Hace ya dos años que pudimos ver por primera vez Bright Memory: Infinite y el escaparate escogido por FYQD Studio fue uno de los más indicados. La obra puso las cartas encima de la mesa presentándose como una de las bazas principales para la nueva generación en Xbox Series X/S. ¿Los argumentos? Unos gráficos de escándalo y una jugabilidad de ensueño.
Ahora, tras un lanzamiento el año pasado en PC, le llega el turno de adaptarse al terreno de las consolas PS5, Xbox Series y Nintendo Switch. Es cierto que tiene sus tropiezos, pero se agradece poder disfrutar de juegos que se desmelenan para que nos sintamos imparables.
Arrasa con lo que veas y generoso no seas
A los habituales de Shadow Warrior nos les pillará con la guardia baja la propuesta llegada desde Asia. Desenfreno, caos, gore y toneladas de balas surcando el aire ante nuestros ojos, junto con una buena ristra de habilidades para dejarnos con la boca abierta. Lo que en su momento parecía una demo técnica no engaña en ningún momento.
El despliegue visual de Bright Memory: Infinite es realmente asombroso, especialmente en todo lo referente a los efectos climáticos, luces y la ambientación general. La tormenta incesante, las hojas volando por el aire, la sangra salpicando en todo momento... es un placer poder jugar a un ritmo infernal con semejante apartado gráfico.
Podemos sacarle un buen partido a la obra si disponemos de una pantalla capaz de soportar los 120FPS que es capaz de escupir. Tampoco nos quedamos cortos si optamos por los 60FPS, los cuales van como la seda y podemos alcanzar hasta resolución 4K.
Ni una sola queja en este sentido, que además se ve potenciado por un ray tracing que marca la diferencia. En el caso de PS5, sistema en el que he jugado, el DualSense presenta la clásica resistencia en los gatillos cuando disparamos o una vibración que se extiende por todo el mando, si bien no es nada realmente espectacular, quedándose lejos del pico que marcó Astro's Playroom.
Con estas marcas visuales nos lanzamos a un campo de batalla repleto de posibilidades. La trama nos pone en la piel de Shelia, una agente que se encuentra con el complicado dilema de lidiar con un agujero negro sobre el cielo durante el Año Nuevo Lunar. A través de enfrentamientos con militares y toda clase de demonios surgidos de la mitología china, comprobaremos que nadie es inmune a buena granada en la cara.
Dispara y nunca preguntes
No nos engañemos, la historia tiene su peso constante con conversaciones por radio y escenas cinemáticas, pero no deja de ser una mera excusa a la que prestar poca atención cuando tenemos un rifle de asalto en la mano. Junto al arma de fuego de medio alcance, contamos con una escopeta, una espada sacada de un mundo de fantasía y el llamado brazo exo, capaz de emitir ondas de choque devastadoras.
Con este set principal comenzamos a repartir estopa por niveles mayormente pasilleros, pero en los que la acción es constante. Somos muy superiores a prácticamente cualquier enemigo que se nos pone enfrente y el juego quiere que lo notemos en cada momento. Devolver disparos haciendo un parry con la espada a lo Ghostrunner, desmembrar completamente a un soldado incauto con un solo botón o lanzar por los aires a un rival para ajusticiarlo con la hoja de metal son acciones típicas.
Y todas ellas tremendamente satisfactorias. Bright Memory: Infinite consigue lo que muchos soñábamos hace un par de décadas con demostraciones tan apabullantes como la de Killzone 2. Ese nivel de cariño, de mimo para que las animaciones sean extremadamente fluidas, sin parones, son un deseo cumplido.
No contento con ello, el título nos va dando nuevos juguetes para la causa. Añadid a la ecuación un revólver o un francotirador, amén de que podemos mejorar todas las habilidades e incluso desbloquear movimientos nuevos. Para ello tendremos que encontrar una serie de coleccionables repartidos por los escenarios, al mismo tiempo que no nos quedaremos precisamente sin una gota de munición.
No habrá un solo instante en que veremos cómo no podemos dar de comer a las armas. Bright Memory: Infinite se encarga de que siempre estemos bien surtidos, lo cual termina siendo un arma de doble filo. Más allá de los proyectiles normales, contamos con las balas especiales, las cuales poseen efectos especiales como rastrear al enemigo, causar explosiones incendiarias o servir como bombas lapas.
Por tanto, cada vez que nos enfrentamos a alguno de los recurrentes jefes -y a las tropas normales- podremos pasar superar el desafío simplemente aporreando el gatillo hasta que caigan todos. Los dashes nos otorgan una velocidad endiablada, así que los encuentros más especiales en los que tendrían que ponerse a prueba nuestra pericia se terminan por superar de forma sencilla.
Sin embargo, a su vez siempre quieres hacer la jugada más épica, repetir ese instante en el que se produce una cámara lenta cuando dejamos sin pierna a un soldado. El juego invita muchísimo a recrearnos para dejar el listón de espectacularidad lo más alto posible.
Mirada al frente
Es semejante montaña rusa lo que sucede en Bright Memory: Infinite que se nos escapa entre los dedos, como un suspiro. En el apartado de la duración se deja ver que hablamos de un proyecto unipersonal, pues en menos de dos horas nos ventilaremos todo lo que tiene para ofrecer. Únicamente un modo campaña al que podemos acudir para escoger la escena que prefiramos y arrancar desde ahí nos espera posteriormente.
Un tren que prácticamente nunca se desvía del camino, pero las escasas ocasiones en las que lo hace tropieza de forma estrepitosa. En un momento determinado, nos quedaremos sin todo el arsenal, por lo que con cuchillo de carnicero en mano tendremos que ajusticiar por la espalda.
Una sección que corta completamente el ritmo y que no está nada bien resuelta, teniendo que realizar la animación de atacar para que salte una breve cinemática en tercera persona en la que vemos el ataque que realizamos.
Por otro lado, se agradecería que no se pusiese freno a la acción de forma tan reiterada, con escenas cortas, para que todo fluyese todavía más. Aquí se echa en falta algún script, para que no sea tan evidente la carga. Además, tampoco han faltado algunos leves fallos técnicos respecto a las transiciones o ciertos saltos en particular.
Por último, contamos con el juego totalmente traducido al castellano y con opción de voces en inglés, japonés o chino, lo cual casa como anillo al dedo con el contexto de la trama. Podemos personalizar con diferentes skins todas las armas y darles ese pequeño toque distintivo mientras agujereamos cuerpos, si bien las que podemos utilizar en Shelia la sexualizan sin pudor.
La opinión de VidaExtra
Bright Memory: Infinite es uno de esos prodigios técnicos con los que nos despertábamos por la noche hace años. El valor de que una sola persona, Zen Xiancheng, haya creado semejante despliegue visual le otorga un valor extra. Nos llevará mucho menos de una tarde superarlo, pero lo pasaremos de vicio durante la partida.
El arsenal de armas, junto con las habilidades especiales, son un buen abanico que desplegar para disfrutar de un par de horas repletas de frenesí. La espectacularidad es su principal carta de presentación y tan solo se ve lastrada por cortes de ritmo innecesarios que no aportan más riqueza al contexto del gameplay.
En consolas se ve de maravilla todo lo que sucede en pantalla. El salto a los sistemas de sobremesa se ha sobrepasado con nota y nos llega con traducción al castellano, lo cual siempre es de agradecer. Todavía se notan algunos pequeños defectos en el apartado técnico, seguramente producto de una obra creada por un equipo extremadamente reducido.
Bright Memory Infinite
Bright Memory Infinite
Plataformas | PC, Xbox Series, Nintendo Switch y PS5 (versión analizada) |
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Multijugador | No |
Desarrollador | FYQD Studio |
Compañía | PLAYISM |
Lanzamiento | 21 de julio de 2022 |
Lo mejor
- Un despliegue gráfico de aúpa
- Frenesí, acción y espadazos por doquier
- Perfectamente adaptado a consolas
Lo peor
- Los cortes de ritmo, como el sigilo, son una piedra en el camino
- Poca rejugabilidad para su escasa duración
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