Minecraft me está absorbiendo la salud como un Dementor. Se me había olvidado lo horrible que puede llegar a ser este juego de apariencia amigable tras varias semanas haciendo viajes por otros mundos y completando una mazmorra de Castillo en el Cielo que resultó muy light.
Ya que estaba con el tema de las mazmorras, pensé en buscar un mod basado en mazmorras y encontré Roguelike Adventures and Dungeons un modpack o pack de mods que añade un montón de contenido y que convierte la experiencia en un roguelike. Para que nos entendamos, algo similar a Returnal y Hades. Si mueres, te toca empezar de nuevo.
Los roguelikes me absorben la vida. Ahora en Minecraft.
No me gustan los juegos roguelikes. No me parecen malos juegos ni tengo nada en especial en contra, sencillamente no me gusta perder años de vida. Se me dan fatal, tanto (sino más) como los juegos de lucha (como Tekken) y los juegos de deporte (como Fifa). Soy nefasto. Lo peor.
Al estar en Minecraft, pensaba que sería más light, pero nada más lejos de la realidad. Creía que eran mazmorras que completar y poco más, pero no... este mod convierte el mundo entero en un roguelike que incluye mazmorras y árboles de habilidades, entre otras muchas cosas.
La aparición en el mundo de este mod es igual que en la versión normal de Minecraft: apareces en un lugar y debes conseguir experiencia y recursos para progresar. Pero pronto te das cuenta que el juego que conoces ha quedado muy atrás.
El primer muro que me encontré son los árboles de habilidades. Aquí tienes que avanzar por estos para conseguir recetas y otras ventajas. Tiene apartados de RPG como la posibilidad de convertirte en la clase de mago o caballero, por ejemplo.
Mi primera gran aventura: una misión de mundo
El mod incluye un montón de nuevas criaturas, misiones de mundo, muchísimas mazmorras, etc. Mi primera parada en el mod fue una misión que me enviaba a matar criaturas. Lo típico. Primero de RPG: mata a unos cuantos minions para avanzar y conseguir cositas.
Y ahí estaba yo, andando hasta el lugar en el que tenía que matar mis primeros bichitos para subir de nivel. Sobra decir que no fue complicado completar la primera misión. Admito que estaba muy relajado, pero eso era porque no sabía todo lo que se me venía encima.
Después de unas cuantas horas completando misiones, explorando y avanzando por las ramas de los árboles de habilidades, llegó el fatídico momento... uno de ellos.
Mientras caminaba, vi unas estructuras rojas, como casas elevadas. Al acercarme, salieron un montón de enemigos que comenzaron a atacarme. Cuando te digo "un montón", digo muchos enemigos. Tantos que al pegarme varios a la vez salí volando varios metros. Traté de huir corriendo como el cobarde que era en ese momento, pero fue inútil... morí.
¿Conoces este círculo vicioso de cuando mueres una vez, te enfadas y entras en un bucle de muerte del que no sales? Empiezas a morir por tonterías que en condiciones normales no morirías. Pues la siguiente hora de juego fue así. Decidí dejarlo.
Un nuevo comienzo: mazmorras de la desesperación
Volví a empezar una nueva partida la noche siguiente, esta vez más sereno y con la única mentalidad de pasármelo bien. Lo único bueno de todo esto es que ya sabía qué hacer al comienzo de la partida para no morir. Decidí potenciar la rama de supervivencia, añadiendo a mi equipo una armadura, espada y escudo y finalmente un arco.
Ahora sí estaba preparado para enfrentar cualquier mazmorra. Las dos primeras que encontré fueron fáciles a excepción de un par de sustos. ¿Sabes eso que se dice de "a la tercera va la vencida"? Pues el maldito mod volvió a ganar.
Me adentré en la tercera mazmorra sabiendo que no iba a salir de allí. Todo estaba muy oscuro y los enemigos no dejaban de salir. De vez en cuando, alguno me daba un susto por la espalda y me quitaba un poco de vida... y así fue desgastando mi barra de corazones y mi paciencia. Puro juego mental.
Las mazmorras tienen un tamaño acorde al mapa: muy enormes, mucho. Tanto que llegó un punto que quise salir y no sabía volver. En definitiva: era un cadáver andante y cada vez lo tenía más asimilado. ¿Quieres saber qué me mató?, ¿Un enemigo?, ¿El jefe final? No, la gravedad. Me despisté y me caí por un precipicio de la cueva. No estaba demasiado alto, pero lo suficiente para reventarme y que un enemigo me rematase.
Una última oportunidad llena de odio
Mi yo interior pataleaba y lloraba como un crío. Mientras, mi yo interior maduro (que no suele aparecer mucho) me instó a relajarme y a probar una última vez para tener suficiente material para el experiencial. Y eso hice.
Volví a empezar, pero esta vez evité a toda costa las cuevas oscuras. Me quedé por la superficie haciendo misiones y progresando con mi personaje. Esta vez parecía que todo iba bien. Seguí la misma estrategia que la primera vez, pero siendo mucho más cauteloso. Pero esto no puede acabar bien, ya lo sabes.
Después de VARIAS HORAS (tres malditas horas), acepté una misión que terminaba con el requerimiento de matar a un dragón. Pensé: no creo que hayan metido un dragón enorme que dispare fuego desde los aires. No creo...
Efectivamente: un pedazo de dragón que disparaba columnas de fuego. Hice lo único que podía hacer: correr como un energúmeno mientras me perseguía. Lo que ocurrió después... ojalá pudiese decir que estaba guionizado.
Tras un par de minutos tirándole flechas y corriendo, me topé de cara con las casas rojas del principio... y el dragón disparó una columna de fuego que golpeó las casas. Todo estaba ardiendo, los enemigos salieron y empezaron a reventarme y morí recibiendo la mayor paliza que se ha visto en la humanidad.
Pegué un golpe en la mesa, cerré el juego, borré el mod y desinstalé Minecraft de mi PC. De tener una katana, me hubiese hecho seppuku por la humillación y mi vergüenza, pero me conformé con unas palomitas y el nuevo capítulo de Los Anillos del Poder. Otros cuantos años de vida tirados a la basura. Echo de menos Elden Ring.