La esencia de la rebelión adolescente hecha videojuego. Análisis de Road 96: Mile 0

Ni secuela, ni una precuela en la que puedas dar por hecho los acontecimientos que ya conoces: Road 96: Mile 0 es la historia de dos jóvenes que escapan de su realidad. A veces abstrayéndose, otras abriendo los ojos al mundo adulto y finalmente tomando decisiones que cambiarán su vida. Incluso, cuando las partes más interesantes de este viaje emocional se hace a través del surrealismo. O, más bien, de una peculiar introspección musical capaz de sacar lo mejor y lo peor de nosotros.

Digixart revalida sus aciertos y la riqueza de ese universo creado para Road 96 de nuevas maneras. De entrada, dejando completamente de lado sus inspiraciones de Road Movie. Aportando el contraste entre la fantasía de dos adolescentes y una cruda realidad. Aderezando la narrativa entre notas musicales y un trasfondo que se presta a reflexiones atemporales. Y, finalmente, delegando al jugador algo tan complejo como que los protagonistas se cuestionen su entorno o reafirmen sus convicciones.

Porque el eje de Road 96: Mile 0 no está en su jugabilidad o su narrativa, a caballo entre Firewatch y esos juegos que combinan el ritmo con los Endless Runners; sino en sus notas alegres o los momentos más crudos. De manera más específica, en la dinámica entre Zoe y Kaito, los mejores amigos y unos auténticos buscalíos. Dos jóvenes que, pese a ocultarse de la vida adulta en su propio refugio, no pueden tener una visión más opuesta de la realidad que los envuelve.

Un videojuego con un marcado mensaje político que no obedece a ideologías, sino a las circunstancias. Que señala lo peor de los regímenes fascistas y comunistas con el mismo dedo y a la vez. No para exponer el autoritarismo, que sería lo fácil, sino para mostrar las consecuencias del mismo.

Y, en el proceso, entre ese torbellino de circunstancias, haciéndonos dudar. Porque la incertidumbre y el miedo a dar un salto hacia lo desconocido también es una parte crucial del crecimiento de cualquier adolescente. Lógicamente, y por extensión, uno de los elementos más fuertes de Road 96: Mile 0.

Dos mundos, un mismo problema

White Sands es el reflejo perfecto de Petria: la mitad de la ciudad prospera con una clase acomodada que vive entre lujos y bellos paisajes. Todos ellos afines y al servicio del estado, lógicamente. La otra mitad es una decadente urbe en la que la mano de obra se desvive por mantener un sistema que sobrevive a base de exportar petróleo.

Y sin embargo, en ambos casos es una cárcel en la que la gran diferencia entre sus habitantes se puede resumir en que unos cuentan con barrotes dorados y los de los otros están comidos por el óxido. Al menos, el gobierno unificado se esfuerza en contentar a ambos gracias a su descarada manipulación mediática.

En ese curioso contexto, dos almas inquietas: Zoe, la hija del ministro de petróleo, tiene una vida muy acomodada con una enorme casa y un minigolf a tiro de piedra de su ventana. Kaito reparte periódicos para ayudar a su familia y mantener su humilde hogar. Destinos opuestos que cada tarde pasan el rato juntos en su propio refugio, en mitad de una de las muchas construcciones a medio terminar de la ciudad.

Y pese a que Zoe y Kaito son los mejores amigos el uno del otro, es cuestión de tiempo que sus mundos acaben colisionando.

Los enemigos número uno del Gobierno de Petria tienen nombre propio: la Brigada Oscura. Un grupo de rebeldes a los que se les atribuye cada desgracia sucedida de puertas para adentro de cada ciudad. No hay mucho margen para las dudas, la verdad, ya que es casi imposible abandonar las fronteras, la información de la televisión es contundente y las fuerzas del estado tienen mano dura con los insurrectos.

Precísamente por ello, a Zoe le preocupa tanto que Kaito haya comenzado a simpatizar con la Brigada Oscura. ¿Qué razón tendría para unirse a esos rebeldes?

Rebelión, sí, pero con un punto de surrealismo musical

En Road 96: Mile 0 controlamos tanto a Zoe como a Kaito, y pese a que vemos los puntos de vista de cada uno en primera persona, se nos hace dudar en todo momento de sus ideales y motivaciones. O, más bien, se nos invita a plantearnos aquello que damos por cierto constantemente. ¿El presidente de Petria nos protege de los Brigadas Oscuras o es el enemigo? ¿Quién dice las mentiras más peligrosas?

Si bien, durante el transcurso del juego tendremos diferentes acciones y decisiones que condicionarán tanto nuestras decisiones como los acontecimientos. De modo que en función de lo que investiguemos tendremos más argumentos para opinar, pero serán nuestras líneas de diálogo las que de un modo u otro encauzarán la trama así como el destino de cada protagonista.

Eso sí, las grandes revelaciones tienen un interés muy especial en esta aventura, dado que no solo es una precuela argumental de Road 96, sino también una secuela de Lost in Harmony. Y es de éste último dónde se toman prestados uno de los elementos más distintivos y entretenidos. Los  tramos musicales.

Los puntos de inflexión de la historia nos nos presentados como videoclips musicales protagonizados por una patinadora y un skater que atraviesan un viaje emocional. No como mini-juegos, sino como la mitad de la propia experiencia que completa la parte de aventura e investigación. Retándonos a llevar el ritmo y superar tramos plataformeros y pruebas de reflejos mientras evolucionan los personajes. Y, en el proceso, planteándonos nuevas dudas.

Porque, pese a la fuerte amistad entre Zoe y Kaito, están destinados al desacuerdo, a colaborar y a cambiar la perspectiva de la realidad tanto del uno como del otro. A tantear si el régimen que se impone es pura maldad o si los Brigadas Oscura realmente luchan por una causa justa. Y, en ambos casos, si el fin realmente justifica los medios.

Eso sí, no te vas a quedar atascado ni en la historia ni en los tramos musicales: el juego sabe guiarte en todo momento, y si se te complica demasiado una maniobra en la parte musical, a los cinco intentos te preguntará si quieres pasar al siguiente checkpoint. En Road 96: Mile 0 es plenamente consciente de que las únicas dudas que debes tener durante la partida tienen que estar relacionadas con el viaje emocional de los protagonistas

Con todo, Road 96: Mile 0 flaquea en un elemento en sus compases iniciales y finales: Digixart hace que sea más que recomendable jugar a Road 96 y a Lost in Harmony para conocer en profundidad a los protagonistas y entender los cameos que aparecen en diferentes tramos de la historia. Dejando cierta sensación de historia intermedia entre dos juegos, pese a sostenerse en lo esencial sin el apoyo de otras obras.

Eso sí, pese a que la duración es la que es (en dos tardes lo habrás exprimido al máximo) hay minijuegos repartidos por los poquitos escenarios que hay, varios de coleccionables que le dan peso a una rejugada y la posibilidad de batir tus propias marcas en los tramos musicales. Eso sí, pese a que hay diferentes finales y decisiones que le dan color a la trama, el curso de la historia a rasgos generales no tiene ramificaciones. 

Y eso no es malo, que conste, pero lo acaba poniendo a la sombra de un mucho mayor y más original Road 96

La opinión de VidaExtra

Road 96: Mile 0 logra perfectamente lo que se propone: plantear al jugador una historia en la que dos jóvenes experimentan un debate interno al chocarse de frente con una cruda realidad. Encender la chispa de la rebelión en ambos y, en última instancias, hacernos cómplices y darnos voz en el proceso. A veces con muy entretenidos tramos musicales que expresan sus emociones e inquietudes, y otras arrancando carteles o pintarrajeando encima de ellos. A sabiendas de que en ambas situaciones nuestras decisiones tendrán consecuencias.

El juego se hace cortito, y eso no es malo. Cuenta la historia tal y como es y en sus términos y deja que el jugador se desenvuelva, aunque al final acaba dejando cierta sensación de ser un paso intermedio entre dos obras mayores, dado que los momentos más especiales, tanto en la resolución como en la introducción, sirven para atar cabos con Road 96 y Lost in Harmony respectivamente.

Pero eso no quita ni eclipsa sus aciertos: Road 96: Mile 0 retrata con acierto la inquietud y las dudas adolescentes y las plasma en un viaje emocional que tiene lugar en un entorno muy específico diseñado para que el jugador tenga genuina sed de libertad. Y, a la vez, planteándole si las opciones que toma durante el proceso son las adecuadas. Logrando sintetizar la esencia de la rebelión adolescente y las dudas derivadas de éstas en un videojuego.

Duración de Road 96: Mile 0

Puedes acabar Road 96: Mile 0 en dos tardes y sin prisas. Incluso en una. La historia no es compleja ni te desvía demasiado de tu camino, y si te atascas en algún punto de los recorridos musicales el propio juego te propone saltarte los tramos que más estás repitiendo. En cualquier caso, incluso si vas a hacerte con todos los coleccionables y secretos en menos de diez horas le habrás sacado todo el jugo a la propuesta.

Otra cosa es la rejugabilidad, y es ahí donde Road 96: Mile se apoya en esos tramos musicales a base de desafiar con la obtención de la máxima puntuación y la mejor trazada. Algo que a nivel argumental no influye y que puedes hacer desde el menú del juego conforme se van desbloqueando o una vez has completado la historia.

Precio de Road 96: Mile 0

El precio de la versión de consolas de Road 96: Mile 0 está fijado en 12,99 euros y entendemos que se mantendrá o no variará demasiado en PC. En cualquier caso es bastante recomendable haberte dado un paseo previo por Road 96 cuyo precio en Steam es de casi 20 euros. La buena noticia es que el juego original actualmente forma parte del catálogo del Game Pass, con lo que los jugadores de Xbox y escritorios lo tiene un poquito más fácil a la hora de disfrutar de la historia entera.

• En VidaExtra: Los mejores juegos indies de 2022
• En VidaExtra: Ocho videojuegos para gente con prisas