30 años después, la eterna guerra entre la Alianza y la Horda regresa a su punto de partida: tanto el clásico Warcraft: Orcs & Humans de 1994 como el sensacional Warcraft II y su expansión son remasterizados -de manera oficial- para conmemorar el éxito de la franquicia estrella de Blizzard. La otra realidad es que los californianos debían haberle dado un extra de mimo tanto a los juegos que definieron su legado, como a los jugadores que lo disfrutamos: el nuevo apartado visual no cubre sus carencias y decisiones poco afortunadas. ¿Un desastre? Como verás, más bien se trata de una oportunidad perdida.
Que no se me malinterprete: hace casi cinco años estuve en primera fila jugando (y analizando) un Warcraft III Reforged que llegó en tiempo récord hasta lo más bajo de Metacritic. La fórmula original seguía funcionando, pero está claro que por el camino se fueron perdiendo aspectos clave y hubo promesas incumplidas. El problema de Warcraft I Remastered y Warcraft II Remastered no tiene tanto que ver con lo segundo, pero lejos de ser la celebración especial de ambos juegos nos topamos con un doble relanzamiento que carece de cualquier pretensión de deslumbrar. Y que el precio de cada uno por separado sea atractivo no es excusa.
La razón de existir de Warcraft I Remastered y Warcraft II Remastered debería ser algo más que acomodar lo que se muestra en pantalla a los monitores actuales. No, en un año en el que todo el mundo se ha esmerado en preservar la excelencia original de sus grandes sagas. Mario vs. Donkey Kong, Epic Mickey, Dead Rising... ¡hasta tuvimos un remaster de The Last of Us II! Todos ellos renegaron de la nostalgia para adaptarse a los tiempos, las exigencias de quien juega y acertar con quien simplemente viene de paso. Pero lo que ofrece Blizzard es en esencia lo mismo, más bonito y con sonadas ausencias.
Como resultado nos encontramos con un paradigma: si lo que realmente buscas es reencontrarte con la experiencia original de las seis campañas vas a ir servido, pero la otra realidad es que las mecánicas del Warcraft: Orcs & Humans original no han envejecido tan bien frente a otras sagas clásicas de estrategia en tiempo real que han regresado. Al menos, ya te adelanto que todos los trucos originales de ambos juegos siguen funcionando, pero entonces nos topamos con el gran problema: ¿si tienes que hacer trampas dónde está la gracia?
Si fueran dos remasters lanzados hace diez años se podría pasar por alto, pero no en un momento en el que las grandes sagas de estrategia renacen y ponen al día tan bien sus entregas originales. La propia Xbox Game Studios lo entendió y se lució a la hora de devolver a la vida Age of Empires. Precísamente por ello es tan extraño toparnos con dos propuestas que no solo pedían, sino que debían haber sido mejores, más atractivas y, en última instancia, ser el gran regalo de cumpleaños por los 30 años de Warcraft por parte de Blizzard.
Índice de Contenidos (6)
- ¿Qué hay de nuevo en los remasters de los Warcraft clásicos y qué nos falta?
- Entonces, ¿cómo es jugar al primer Warcraft 30 años después?
- Si tienes que elegir entre ambos, que sea por Warcraft II Remastered
- La opinión de VidaExtra
- Precio de Warcraft I Remastered y Warcraft II Remastered
- Duración de Warcraft I Remastered y Warcraft II Remastered
¿Qué hay de nuevo en los remasters de los Warcraft clásicos y qué nos falta?
Dos juegos, seis campañas y una única premisa: enfrentar a Humanos y Orcos por el control de cada escenario a base de maña y fuerza. La fórmula de estrategia en tiempo real es prestada de otros juegos como el DUNE 2 de Westwood, pero Blizzard irrumpió con una merecida gran fuerza en el mercado y dentro del género en un 1994 lleno de alegrías haciendo que lo que ya funcionase en otros lados aquí resultase especial. Tres décadas después, aquel Warcraft: Orcs & Humans empeñado en asombrar al jugador regresa y casi deja sensaciones de conformismo.
La gran baza de Blizzard con estos remasters pasa por hacerles una actualización visual y sonora: ahora ocupan toda la pantalla (aunque puedes jugar en modo ventana) y cada elemento ha sido redibujado. Sin embargo, el estilo visual elegido se aleja de esa estética que esperamos de los clásicos de la compañía o de los juegos más recientes, sino que todo parece casi calcado y delineado por encima sin prestar demasiada atención a los detalles.
Se podría decir que para gustos los colores, pero pulsando la tecla "F5" puedes recuperar el aspecto clásico o regresar al moderno y entonces el contraste a la hora de medir el salto de calidad no tarda en aparecer: las unidades y los edificios son lo mismo pero más nítidos y con los bordes más definidos, pero siempre tienes la impresión de que se podía haber logrado algo más cuidado. Más elaborado y especial. Sobre todo, cuando se trata de más que un juego: estamos hablando de los cimientos de Blizzard.
La primera gran ausencia de Warcraft I Remastered no tarda en asomar: nada de modos online. El menú principal ofrece dos experiencias: la campaña y la posibilidad de crear partidas personalizadas. Y eso es algo grave ya que pese al atractivo de su trama vista desde la perspectiva de los orcos o los humanos, Blizzard ideó el juego para que se luciese realmente al competir en sus modos multijugador. De hecho, incluso se inspiró en el primer DOOM de id Software lanzado un año antes para colmar de opciones y ofrecer una experiencia óptima con aquellos modems de la época e incluso ofrecer partidas LAN.
Por el contrario, la secuela y continuación directa Warcraft II Remastered si ofrece la posibilidad de jugar online, pero de manera realmente decepcionante para los tiempos que corren: se ha optado por un simple sistema de salas en el que se tarda mucho en empezar una partida. Y no es precísamente porque no me haya topado con jugadores o por ser excesivamente complicado. Nada de partidas igualadas ni de rango. Y pese a ello la otra gran ausencia de este juego y el primero es carecer de aquellos editores de mapas de la época. Y no lo vamos a negar: Blizzard se habría anotado un gran tanto abriendo esa puerta.
Las opciones son muy, muy justas más allá de poder colocar la interfaz al gusto y si eres daltónico -como yo- me temo que seguirás confundiendo los bandos y lo que se muestra en el minimapa. En cuanto al sonido tenemos sensaciones encontradas: hemos perdido los doblajes al castellano de los originales, pero se ha reorquestado la banda sonora, aunque puedes volver a poner la original cuando quieras. ¿Y qué pasa si no has tocado ningún juego? Blizzard prefiere no hacer nuevos tutoriales y en Warcraft II Remastered habilita ayudas que aparecen en una ventana al principio de cada partida. Definitivamente se podía haber hecho mejor.
Entonces, ¿cómo es jugar al primer Warcraft 30 años después?
Jugué a Warcraft: Orcs & Humans en su época y lo disfruté como un niño, porque además lo era: deliciosamente sencillo, pero a la vez profundo y estaba colmado de detalles y referencias a todas esas obras de fantasía que me obsesionaban en mi paso hacia la adolescencia. De hecho, hubo un momento en el que Blizzard coqueteó con que fuese un juego basado en la franquicia de Warhammer Fantasy, y eso se nota una barbaridad en el resultado, pero prefirieron hacer algo que fuese propio, especial y muy cuidado. Por eso, al ver que las pocas cinemáticas del remaster han sido pobremente reescaladas con una Inteligencia Artificial ya empecé a arquear la ceja.
Warcraft I Remastered se mueve en un extraño limbo en el que, más allá de la interfaz de juego durante la partida, nos topamos con menús que parecen desfasados en lugar de evocar la nostalgia y soluciones rápidas ante la disyuntiva de hacer cada cosa con un extra de mimo: cuando ves que la manera en la que se conectan las masas forestales, las formaciones rocosas o la silueta de las cosas y ríos de los escenarios está tan poco disimulado te paras a pensar si alguien consideró que al jugador sencillamente le daría igual que quedase así. Pequeños detalles que, poco a poco, suman.
Lo cierto es que cada unidad, edificio, retrato e icono ha sido recreado (o calcado) para dar la sensación de que estamos ante lo más fiel a lo que vimos hace tres décadas, pero al final se podía y debía haber aspirado a ofrecer algo más que chapa y pintura para un clásico que, por cierto, lleva años disponible en Battle.net y prácticamente una década en GOG: como juego fundacional de la saga ofrece enormes carencias a quienes llegan de nuevas y pocas oportunidades de alentarlos a profundizar en sus mecánicas más allá de la campaña. Sobre todo, cuando no hay multijugador.
Porque Warcraft: Orcs & Humans es un juego que traerá enormes recuerdos a quienes lo jugaron, pero ya no es ese juego perfecto para iniciarse en esta saga o a la estrategia en tiempo real frente a otros juegos más sencillos y recientes. Salvo que deseemos desentendernos de la historia y la experiencia clásica en este remaster y empezar a introducir los trucos recurrentes (fundamentalmente escribir "Pot of Gold" en la barra de un chat que literalmente no tiene más usos en esta versión) para avanzar a paso ligero.
Hay alguna adición, que conste. Como verás en nuestras capturas ahora puedes ver la barra de salud y magia y alguna referencia al pasear el ratón por la pantalla. De hecho, seleccionar unidades es más sencillo y práctico, pero la inteligencia de nuestros personajes y la de nuestros rivales no se ha tocado: salvo que el enemigo esté muy cerca no reaccionarán de manera autónoma.
Warcraft I Remastered podía haber redondeado su valor introduciendo nuevas cinemáticas, misiones de tutorial, un sistema de pruebas y objetivos o algo tan absurdo como ser consecuente y, ya que no vas a reusar las mismas unidades que en la secuela remasterizada, hacer que los brutos (las unidades básicas de guerreros orcos) tengan los mismos cuatro dedos que en las ilustraciones que se nos muestran antes de cada misión. Porque el nuevo aspecto te podrá gustar más o menos, pero es en los pequeños detalles donde la iniciativa más cojea.
A modo de curiosidad, y pese a los requisitos mínimos, este remaster solicita 680 Megas de espacio libre en el disco duro mientras el Warcraft: Orcs & Humans de Battle.net, el original, apenas me pide 60 Megas. Desafortunadamente, una vez completadas ambas campañas y más allá de curiosear con las partidas personalizadas en solitario no hay mucho más que exprimir en este juego. La ausencia del online le pasa una sonada factura. La buena noticia es que Warcraft II Remastered sí te permitirá jugar con amigos y desconocidos al estilo "old school".
Si tienes que elegir entre ambos, que sea por Warcraft II Remastered
Solo había pasado un año entre el lanzamiento del primer Warcraft y su secuela (llamada Warcraft II Tides of the Darkness) pero el salto de calidad fue alucinante, y no solo en lo visual: Blizzard se sacó de la chistera montones de nuevas unidades, nuevos árboles de construcción, una historia mucho más rica y profunda y abrazó la experiencia competitiva con montones de lecciones aprendidas sin descuidar el culto a los pequeños detalles. Elementos que siguen presentes (aunque sin sorpresas) en su más reciente revisión de 2024.
Warcraft II Remastered incluye tanto el juego original (Tides of Darkness) como la colosal expansión Beyond the Dark Portal ofreciendo un total de cuatro campañas a razón de dos para los humanos y dos para la raza orca. De hecho, al comenzar el modo historia podemos empezar por la que queramos, aunque lo más acertado es seguir la cronología aunque lo que finalmente impera es la genuina sensación de estrategia por turnos... o la carrera desesperada por ver quién hace antes un ejército de unidades voladoras y arrasa de manera triunfal con el resto de bases.
Como comentamos, Blizzard no recicla ni un solo contenido del remaster de Warcraft: Orcs & Humans, por lo que cada icono, unidad y sonido han sido creados de manera específica tal y como se hizo en su día. Con todo, el estilo visual y los resultados en pantalla no llegan a ser muy diferentes. ¿Hubiera sido mejor dar el salto de los nuevos sprites HD a modelos 3D? Nos tememos que no lo sabremos, y el juego se prestaba a una de esas "Definitive Edition" que tuvieron otros grandes clásicos de la estrategia; pero la opción de recuperar los gráficos y la relación de aspecto originales con un botón acaba siendo mucho más agradecida.
Es una lástima que se pierdan las voces en español que escuchamos en la época o que no se hayan grabado unas nuevas. Como comentamos, son los pequeños detalles ausentes los que lastran el resultado, pero en esta ocasión se incluyen junto con las campañas y las partidas personalizadas -con muchas más opciones- la experiencia online de Warcraft II Remastered. Eso sí, experiencia en singular y no tan buena e interesante como la que podríamos esperar en un juego de estrategia lanzado en 2024.
Jugar online en Warcraft II Remastered implica elegir o crear una sala de juego y esperar a que los que llegan ahí se organicen. De hecho, técnicamente no hay la opción de elegir servidores, hay muy pocas opciones antes de comenzar la partida (elegir mapa, los recursos, la velocidad de juego y poco más) y te confieso que en la gran mayoría de partidas echadas lo normal es que la mitad de los rivales y aliados acaben saliéndose antes de tener medio organizada su base. ¿Por qué quedarse en la batalla si no hay registros, estadísticas ni penalizaciones? Y eso, todo sea dicho, condiciona gravemente tanto el resultado como la experiencia.
A nivel de contenido Warcraft II Remastered es mucho más atractivo y completo que el tratamiento dado a la primera entrega, pero ser mejor no lo convierte en una celebración: Blizzard pudo haber implementado mejores opciones para jugar online, más ajustes en general y, sobre todo, rescatar los editores de niveles o hacer unos nuevos para que los jugadores diesen rienda suelta a su creatividad. El resultado: más que una celebración del legado de ambos juegos, nos encontramos con una edición que luce mejor. Pero no lo suficientemente bien como para dejarnos tan embobados como se logró en la época.
La opinión de VidaExtra
Sin paños calientes: Warcraft: Orcs & Humans y Warcraft II merecían un tratamiento mejor de cara al gran aniversario de la franquicia. Vaya por delante que las diferencias entre los remasters y los juegos originales saltan a la vista y se notan en el apartado sonoro, pero no deja de ser un sencillo tratamiento de chapa y pintura en el que en lugar de recuperar la esencia y el espíritu con el que los clásicos que sentaron nueva cátedra se apuesta por darles mejoras superficiales. Sin llegar a captar la enorme pasión de sus creadores ni su empeño por hacer que los pequeños detalles de cada juego por separado conviertan lo que ya era bueno en algo genuinamente especial.
Es una lástima que con los dos remasters de Warcraft no se haya ido más allá de lo superficial en un tiempo en el que todas las sagas de estrategia se están volcando de lleno en recuperar su legado y expandirlo. En usar los clásicos renovados no solo como trampolín para lanzar nuevas entregas, sino también para darles legítima nueva vida a través de sus modos multijugador que, sin pretensiones, han logrado que los nostálgicos y los apasionados por los combates y la construcción en tiempo real se encuentren y compartan partidas. La otra realidad es que el futuro de la estrategia entre la Alianza y la Horda pasa por Warcraft Rumble.
Warcraft I Remastered y Warcraft II Remastered no son juegos de estrategia que rozan el nicho por su empeño de cerrarse herméticamente a ofrecer lo justo y necesario, no habilitar editores que impulsen la creatividad de los fans y, en el caso de la secuela, ofrecer un multijugador sin la genuina aspiración a fomentar el nacimiento de una nueva comunidad de fans de los clásicos desde ahí. Y eso, sumado a la falta de opciones y detalles, empaña lo que en otro caso habría sido la gran celebración del legado de la franquicia.
Los dos primeros Warcraft merecían una edición definitiva, y no estos remasters; pero al final toca juzgar cada juego por lo que es y lo que ofrece y no por lo que podía haber sido, y partiendo únicamente de esas, Warcraft I Remastered y Warcraft II Remastered acaban siendo la excusa para rejugar las dos campañas. Para regresar a las raíces de una saga y, finalmente, entender lo mucho que ha crecido y evolucionado la estrategia y la propia saga a lo largo de tres décadas.
Precio de Warcraft I Remastered y Warcraft II Remastered
El precio de Warcraft I Remastered es de 9,99 euros en Battle.net para PC, mientras que Warcraft II Remastered (el que tiene multijugador online) está valorado en 14,99 euros. Conviene tener en cuenta que la segunda entrega incluye también todo el contenido de la edición Beyond the Dark Portal.
Además de poder comprarse por separado, Blizzard ha puesto a la venta el Warcraft Remastered Battle Chest por 39,99 euros en Battle.net que incluye ambos remasters, la edición completa y recientemente actualizada de Warcraft III Reforged y las copias clásicas de Warcraft: Orcs & Humans y Warcraft II: Battle.net Edition que funcionan con un emulador de DOS. Un precio que queda reducido a la mitad si ya tenemos el remake de la tercera entrega.
Duración de Warcraft I Remastered y Warcraft II Remastered
La duración de Warcraft I Remastered está en torno a las 15 horas (si no haces trucos) dado que se trata de dos campañas completas de unas siete horas cada una. Aparte tienes las Partidas Personalizadas para curiosear, lo cual extiende su rejugabilidad pero es algo absolutamente opcional y sin recompensas o desbloqueables.
La duración de Warcraft II Remastered es algo mayor y completarás sus cuatro campañas, incluyendo las expansiones, en más o menos 20 horas si tienes un poco claro cómo funcionan sus unidades y no usas las trampas. También tienes las partidas personalizadas para jugar en solitario, pero lo interesante es que tiene habilitado el multijugador online, aunque no hay partidas rápidas ni igualadas, sino un sistema de salas, lo cual eleva la rejugabilidad y duración.
Warcraft I Remastered y Warcraft II Remastered
Plataformas | PC (Battle.net) |
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Multijugador | Solo Warcraft II Remastered |
Desarrollador | Blizzard |
Compañía | Xbox Game Studios / Activision Blizard |
Lanzamiento | 14 de octubre de 2024 |
Lo mejor
- Blizzard recupera los dos clásicos que cimentaron su mayor franquicia
- Los nostálgicos podrán recuperar los gráficos originales con un solo botón
Lo peor
- Warcraft I Remastered carece de multijugador y el de Warcraft II Remastered ofrece lo justo
- Se echa en falta los editores de niveles y más opciones para los jugadores
- Ambos juegos se merecían el tratamiento de ediciones definitivas y un mayor cuidado para preservar la excelencia original
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