Uno de los mayores puntos de inflexión en cuanto a jefes de Elden Ring se refiere se encuentra en Caelid. Más en concreto, al final del castillo de la Melena Roja. Aparte de la epicidad que rodea a Radahn, el Azote de las Estrellas, este combate está pensado para que invoques a otros NPC y que te ayuden en la dura batalla.
Sin embargo, es un error depender exclusivamente de estos aliados, por mucho que puedas invocarlos varias veces desde los estandartes de luz que se atisban por la zona. Al ser un comportamiento tan aleatorio por parte de los NPC, habrá veces que morirán fácilmente mientras que en otras ocasiones sí te serán de utilidad para distraer a Radahn. Pero tendrás que mojarte con la refriega y esto entraña un riesgo debido a lo agresivo que resulta Radahn. Salvo por un truco.
Aliento Podrido, el hechizo clave en la batalla
Ya sabemos lo poderosas que son al final las magias en cualquier Soulsborne, pero tampoco vamos a optar por este camino y romper el juego. El truco recae más bien en un encantamiento que se puede pasar por alto, pero que resulta sumamente efectivo con casi cualquier jefe del juego o enemigo estándar.
Además, se trata de un encantamiento que requiere pocos atributos en la rama de magia, al pedir únicamente 15 para la Fe y tan solo 12 en Arcano. Vamos, que si optas por un ladrón o un guerrero, tendrás que subir pocos puntos para poder realizar esta magia con la que marcarás la diferencia por su putrefacción...
Nos referimos en concreto al Aliento Podrido que podrás comprar en la Catedral de la Comunión Dragontina, al sur de Caelid, justamente en la ruta hacia el castillo de la Melena Roja. Tan solo te costará como ofrenda un corazón de dragón, pudiendo conseguir varios de golpe sin esfuerzo mediante el dragón durmiente que te concede a mayores 70.000 runas, más al norte. Está todo muy a tiro, vaya.
Ya de regreso a la Catedral de la Comunión Dragontina, activa su Gracia y luego examina el altar que está cerca para poder comprar dicho Aliento Podrido. Como verás, aparte de los atributos necesarios (15 de Fe y 12 de Arcano, recordamos), su coste en PC es de 36 puntos más 4 por segundo si mantienes pulsado el botón.
Es un encantamiento que tarda más que el resto de magias en ejecutarse debido a la animación de la cabeza del dragón apareciendo desde el aire hasta que expulsa su aliento podrido, pero que, como comprobarás después, cuenta con un radio de acción elevado que palía su lentitud inicial. Además, al poder expulsar su aliento sin descanso hasta agotar tus PC, hace que se aplique daño extra con rapidez.
¿Y por qué es tan efectivo? Como habrás deducido, dicho aliento aplica estado de putrefacción, que es uno de los estados alterados más perjudiciales de todo el juego, con el aliciente de que prácticamente cualquier enemigo es vulnerable a ello, no solamente Radahn. Y todo ello con bastante facilidad para aplicar dicho estado, viendo cómo la barra de vida del rival empieza a bajar constantemente.
Fíjate en la captura de arriba, por ejemplo. No es que le haya causado de golpe 2.944 puntos de daño a Radahn, sino que desde que le apliqué el Aliento Podrido casi al inicio del combate le fue bajando toda esa vida sin descanso junto con los espadazos que le iba propinando a mayores. Ahora bien, el efecto no es infinito por muchos segundos que dure. Y se corta en cualquier caso en su segunda fase, tras el meteorito. Así que vuelve a usar el Aliento Podrido y lo matarás muy fácil.
Hasta que llegué a zonas mucho más avanzadas de la historia, fue sin duda el jefe que más me había costado hasta entonces, al intentarlo de múltiples maneras. Y es que en Elden Ring prácticamente todos los jefes cuentan con un rango de ataque bestial y para colmo son extremadamente agresivos, lo que se aplica a rajatabla con Radahn. Que esquivar su ataque mágico al principio es fácil rodando o usando como cobertura los restos de los cadáveres (sí, te cubren), lo malo viene después en la segunda fase y tras agotar los intentos de ayuda con los NPC...
Aliento Podrido marca la diferencia de modo exponencial, como verás. Y sin la sensación de que estés haciendo trampas. Al fin y al cabo hay otros estados como hemorragia, veneno... Éste es simplemente uno más, aunque más letal.
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