El jugador de Pokémon GO que se encuentra en la Antártida ya puede jugar gracias a que Niantic escuchó su petición. Y no es el único

Una pareja de científicos se ha conocido gracias a que comparten la misma afición por el juego para móviles

Pokemon Go Invierno
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En diciembre os hablamos del caso de un jugador de Pokémon GO que había viajado hasta una base australiana de la Antártida, donde iba a tener que permanecer bastante tiempo por motivos de trabajo. Un problema que tuvo es que su actividad se veía demasiado limitada porque no había Poképaradas ni Gimnasios cerca de su ubicación, así que apenas podía capturar Pokémon, ni recolectar postales y tampoco tenía acceso a misiones para obtener recompensas.

Eso llevó a su novia a publicar un mensaje en Reddit en el que solicitó el apoyo de la comunidad para que le enviasen regalos, lo que le serviría para conseguir objetos, pero el mayor inconveniente seguía estando en el hecho de que necesitaba alguna Poképarada que estuviese cerca, porque sino no podría jugar apenas. Lo que ha sido toda una sorpresa es que al final Niantic se enteró de la situación y quiso ponerle remedio.

Tal y como informa un artículo de Independent, la compañía quiso aportar su granito de arena. Eso ha servido para añadir un par de Poképaradas en el lugar donde trabaja el científico australiano Raimon Hennessy, de 29 años, aunque su sorpresa ha sido mayor cuando gracias a esta situación se ha dado cuenta de que Pete Rizzo, otro compañero suyo de 60 años, también es aficionado a Pokémon GO.

Actualmente en la base están trabajando 28 personas y Raimon todavía tiene que permanecer allí hasta finales de año, de ahí que la ayuda de Niantic haya sido determinante para mejorar su experiencia y la de su compañero mientras permanezcan allí todo el tiempo que les quede. Como ha admitido él mismo, normalmente no tienen mucho tiempo libre, pero cuando tiene algún momento sin trabajo le gusta pasar el rato divirtiéndose con videojuegos:

No hay mucho tiempo libre aquí en la Antártida. Tenemos los fines de semana libres, pero todavía tenemos que hacer cosas los fines de semana.
Disfruto saliendo a caminar y sacando fotos de los paisajes con mi cámara, pero también me encanta jugar a videojuegos en mi ordenador cuando tengo tiempo. Eso me permite jugar con mis amigos de Australia.

Lo curioso es que Pete también había mandado a Niantic alguna solicitud sin éxito, por lo que él también ha salido ganando gracias a que se haya cumplido la petición de la pareja de Raimon. Sin duda, es probable que sean las Poképaradas más raras del mundo y lo mejor es que están situadas justo delante de la estación en la que trabajan.

Sin embargo, debido a las condiciones climáticas, la conexión a internet no funciona demasiado bien fuera de los edificios, así que no pueden alejarse demasiado de ellos para no perder la conexión Wi-Fi. Por suerte, como están colocadas tan cerca de su residencia, no tendrán problemas para acceder a ellas cuando quieran y así seguir jugando a Pokémon GO durante los próximos meses.

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