"Hoy en día existe un asombroso, además de inesperado, legado de Star Wars al que siguen contribuyendo con nuevas historias muchos escritores de talento. Este legado se inició con El Ojo de la Mente (Splinter of the Mind's Eye), publicado menos de un año después del lanzamiento de Star Wars." - George Lucas, creador y director de la saga Star Wars
En el año 1977 el fenómeno Star Wars estalló originalmente en los cines y, desde ahí, revolucionó para siempre toda la industria del entretenimiento: La Guerra de las Galaxias transformó la manera en la que se consumían las películas en el mundo entero, George Lucas asentó la manera de producir y ofrecer merchandising y, por supuesto, desató la imaginación de generaciones enteras de espectadores impacientes por conocer nuevas aventuras de Luke Skywalker y la princesa Leia. Unas expectativas enormes que Alan Dean Foster colmará un par de años antes del estreno de El Imperio Contraataca con la novela El Ojo de la Mente.
Técnicamente, Star Wars: El Ojo de la Mente no es ni la primera novela de Star Wars, ni tampoco el debut de Alan Dean Foster con los personajes de aquella galaxia muy, muy lejana: pese a que Star Wars: From the Adventures of Luke Skywalker, la novelización oficial de la película de La Guerra de las Galaxias, llevaba la firma del propio George Lucas, lo cual suponía un reclamo añadido para el libro, siempre ha sido un secreto a voces que el verdadero autor del libro (que no del guión, los acontecimientos o los personajes) fue el propio Foster. Como veremos, el primero de los dos encargos literarios que le hicieron.
Trasladar el libreto de la película al formato novela no solo le daba a Foster la máxima autoridad a la hora de construir una nueva narrativa, estando tan solo un peldaño por detrás de Lucas en lo que respectaba a adaptar aquel fenómeno a un nuevo medio, sino que aquello le confería unas herramientas y visión excepcionales a la hora de expandir tanto el universo como las historias individuales de los personajes.
Entre otras cosas, porque para cuando El Ojo de la Mente llegó a las estanterías en 1978 técnicamente no había ocurrido nada nuevo en aquella galaxia muy, muy lejana más allá de la icónica destrucción de la Estrella de la Muerte. Dicho de otro modo: Foster tuvo un privilegiado horizonte de posibilidades casi infinitas a la hora de dar forma a Star Wars que hoy sería imposible de imaginar. Con énfasis en el "casi".
Pero lo más singular de todo es que El Ojo de la Mente fue a todos los efectos una legítima secuela en papel de La Guerra de las Galaxias que jamás se rodó y que además se gestó y empezó a tomar forma en el año 1976. Un año antes del estreno de la película que pasará a ser Una Nueva Esperanza. Porque, como veremos, la existencia misma de El Ojo de la Mente fue una obra decisiva para la franquicia de Star Wars, al ser el punto de partida de todo el Universo Expandido. Un legado richo y brillante que acabó radicalmente solapado de buenas a primeras. Aunque jamás olvidado.
Índice de Contenidos (4)
- No lo llames Star Wars, llámalo "Las nuevas aventuras de los personajes de George Lucas"
- Luke Skywalker: en busca del cristal Kaiburr perdido
- El Ojo de la Mente pudo haber sido el Imperio Contraataca, pero Star Wars fue un exitazo
- Del canon de Star Wars a su Universo Expandido y cómo uno devoró al otro
No lo llames Star Wars, llámalo "Las nuevas aventuras de los personajes de George Lucas"
Por ponernos solo un poco en contexto, cuando se publicó originalmente El Ojo de la Mente existía la marca "Star Wars" y absolutamente todo lo relacionado con ella, incluyendo juguetes oficiales y artículos sin licencia, era un exitazo desde hacía aproximadamente un año, pero al final aquellas siglas eran una referencia directa a la película de 1977... Porque no había nada más.
No será hasta 1997 que La Guerra de las Galaxias será retitulada como Una nueva esperanza, pero en 1978 la gran pregunta era otra ¿Cómo se llamaría la tan esperada nueva película?
A falta de una nueva película, Alan Dean Foster regaló al mundo una genuina secuela en papel. El título completo y original de la obra era From the Adventures of Luke Skywalker: Splinter of the Mind's Eye ("De las Aventuras de Luke Skywalker: El ojo de la mente") ¿El motivo? La primera novela, la adaptación de la película de Foster, se llamaba Star Wars: From the Adventures of Luke Skywalker. Los títulos de aquellas novelas se reducirán en futuras ediciones y reimpresiones cuando Star Wars dejó de ser una película y pasó a ser una gran saga.
Eso sí, pese a que como comentamos a Foster no se le atribuyó la autoría de la novelización original de la película Star Wars, en El ojo de la mente ya se podía leer muy claro su nombre completo. Con todo, y para no despistar demasiado al fan, también estaba claro desde la propia portada el gran gancho de aquel libro: a través de sus páginas se revelarían al mundo las nuevas aventuras de los personajes de George Lucas. ¿Aquello era la tan esperada secuela? Sí... pero no.
De hecho, ni siquiera se usaron las palabras "Star Wars" en las solapas de la novela pese a que Foster continuará los acontecimientos de la película. Algo que puedes ver tanto en la primera edición impresa en Estados Unidos como en la española.
A día de hoy sería algo impensable no añadir "Star Wars" a cualquier obra producida bajo su legado pero, siendo justos, tenía cierta lógica que en 1978 no se pusiese ni el icónico logotipo de Star Wars en la portada la secuela en papel de la Guerra de las Galaxias del mismo modo modo que la segunda película no se llamó "Star Wars 2", sino El Imperio Contraataca.
Como apunte extra, la ilustración original de la novela El Ojo de la Mente la hizo el propio Ralph McQuarrie, el artista conceptual que imaginó a través de sus pinceles el universo descrito por Lucas. Además, la tipografía empleada para las carátulas era la misma que la de los carteles de las películas y el icónico Darth Vader presidía la ilustración. Con todo, que Leia Organa llevase sus icónicos moños o la aparición de los droides despejaba cualquier duda.
Ahora bien, pese a no tratarse de una película, El Ojo de la Mente tenía y sigue teniendo absolutamente todos los ingredientes y la legitimidad para ser el siguiente capítulo de los héroes de La Guerra de las Galaxias, e incluso contó con el beneplácito (y la introducción) de un Lucas ya inmerso en la escritura de El Imperio Contraataca. Lo cual nos lleva al punto clave: ¿qué les pasó a Luke Skywalker y Leia Organa hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana... pero después de la archiconocida batalla de Yavin?
Luke Skywalker: en busca del cristal Kaiburr perdido
Han pasado dos años desde que Luke Skywalker, un joven y sencillo granjero del desértico planeta Tatooine, derrotase en una batalla espacial al mismísimo Darth Vader y redujese el arma más poderosa del omnipresente Imperio Galáctico a chatarra espacial. Algo que no lograría solo, sino junto a sus amigos, una princesa todavía más temeraria que él, el apoyo de la alianza Rebelde y, no menos importante, la ayuda de la Fuerza, la energía que habita en el universo. Sin embargo, la tiranía no ha sido erradicada.
Tras el golpe asestado al Imperio, la princesa Leia Organa sirve de embajadora para la Alianza tratando de reclutar nuevas civilizaciones para la causa a través de reuniones clandestinas junto con el propio Luke.
En uno de esos viajes, y de manera no planificada, ambos acabarán en el planeta pantanoso y cubierto por una espesa de niebla de Mimban donde, para su sorpresa, harán dos hallazgos inesperados: una mina que surtía de energía al propio imperio y, además, una piedra preciosa estrechamente conectada al poder de la Fuerza: el cristal Kaibirr. Una reliquia excepcional, pero también un terrible arma en las manos equivocadas.
Durante el desarrollo de la trama, Foster ahonda más y mejor en conceptos que tardarán años, incluso décadas, en llegar a la gran pantalla y, en el proceso, asentó las bases para todas las novelas e historias paralelas a las películas que llegarán después, como la estructura del Imperio, la dinámica entre algunos de los mayores protagonistas de la Saga Skywalker y elementos que poco a poco darán forma al imaginario de Star Wars desde nuevos medios y formatos.
Reservándose cuidadosamente momentos muy bien planteados para darle al lector eso que se promete desde la portada: el reencuentro con uno de los villanos más icónicos de toda la saga. Ofreciendo fanservice al lector sin el temor de contradecirse con otras obras y elementos canónicos que poco a poco fueron llegando durante los años posteriores. Sirviendo como valiente rompehielos para lo que será la gran franquicia de Star Wars, pese a narrar dos o tres momentos que hoy, quizás, veríamos con ojos de reprobación.
El Ojo de la Mente pudo haber sido el Imperio Contraataca, pero Star Wars fue un exitazo
¿Cómo es posible que Foster pudiese bucear tan profundo en el universo de Star Wars? De entrada, porque George Lucas no le puso apenas restricciones y más allá de la primera película no había nada escrito en piedra en una franquicia que, a efectos prácticos, en aquella época estaba compuesta tan solo por una película ya estrenada y los borradores en papel previos a hacerla. Pero lo que marcó la diferencia es que Foster ya estaba completamente empapado de la esencia de aquella galaxia muy, muy lejana desde 1976 y, además, su obra iba a ser el plan B para expandir la saga.
Tal y como se cuenta en una entrevista para SyFy, la escritura de la novela de la película, basada en los guiones del propio Lucas, comenzó un año antes del estreno de la misma para poder llegar rápido a las librerías. Sin embargo, había un segundo libro en su propio contrato que, llegado el momento, podría servir como base para una posible secuela.
Es más, como la escritura de esta segunda novela se estaba haciendo antes del estreno de La Guerra de Las Galaxias no había ningún tipo de garantías de que la película fuese un éxito comercial, así que George Lucas le dio una sola indicación: independientemente de lo que escribiese, debía poder rodarse con un presupuesto bajo. Lo cual explica las localizaciones descritas por Foster.
La única restricción que George [Lucas] me puso fue que quería que escribiera algo que pudiera filmarse con un presupuesto bajo, la idea era que si la primera película, Star Wars, no generaba mucho dinero pero sí suficiente para justificar En una segunda película, podría reutilizar muchos de los mismos accesorios, vestuario y fondos
Por eso, por ejemplo, El Ojo de la Mente se desarrolla en un planeta envuelto en niebla y gran parte de la acción se desarrolla bajo tierra. Realmente reduce la necesidad de costosos fondos.
De hecho, la otra gran pregunta en torno a El Ojo de la Mente también tiene que ver con los planes de expandir la franquicia ¿dónde se supone que está Han Solo? La realidad es que Harrison Ford no firmó para aparecer en las secuelas (ni siquiera tuvo claro si volvería para una tercera entrega tras El Imperio Contraataca) con lo que centró los acontecimientos de la novela en aquellos personajes que sí estaban asegurados: Luke, Leia, los Droides y Darth Vader. Sobra decir que los posibles lazos familiares entre varios de ellos -más bien la mayoría- se incorporarán muy a posteriori. Para sorpresa de los nuevos espectadores.
Del canon de Star Wars a su Universo Expandido y cómo uno devoró al otro
Estamos todos de acuerdo en que El Imperio Contraataca (o el Episodio V, si lo prefieres) es una de las mejores películas jamás rodadas y el estándar dorado a la hora de rodar segundas entregas, pero llegados a este punto la pregunta se hace sola: ¿por qué George Lucas no usó la historia de Alan Dean Foster? Bueno, como el propio Foster dirá muchos años después, y pese a ser la legítima continuación de las aventuras de Luke Skywalker y compañía, El Ojo de la Mente siempre fue "un plan B" dentro de la gran visión de Lucas.
"Era bastante obvio que George estaba siguiendo un arco argumental que él mismo había desarrollado y que continuaba desarrollando; y que desarrollar proyectos cinematográficos a partir de otras producciones derivadas no era algo que él necesitase, lo cual estaba bien. Lo entendí desde el principio. Quiero decir, siempre fue la idea. Aunque siempre es bueno tener un plan de respaldo, no siempre es necesario usarlo".
El Imperio Contraataca fue la segunda entrega de la trilogía clásica de Star Wars, y el propio George Lucas se dió cuenta mientras la escribía (como queda patente en su introducción de El Ojo de la Mente) que estas tres historias creadas para la gran pantalla eran la parte central de una gran saga que tenía en mente y, con mucha suerte, abarcaría nueve películas. Sin embargo, la novela de Foster fue la chispa de algo que afianzará la franquicia durante las décadas siguientes en paralelo a la iconografía y el merchandising de las cintas: el Universo Expandido.
Mientras el entrañablemente bochornoso especial navideño de Star Wars continúa persiguiendo en sueños a George Lucas y los actores, el Ojo de la Mente fue la primera obra en ir más allá de las películas y la piedra de toque para todas las novelas de Star Wars englobadas y conocidas como el Universo Expandido, derivando posteriormente en videojuegos, juegos de rol y todo tipo de experiencias narrativas. Ofreciendo aventuras y acontecimientos centrados en esa galaxia o sus personajes que pertenecieron a la continuidad oficial y, tras alcanzar un volumen enorme, se reorganizaron por parte de la propia LucasFilm para no solaparse entre sí.
Es más, junto con las reediciones de la novela de Foster, en 1995 se relanzó El Ojo de la Mente en formato cómic, el cual puede leerse actualmente en formato digital a través de Marvel Unlimited.
De este Universo Expandido nacieron personajes como El Gran Almirante Thrawn o iniciativas como el proyecto transmedia Sombras del imperio, así como videojuegos y sagas épicas con autores de renombre, para alegría de generaciones enteras de fans de Star Wars. Y así fue hasta la adquisición de Disney y su decisión de hacer una limpieza del canon, demoler el Universo Expandido y reducir lo publicado al sello Leyendas, ya fuera de la continuidad. ¿El motivo? Había que hacer hueco para los nuevos planes.
Star Wars: El Ojo de la Mente (su título actual) pudo haber sido la secuela de La Guerra de las Galaxias, fue el primer ladrillo del Universo Espandido y ahora es una novela que, con la banda de Leyendas bien a la vista, quizás se desvía demasiado de la continuidad y lo que hoy representa la saga Star Wars para la colosal Disney. Pero una cosa está clara: la expansión del fenómeno no hubiese sido igual sin aquella aventura de Luke y Leia. Por su parte, Alan Dean Foster continuó escribiendo novelas de Star Wars (además de otras sagas como Star Trek o Alien) y continuó ampliando ese Universo Expandido que él mismo comenzó a escribir con La Llegada de la Tormenta, una aventura ambientada ya en la trilogía de las precuelas.
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