Muchos titanes de los videojuegos hay dejado una fuerte impronta en la industria, pero muy, muy pocos han conseguido romper moldes y darle nueva forma. Transformarla a base de iniciativas valientes y saber tomar nota de sus propios fracasos. Microsoft es una de ellas, y su gran revolución tiene nombre propio: Xbox.
El 15 de noviembre de 2001 salió a la venta la Xbox original. Una máquina enorme en dimensiones y pesada como ninguna otra, con un hardware de vanguardia y un mando, el Duke, que acabará sentando cátedra tanto en consolas y como en PC. Y pese a que muchas de sus fortalezas ya estaban presentes en otras consolas o sistemas, como el juego online o discos duros integrados, ninguna lo había abordado como ella.
Dos décadas después, la marca Xbox ya no hace referencia a una máquina que puedes poner cerca de la tele, sino a un ecosistema que abarca varias generaciones de consolas, los PCs (incluso desde Steam), los móviles y hasta los navegadores web. Con el Xbox Game Pass como máximo impulsor y un prometedor futuro avalado por sagas millonarias y estudios muy bien respaldados por su propio legado.
Poderosos ingredientes que, alineados, posicionan la división de videojuegos Microsoft como algo más que una alternativa a PlayStation o Nintendo, sino como una manera diferente de entender el entretenimiento y acceder a nuestros juegos favoritos. Ya bien sea a través de la consola más potente jamás ensamblada o abriendo una pestaña de Google Chrome o Edge desde nuestra pantalla más cercana.
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Con todo, no está de más recordar que mucho antes de que la saga Halo y Xbox Live impulsasen definitivamente el multijugador online entre consolas (al menos, con mucho más éxito que Dreamcast), Microsoft ya se había labrado un nombre en la industria de los videojuegos. Y no nos referimos al Buscaminas de Windows, precisamente.
La primera Xbox, del proyecto Midway a cómo Microsoft tomó el relevo de SEGA
El cambio de milenio vino de la mano de un abanico de revoluciones tecnológicas y jugables, pero también se llevó por delante muchas de las vacas sagradas de los videojuegos, incluyendo la legendaria SNK en los recreativos y a la mismísima SEGA en los sistemas domésticos. Y, si bien, los salones arcade comenzaron su propio ocaso, lo cierto es que todavía había margen para una nueva consola de videojuegos.
El éxito de la Mega Drive en los 90 hizo que a los pocos años todo el mundo quisiese medirse con Nintendo y reclamar un trozo del pastel que pasará a ser la primera industria del entretenimiento del mundo. Sistemas como La 3DO quisieron aportar algo más que hardware, sino un estándar universal; y compañías como Apple o la propia Atari (a través de Jaguar) tenían algo que decir. La mayoría de estos sistemas tuvo un recorrido corto. Otros, como Sony y su PlayStation, hicieron historia.
Por su parte, Microsoft se encontraba muy cómoda y completamente volcada en PC. Durante la primera mitad de los 90 el sistema operativo Windows se convirtió en el estándar, y las ediciones 95, 98 y 2000 (así como sus revisiones) mejoraron su posición. ¿Y en cuestión de videojuegos? Si bien, Windows y el Direct X pasaron a ser un requisito común sustituyendo gradualmente al DOS, lo cierto es que décadas antes ya se había labrado su propio legado.
A la hora de hablar del primer juego publicado por Microsoft hay que remontarse a 1979: nada menos que un juego de ficción interactiva llamado Microsoft Adventure y desarrollado por Softwin Associates. A éste le sucedieron toda clase de títulos, como Olympic Decathlon, DONKEY.BAS y, ya en 1982, Microsoft Flight Simulator.
La trayectoria de Microsoft con los videojuegos no tenía mucho que ver con lo que se estaba viviendo en consolas, y tampoco iba en sintonía con bombazos como DOOM, Monkey Island o Diablo. A fin de cuentas, tenían una barbaridad de frentes abiertos -desde la enciclopedia Encarta al desarrollo de hardware, pasando por el software doméstico y profesional-. Sin embargo, no pasaban inadvertidos. Especialmente, tras el lanzamiento y rotundo éxito de Age of Empires.
En este contexto, comenzó la operación Midway. En 1998 Sony hizo oficial su segunda consola: la PS2. Una fecha escogida intencionadamente para complicarle las cosas todavía más a una Dreamcast lanzada ese mismo año en Japón y cuyo lanzamiento en Estados Unidos sería vital para la supervivencia de SEGA. Poco a poco, las sobremesas estaban restándole demasiado protagonismo al PC como plataforma de juego, y Microsoft no estaba interesada en que eso pasara. No, mientras su DirectX fuese el denominador común de los grandes bombazos.
Viendo cómo estaba evolucionando y creciendo el videojuego más allá del PC, el propio Bill Gates -máximo responsable de Microsoft entonces- decidió dejar de mirar a otro lado y estudiar la posibilidad de que su compañía desarrollase su propio sistema de videojuegos. Una consola que canalizase lo mejor de jugar en PC, con la API DirectX por bandera. Un contraataque a Japón con un nombre en clave que era toda una declaración de intenciones: Midway.
El 2 de marzo de 1999 Sony presentó oficialmente PS2, y antes de cerrar ese mismo mes el equipo de DirectX ya estaba trabajando en la que será la primera consola de Microsoft. Entre los nombres barajados estaban MIND (Microsoft Interactive Network Device), MIC (Microsoft Interactive Center) o WEP (Windows Entertainment Project). Al final, y en referencia a DirectX, se apostó por DirectX Box, lo cual acabará siendo Xbox. A finales de ese mismo año, el propio Gates hará oficial que Microsoft estaba dando forma a su propia consola.
A principios de enero de 2001 el propio Gates presentará la consola en el CES de Las Vegas junto a la estrella emergente y luchador profesional Dwayne "The Rock" Johnson. Se quería proyectar una idea clara: el cerebro y la fuerza bruta presentaban la mejor consola del mundo. Para la celebración del E3 de ese mismo año, Microsoft pondrá la fecha de lanzamiento y presentará el catálogo de salida. SEGA, por su parte, ya se había retirado del desarrollo y fabricación de consolas.
Siendo justos, hubo conversaciones entre Microsoft y SEGA para hacer compatible la Xbox con el software de Dreamcast, aunque no se llegó a ningún acuerdo. La compañía del erizo azulado siempre se llevó muy bien con Microsoft, la cual había participado y respaldado su 128 bits. Por otro lado, Xbox recibió muchos de los grandes bombazos de SEGA, durante el reparto de licencias, incluyendo Shenmue o Panzer Dragoon, y mucho después incluso acabará dando la bienvenida a Peter Moore -de SEGA of America- al equipo.
Como consola, la Xbox original era terriblemente atractiva. No en cuestión de diseño, sino en cuanto a posibilidades: su hardware estaba un paso por delante de PS2 y GameCube, las alianzas que tejió Microsoft a la hora de asegurarse juegos fueron esenciales y su juego online (a través del servicio de pago de Xbox Live) marcaron la diferencia.
Microsoft incluso había comprado una Rare que estaba en la cresta de la ola tras juegazos como Banjo Kazooie, Golden Eye o Perfect Dark. Eso sí, el verdadero catalizador del éxito de aquella consola se resume en cuatro letras: HALO. Aquel FPS de ciencia ficción no solo caló muy profundo entre los jugadores de sobremesa, sino que logró el gran propósito de Microsoft: que los jugadores de PC diesen el salto a consolas atraídos por algo que no se podía jugar con ratón y teclado.
¿Las ventas? tan pronto como se abrieron las reservas (incluyendo la emergente Amazon o Tosy'R Us) se agotaron las unidades a los 30 minutos. Microsoft las había vendido todas antes de lanzarlas al mercado y solo tardó tres semanas en lograr el primer millón de consolas. Lo cual, para 2001 era absolutamente insólito siendo un sistema sin consolas anteriores y con PS2 ya en las estanterías.
Y la cosa a partir de ahí fue a más en Estados Unidos, pero no en el resto del mundo: Xbox tuvo un lanzamiento histórico en el nuevo continente, pero el resto del planeta estaba obsesionado con las consolas Made In Japan. Así, la operación Midway había sido un éxito a medias: se había reconquistado Norteamérica, pero sus 24 millones de consolas vendidas -que no son pocas- quedaban eclipsadas por la hegemonía de PS2. Pero claro, cuando tocase el relevo generacional de consolas todas partirían del mismo punto de partida.
Xbox 360: Microsoft mira a PlayStation a los ojos
Apenas habían pasado cuatro años desde el lanzamiento de Xbox cuando Microsoft decidió lanzar su segundo sistema: Xbox 360. Sobre el papel, y viendo las consecuencias que tuvieron los relevos cada pocos años en los sistemas de SEGA, aquello podía haber sido un tiro en el pie. Pero Microsoft tenía un gran plan, y una parte esencial del mismo era adelantarse a PS3.
Es más, en 2005, el año de lanzamiento la Xbox 360, la consola de nueva generación llegó a las estanterías de 36 países. Y pese a que una salida a nivel global es algo relativamente común en la actualidad, ninguna consola había tenido un lanzamiento a esa escala antes. Microsoft iba a por todas.
Si bien, visualmente la nueva Xbox dejaba en pañales lo visto hasta entonces en sobremesas, uno de los aspectos que más llamaron la atención era su manera de abrazar el formato digital. Si la primera consola contaba con un disco duro interno, la Xbox 360 apostaba por ofrecerse en dos modelos (Core o Arcade y Premium o Elite) con una única diferencia: la capacidad de almacenamiento extraíble, ofreciendo en los primeros casos 256 MB y en los segundos unos 20 GB que entonces parecían una verdadera barbaridad.
¿El motivo? Microsoft dará un énfasis muy especial a los contenidos digitales en un tiempo en el que los CDs y los DVDs eran el estándar. Y, en el proceso, facilitó la entrada a los indies y las pequeñas grandes joyas a las consolas. Juegos que difícilmente hubiesen encontrado una oportunidad justa en las estanterías frente a las superproducciones.
Por otro lado, y a través de Xbox 360, Microsoft buscó tender nuevos lazos con el publico de Asia y Japón. No es que no los hubiese: el Team Ninja lanzó algunos de sus mejores juegos en la primera Xbox, pero el despliegue para la nueva consola era brutal, asegurándose juegos exquisitamente Made in Japan como Lost Odyssey o un Blue Dragon con los diseños de Akira Toriyama.
Microsoft se adelantó a Sony y golpeó muy fuerte y a muchos niveles. Tanto, que a la PS3 -cuyo precio original era todo un obstáculo- le costó comenzar a despegar en ventas pese a la buena salud de las consolas de Sony en Europa y Asia. Pero las batallas entre ambos titanes no estaban únicamente en las ventas y las exclusividades: a la hora de imponer el nuevo estándar de discos, Xbox 360 apostó por el DVD y abrió la puerta al DVD-HD mientras que PS3 lo hizo por el Blu-Ray. Y ese punto lo ganó Sony con un margen muy amplio.
Curiosamente, mientras Microsoft y Sony competían por el mercado de los videojuegos a través del hardware, el software, las exclusividades y la emergente experiencia online, la realidad es que ambas fueron adelantadas por la izquierda por un sistema mucho más modesto diseñado para todos los públicos, incluyendo aquellos que no eran muy de videojuegos: la Wii de Nintendo y su mando con sensor de movimientos se coronaron como la verdadera revolución de la séptima generación.
Tanto Sony como Microsoft reaccionaron tarde y no tan bien al éxito de Nintendo, y si PlayStation decidió adoptar sin ningún tipo de complejo la idea de Wii con PlayStation Move, Xbox 360 quiso ir un paso adelante con Kinect, un dispositivo con cámara que interpretaba los movimientos de nuestro cuerpo y los trasladaba a los juegos. Desafortunadamente, aquel invento acabaría siendo uno de los grandes problemas de la siguiente Xbox.
El traspiés y el renacer de Xbox One
La presentación de Xbox One, la tercera consola de Microsoft, fue un despropósito. Al menos, si la comparábamos con la de PS4: el sensor Kinect se había convertido en el epicentro de la sobremesa, de modo que disparaba su precio y reducía su capacidad y, tristemente, no llegó a generar demasiado interés ni entre las desarrolladoras ni entre los jugadores.
Para colmo, inicialmente aquella consola tenía que conectarse a internet sí o sí y -tal y como se explicó- su cuestionable manera obligar a instalar los juegos fue la puntilla con la que hasta la propia Sony decidió cebarse con la apuesta de Microsoft. Definitivamente, el lanzamiento de Xbox fue una calamidad y de no haber reculado y soltado lastre (es decir, desentenderse de Kinect) la cosa podía haber acabado muy mal para Xbox.
12 años después del lanzamiento de la primera Xbox, Microsoft volvía a estar en la casilla de salida y con todo por ganar. Al menos, contaba con una base de jugadores bien asentada. Sin embargo, había que deshacer lo andado y replantear la marca por completo. Es entonces cuando se produce la entrada de Phil Spencer y, con él, se inicia el proceso de la visión actual de Xbox.
Con la generación ya en marcha, Microsoft integra Xbox como uno de los ejes centrales del UWP (Universal Windows Platform), el proceso de convergencia y unificación de todos los servicios y hardware de la compañía hacia Windows. La idea central, al menos en consolas, era más ambiciosa que la de la Xbox original: no bastaba con sortear la barrera que separaba a los jugadores de PC y consolas, había que romperla.
Así, Microsoft anunció algo absolutamente insólito: todos los juegos y sagas de Xbox acabarán siendo publicados en PC. Y no solo eso, ya que lo jugadores de consola podrían comenzar a usar el ratón y teclado que ya tienen para disfrutar de sus juegos favoritos. Al menos, siempre que los desarrolladores lo permitan. ¿Una revolución o una locura? Más bien, mucho de ambas y en el buen sentido.
Mientras Nintendo anunciaba que daba el paso a los móviles, Microsoft dejaba atrás la mala imagen del lanzamiento de Xbox One introduciendo nuevos modelos de consola especialmente sugerentes, incluyendo una versión compacta y a precio más que sugerente, una consola únicamente digital y una Xbox One X con una capacidad técnica jamás vista en consolas.
Pero lo mejor de todo no es que todas ellas compartiesen juegos, sino que además recibirían lo mejor y más granado de las anteriores generaciones gracias a la retrocompatibilidad. Y, en el proceso, metiéndole el dedo en la llaga a una Sony muy dada a los remasters y remakes: si ya tienes el juego no pagues dos veces por él, y nosotros te lo mejoramos gratis.
Xbox One no logró igualar -ni de lejos- las brutales ventas de una PS4 que actualmente cuenta con 110 millones de consolas vendidas por todo el mundo, pero ha supuesto (y supone) un punto de partida brutal para el gran proyecto de Microsoft centrado en dos caballos de batalla que hoy son motivo de orgullo:
- El Xbox Game Pass, el legítimo Netflix de los videojuegos. Un servicio de suscripción para consola y PC colmado de títulos para todos los gustos en el que es posible disfrutar de los estrenos producidos Microsoft y otros grandes bombazos desde el día de lanzamiento y sin coste añadido.
- El ensamblaje de Xbox Game Studios, el sello de videojuegos de Xbox del que forman parte Bethesda, Rare, Double Fine, Mojang Studios, Obsidian, Ninja Theory o id Software, entre otros muchos. Incluyendo, lógicamente, sus catálogos de juegos al completo.
Dos pilares que, sumados a todo lo aprendido y logrado durante estos años, posicionan la marca Xbox a la vanguardia del videojuego. ¿Suficiente como para liderar la actual generación?
20 años, 21 sagas que hoy son sinónimo de Xbox
Nuestro repaso de los 20 años de Xbox se ha centrado hasta ahora en la filosofía y el hardware de Microsoft, pero la realidad es que el verdadero impulsor de la marca es y debe ser su propuesta jugable. Y, en ese aspecto, Xbox Game Studios puede presumir de contar hoy con varias de las mejores sagas de videojuegos de toda la historia.
¿Nuestro parámetro? Más allá de la importancia de su propio legado, en esencia debe tratarse de sagas cuente con más de una entrega, ya bien sea lanzada o en desarrollo, aunque -cómo verás- hemos añadido un juego extra que rompe justificadamente con el esquema. Y sí, los juegos de Bethesda hoy son sinónimo de Xbox.
Siendo conscientes de que muchas se nos quedan en el tintero, hemos seleccionado las 21 sagas que han marcado la diferencia, pero también las que lo seguirán haciendo en el futuro. Una por cada año junto a otra adicional. ¿El motivo de esta última? Porque, pese a no ser pocas, queremos dejar claro que son más de dos decenas de grandes nombres.
Flight Simulator
El Flight Simulator original fue uno de los primeros juegos publicados por Microsoft, y comparar el clásico con el fotorrealismo de la entrega más reciente es ver lo lejos que se ha llegado en la propia industria del videojuego.
Battletoads
- En VidaExtra: Battletoads: de la indiferencia al puro deleite en un homenaje a la acción y plataformas de los 90
Pese a que Microsoft fichó a Rare desde los inicios de Xbox, han tenido que pasar veinte años para volver a ver a los revoltosos Battletoads en una nueva aventura. Eso sí, los sapos son y siguen siendo sinónimo de locura, diversión y porrazos en proporciones desmedidas.
DOOM
- En VidaExtra: DOOM Eternal: el nuevo techo de la ultraviolencia
Hablar de la saga DOOM es mucho más que ir a las raíces de los Shooters en Primera Persona: es referirse a la brutalidad hecha videojuego. Y pese a que el DOOMSlayer siempre ha estado muy presente en todas las consolas de Microsoft, ahora lidera el sello Xbox junto con el Jefe Maestro, Marcus Fenix o Steve, de Minecraft.
Killer Instinct
- En VidaExtra: 'Killer Instinct' para Xbox One: análisis
Rare se propuso medirse con Street Fighter y Mortal Kombat, y en el camino se ganó una posición tan merecida como privilegiada en recreativas y consolas. Décadas después, el nuevo Killer Instinct sigue codeándose entre los reyes de la lucha.
The Elder Scrolls
- En VidaExtra: The Elder Scrolls V: Skyrim: Special Edition, el Sangre de Dragón regresa con un potencial ilimitado
Pocos logran transmitir la esencia del rol y la fantasía en los videojuegos como la prolífica saga The Elder Scrolls. Skyrim y todos los títulos anteriores siguen dando mucho que hablar e inagotables aventuras décadas después de su lanzamiento, y no esperamos menos de TES VI.
Banjo & Kazooie
Nacidos en los sistemas de Nintendo, la pareja de Banjo y Kazooie son abanderados por derecho propio de los juegos de plataformas en 3D. Y que se celebre tanto y tan bien la incorporación de ambos a Super Smash Bros. deja claro que todavía retienen aquello que los hizo especiales.
Fallout
- En VidaExtra: Fallout 4: un GOTY que no entiende de gráficos de nueva generación (ni falta que le hace)
Hemos imaginado toda clase de apocalipsis y distopías, pero solo hay una en la que no nos da reparos quedarnos más tiempo del necesario: el universo de Fallout. Un RPG cuyo salto de los escenarios isométricos a las 3D le sentó de escándalo.
Age of Empires
- En VidaExtra: Age of Empires II: Definitive Edition, la versión más completa hasta la fecha del clásico y mítico RTS de 1999
No es ninguna exageración decir que la trilogía de Age of Empires es una de las mejores sagas de estrategia de todos los tiempos. Adictivo, brillante y con una rejugabilidad infinita, es esa clase de juegos que solo mejora con el paso de los años.
Perfect Dark
Rare se quedó sin hacer una secuela de GoldenEye pero, a cambio, se sacó de la chistera un juego de espionaje y acción en primera persona histórico con un multijugador de diez. Los fans de Xbox recibieron la secuela en exclusiva y, esperemos que más pronto que tarde, una nueva entrega que ya está entre lo más esperado de la actual generación.
Halo
- En VidaExtra: Halo 5: Guardians, tu nuevo Halo favorito
Ninguna saga consigue transmitir tanto y tan bien la esencia y el éxito de la marca Xbox como Halo: el Jefe Maestro lideró la revolución del multijugador online desde consolas y, en el proceso, se convirtió en una leyenda viva del videojuego.
Psychonauts
El primer juego de Double Fine no fue un éxito comercial y tardó en llegar a la primera Xbox. Lo cual no impidió que adquiriese el estatus de clásico de culto. La locura plataformera de Psychonauts siempre ha estado ligado de un modo u otro a Microsoft, y su secuela apunta muy alto.
Fable
- En VidaExtra: 'Fable II'. Análisis
Peter Molyneux, el Rey del Hype, se propuso reinventar las historias de fantasía y rol en los videojuegos, y lo mejor es que lo logró. Ni las altísimas expectativas generadas -y no siempre correspondidas- en torno a cada entrega lograron eclipsar juegos que son exquisitamente excepcionales.
Forza Motorsports
- En VidaExtra: Forza Horizon 4: el que no arriesga a veces sí gana
Tanto la serie Forza Motorsports como Forza Horizon se encuentran a la vanguardia de la conducción en consolas y se posicionan entre lo mejor de PC. Escenarios impecables, coches recreados al milímetro y una jugabilidad exquisita que se adapta a cualquier perfil de jugador hacen que cada entrega sea compra obligada para los apasionados por el motor.
Viva Piñata
- En VidaExtra: 'Viva Piñata: Trouble in Paradise', análisis
La Rare más inspirada siempre ha sabido como y de qué manera salirse por la tangente, y el mejor ejemplo de ello es la serie Viva Piñata. Un estilo de Life Simulation que no competirá con Los Sims o Animal Crossing, pero tiene un encanto propio que lo hace único.
Gears of War
Gears of War es una de las sagas de shooters más influyentes de los videojuegos. No por las aportaciones que hizo a nivel de movilidad táctica o por la gran sensación de epicidad de sus partidas, sino por su manera de canalizar la acción en tercera persona y llevarla a su terreno hasta hacerla propia.
State of Decay
Juegos de muertos vivientes hay una verdadera barbaridad, pero pocas o ninguna las experiencia de supervivencia extrema ambientadas en un apocalipsis zombi enganchan y logran el grado de inmersión de State of Decay. Especialmente, a dos jugadores o más.
Minecraft
- En VidaExtra: Acabo de empezar a jugar a Minecraft en serio y, tras unas terribles primeras experiencias, me rindo ante su grandeza
Minecraft no solo es sinónimo de Sandbox, sino de éxito sin límites ni fronteras. Además de jugarse en todos los sistemas, sus cifras son demoledoras: en mayo de 2020 Mojang sacó músculo de sus más de 200 millones de copias vendidas con más de 126 millones de jugadores activos mensuales. Palabras mayores.
Ori
- En VidaExtra: Ori and the Will of the Wisps, una secuela de ensueño y emotiva para uno de los mayores baluartes de Xbox Game Studios
Ori and the Blind Forest y Ori and the Will of The Wisps no solo son metroidvanias capaces de poner a prueba nuestra destreza con los mandos, sino también despertar emociones que traspasan la pantalla a través de sus personajes.
Hellblade
- En VidaExtra: Hellblade: Senua's Sacrifice, otro acercamiento a buenas (y duras) historias sin olvidar al jugador
Ninja Theory dejó aparcada la potente acción de sus juegos anteriores para presentarnos una experiencia más intensa y pasional a través del viaje emocional de una guerrera picta que debe batirse con sus propios demonios internos durante un profundo duelo. Un viaje que, por lo que se aprecia en su secuela, está lejos de terminar.
Sea of Thieves
- En VidaExtra: Un año después, lo mejor de Sea of Thieves siguen siendo las historias que puedes contar
La 21º saga de nuestra selección no cuenta con ninguna secuela ni espin-off, pero tampoco lo necesita: Sea of Thieves no ha parado de evolucionar y crecer desde su lanzamiento, reinventando la experiencia multijugador y la sensación de cruzar el mar con o sin propósito definido a través de los videojuegos.
Como habrás visto, muchas sagas esenciales se nos han quedado en el tintero, al igual que otros juegos muy estrechamente vinculados a Xbox como Kameo, Rise, Sunset Overdrive, Cuphead o PUBG y tantos otros. Porque, el legado de Xbox Game Studios y los proyectos que nacieron o vieron como su popularidad explotaba en las consolas de Microsoft son algo de lo que los jugadores de Xbox pueden estar muy orguyosos.
La nueva filosofía de Xbox: poner al jugador en el centro de la experiencia
Casi han pasado dos décadas desde el lanzamiento de la Xbox original, y la industria del videojuego es muy diferente. Los servicios de suscripción y los micropagos tienen más peso que las unidades vendidas, las superproducciones deben medirse con el éxito de los indies más originales y no solo se ha implantado con fuerza el multijugador online, sino que el juego cruzado tiene más importancia que nunca.
Sería injusto decir que Xbox ha logrado liderar el juego en consolas en algún momento de estos 20 años. Ha tenido grandes momentos, desde luego, y en Estados Unidos ha calado especialmente bien. Microsoft ha sabido aclimatarse al mercado que realmente conoce, pero también se ha sabido tomar iniciativas y adaptarse cuando se ha movido en la dirección equivocada. Desde el DVD-HD hasta el Kinect.
Dicho lo cual, Microsoft y Xbox tienen muy claro cómo es el futuro del videojuego, y para llegar hasta él hay que romper totalmente con los modelos establecidos:
- No se trata de ofrecer una máquina con la que jugar, sino una plataforma de juego que puedas disfrutar desde la comodidad de tu casa o desde tu móvil mientras esperas el tren.
- El objetivo no es llegar a una cifra de unidades vendidas, sino de posicionar un juego o la propia marca y hacerlos crecer. Y eso, a veces, incluye lanzar tus juegos clave, como Minecraft, Halo o Age of Empires en otras plataformas.
- El multijugador es una pieza esencial en la ecuación, ya sea online o a pantalla partida. Y el juego cruzado es clave para que todos puedan sumarse a la experiencia.
- Por último, pero no menos importante, generar una confianza a largo plazo en el jugador, independientemente de que sean de PC o consola. A través de iniciativas como Smart Delivery, Play Anywhere o la retrocompatibilidad. Concibiendo Xbox como una marca que seguirá sumando y creciendo con el tiempo. Fidelizando al quien apostó por la Xbox original y que hoy puede continuar sus partidas en Xbox Series X.
Muchos de estos matices implican romper con el esquema que comenzó a tomar forma desde los tiempos de Atari o la NES. Fórmulas que han funcionado en el pasado a base de ensayo y error y que fueron fraguadas hace cuatro décadas para un público que, lejos de estar expuesto a un Diógenes digital, estrenaba un puñado de juegos al año. Y, no nos vamos a engañar, siguen funcionando y siendo muy rentables.
Sin embargo, la filosofía y las consolas con las que Xbox se embarca en esta segunda década posicionan a la propia marca en una situación muy interesante. No por la propia ventaja del hardware de Xbox Series X, que también, sino por cómo y de qué manera se ha ido alineando un plan maestro que, con el muy esperado regreso del Jefe Maestro, terminará de despegar.
Ya han pasado 20 años desde que se presentó la primera Xbox, y se han pasado volando. Dos décadas en las que Mícrosoft se ha negado en rotundo en ir a rebufo. Y hay que reconocer que en este último tramo, Xbox se ha ganado su momento de brillar.
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