival era Uub, la reencarnación del pequeño Buu al que se enfrentó y venció gracias a la energía de todos los habitantes del universo. Pero también un pequeño niño proveniente de un pueblo muy humilde. Así que, en lugar de concluir su combate, el saiyan decidió despedirse de su familia y amigos para dedicarse a entrenar a aquella promesa.
El mundo necesitaría nuevos héroes y, claro, Goku también ansiaba luchar de nuevo contra aquella demoledora fuerza.
Así, Toriyama decidió dejar la puerta entreabierta en lo referente al futuro de sus personajes, dando el testigo a una nueva generación de héroes y aventureros, asegurando a sus fans en la última de las viñetas del manga (sin contar con su nota de despedida) que todo iría bien.
Seguro que aún les quedan muchas historias emocionantes por vivir. Pero no os preocupéis, superarán cualquier peligro. ¡Para eso están las dragon balls!
Akira Toriyama había hecho varios regresos al Dragon World desde que cerrase el manga. A veces en clave humorística a través de cameos, colaboraciones e incluso parodias propias (como Neko Majin Z) y otras regalando pequeños apuntes e historias cortas. Sin embargo, sería con su implicación en el proyecto Dragon Ball Online donde no sólo retomó el curso de su historia, sino que su Bird Studio tomó derroteros distintos a los de Dragon Ball GT de manera abierta.
Por supuesto, el primer acontecimiento registrado en esta nueva etapa nos devuelve a los orígenes de Dragon Ball. En el año 779, cinco años antes de que Goku se plantease ir a entrenar con Uub, la famosa criminal Lunch reaparece haciendo ruido en las noticias: acaba de lograr su 100º escapada de prisión. Al año siguiente, el malvado emperador Pilaf intentaría conquistar el mundo sin éxito. Todo estaba como siempre y en su sitio.
Sería en el año 787 (años después de los sucesos de Dragon Ball Z y Dragon Ball Super y con Goku entrenando a su nuevo discípulo) cuando se producirían dos nuevos sucesos singulares:
- Por un lado, la todavía creciente la popularidad de Mr. Satan y Mr. Buu a nivel mundial ha inspirado a toda una generación, quienes encuentran en las Artes Marciales mucho más que un deporte. Es más, los participantes en el Tenkaichi Budōkai son cada vez más prometedores.
- Por otro, Dende decidió desactivar las dragon balls. Y no solo por la propia desaprobación de los kaioshins, sino porque consideró que el universo estaría en riesgo mientras estuvieran dispersas por el mundo.
El inicio de una nueva era de héroes
En el año 790 ocurriría un hecho insólito: Mr. Buu, el nuevo nombre de Majin Buu, encontraría por casualidad una de las revistas para adultos de Mr. Satan. La obra en cuestión, titulada Bob & Margaret, despertará la curiosidad de la criatura, creando ese mismo año y a través de su magia una versión femenina de sí mismo: Miss Buu.
Un año después, y a través de la técnica del Love Beam, la pareja tendría el primero de sus muchos retoños.
Mientras tanto, Gohan continúa su carrera como científico e incluso se encuentra investigando para un libro que tendría un enorme impacto en la humanidad: The Science of Ki-Control combina sus conocimientos académicos con lo aprendido sobre la energía vital a lo largo de su vida como luchador.
Y no sería la única fuente de inspiración para la nueva generación de héroes. Trunks y Goten, los hijos de Vegeta y Goku respectivamente, inauguraron en el año 804 la Kikoukenjutsu Sword School, una escuela de artes marciales cuyas técnicas canalizaban el muy creciente interés generado en torno la obra de Gohan.
Desafortunadamente, no todo el futuro del Dragon Ball son buenas noticias. En el 820, el mundo perdería a Mr. Satan, recibiendo un homenaje de talla mundial. Ese mismo año, el ejército galáctico de Freezer asaltará la Tierra, siendo contenido por los alumnos de la escuela de Trunks y Goten y sirviendo para que los Guerreros Z (los héroes del pasado) se reúnan una vez más.
Al año siguiente, Krillin abrirá la escuela del estilo Tortuga al mundo y Tien ShinHan hará lo propio con la escuela del estilo Grulla, dando en ambos casos el relevo, la filosofía y las técnicas de sus maestros a una nueva generación de héroes y justicieros terrícolas. Por otro lado, un Yajirobe entrado en edad comienza a cultivar las semillas del ermitaño más allá de la Torre de Korin.
Mientras tanto, la raza de los Majins siguió esparciéndose por la Tierra.
Nuevos peligros, nuevas aventuras
Estamos en el año 851 y dos fuerzas misteriosas han destruido el nuevo planeta Namek. Se especuló que se trataba de enemigos capaces de viajar por el tiempo, y aquello solo era la punta del iceberg: oscuras fuerzas provenientes del Reino de los Demonios comenzaron a sembrar el caos por el tiempo y el universo.
En consecuencia de la desaparición de su planeta, Moori, el gran anciano de Namek, se establece en la Tierra junto con varios cientos de namekianos, residiendo inicialmente en la Ciudad del Oeste y, posteriormente estableciéndose en su mayoría en las colinas de Yunzabit, reformándolas y bautizándolas como las Rocas de Porunga, el dios dragón de Namek.
En el año 853 los namekianos no solo habían propagado su cultura y conocimientos entre los terrícolas, sino que habían asimilado los de su nuevo hogar. De este modo, influenciados por el furor en torno a las Artes marciales, parte del pueblo considerado pacífico (con notables excepciones) comenzó a estudiar y entrenar sus excepcionales habilidades para el combate.
La Tierra en el año 900 es muy dispersa. Unos años antes, los Majiin celebraban el 100º aniversario de su raza. Mientras tanto, una estirpe de namekianos se tornó maliciosa y volvió a vestir los hábitos del malvado rey Piccolo. Incluso comenzaron a aparecer vasallos oscuros, amenazadoras mutaciones namekianas como las que aterrorizaron el planeta cientos de años atrás.
Más allá de la Tierra, las fuerzas emergentes del ejército de Freezer continuaron operando a lo largo del espacio, haciendo incursiones eventuales en el planeta.
En cuanto a los terrícolas, si la pasión por las artes marciales se popularizó, también ascendió en consecuencia la criminalidad. Y ahí no acaba la cosa: varias facciones comenzaron a alterar la paz en el planeta como el Ejército de los Red Pants liderado por el Androide 9 y el General Bon; o la banda de Paella (el sucesor de Pilaf) quienes en el año 988 reclamarán para sí la región de Kinoko.
Ante este caos, Dende, el Dios de la Tierra, decide devolver las dragon balls a su actividad, limitando previamente sus poderes.
En ese contexto, el mundo daría un enorme salto en lo referente a la tecnología: la tierra delegó a los habitantes del planeta Yadrat que enseñaron la técnica del Shunkan Idō a Goku (el cambio de lugar instantáneo) la creación de unas máquinas de teletransporte. Algo muy conveniente para el juego.
En el año 999 el Trunks del futuro alternativo asentará en la Tierra una nueva división de héroes: los Patrulleros del tiempo. Y es entonces cuando todo está listo y alineado para que Dragon Ball Online le de al jugador la oportunidad de participar en su mundo.
Así, llegamos al año 1.000 del Dragon World. La Tierra ahora es un crisol de culturas y razas. Pero también una fuente inagotable de aventuras. Lo cual, sumado a la incombustible pasión por las artes marciales, lo convierte en un contexto fascinante para nuevas historias y batallas apoteósicas contra las emergentes facciones que amenazan la paz.
Y ahí no acaba la cosa: Trunks lidera su propia patrulla de justicieros temporales, honrando el legado de las dragon balls y sirviendo como punto de partida (e invitación) a Dragon Ball Online.
El legado de Dragon Ball Online
Dragon Ball Online cerró sus servidores en 2013, pero Bandai Namco ha continuado aquellas ideas de Toriyama hasta nuestros días a través de sus videojuegos. E incluso más allá: tras la emisión del último capítulo de Dragon Ball Super en televisión comenzó a llegar a las pantallas niponas Super Dragon Ball Heroes, un nuevo anime que parte de estos acontecimientos como premisa.
Está claro que algunos de los sucesos de Dragon Ball Super -incluyendo el manga de Toriyama y Toyotaro- no cuadran (al menos de momento) con la trama de Dragon Ball Online. A fin de cuentas, el artista nipón tiene menos recuerdos de su propia obra publicada que sus propios fans. De hecho, salvo que se diga lo contrario, estos 2016 años de historia parecen estar en sintonía con esas historias alternativas, como las OVAs de los 90. Y, en consecuencia, fuera del canon.
Siendo justos, conviene tener en cuenta que el modo en el que se estableció el propio lore del MMORPG antes de su lanzamiento da pie a que haya cambios muy drásticos en las líneas del tiempo. Cambios como la referida destrucción del nuevo planeta Namek. Al final, todo queda reducido a la palabra de Toriyama y la predisposición de los fans.
Por su parte, varios de los personajes clave diseñados para Dragon Ball Online han aparecido en la mayoría de juegos publicados por Bandai Namco por todo el mundo, incluyendo títulos tan diversos como Dragon Ball Z: Extreme Butoden, Dragon Ball Xenoverse o, más recientemente, Dragon Ball Z: Kakarot, donde Trunks y su patrulla del tiempo toman parte y, de paso, dan al jugador una suerte de engdame.
Dragon Ball Online no fue rival para World of Warcraft, pero el lore y el contexto de creado para este juego tenía poco o nada que envidiar a las tramas de Blizzard. Y lo que es más difícil: se atrevió a dar una soberbia continuación al manganime de culto, permitiendo que nuevos héroes tomen el relevo de aquellos personajes con los que crecieron generaciones enteras.
Sin embargo, lo mejor de todo es el modo -sutil, pero magistral- en el que ese relevo que siempre quiso dar Toriyama a Goku acaba en manos de sus propios fans. Permitiéndoles volar, lanzar cañones de energía y vivir aventuras en los escenarios de la etapa más aventurera de su obra.
De manera consciente (o no) el maestro del manga puso el futuro de su obra en manos de aquellos que más la disfrutaron. Y, al tomar forma de videojuego, le dio vida propia. Ante eso, uno solo puede quitarse el sombrero.
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