Aprende, adáptate, experimenta y sobrevive. Los suecos de Frictional Games redoblan su apuesta por el terror ambiental con grandes elementos de suspense. La sensación de jugar a un pilla-pilla mortal en entornos hostiles. Algo que, no lo vamos a negar, se les da rematadamente bien: Amnesia: The Bunker es la suma de todo lo aprendido a lo largo de los últimos 13 años, pero también busca (y consigue) aportar una nueva capa de incertidumbre y angustia al jugador. No solo durante la primera partida, sino también a partir de ella.
Y no lo vamos a negar, esa asfixia emocional es exactamente lo que vinimos a buscar a un búnker alejado de la mano de Dios.
Nuevo protagonista, nuevo entorno y contexto histórico y una criatura de pesadilla empeñada en devorar nuestra alma hasta las últimas consecuencias. Una persecución a la desesperada que torna en obsesión, en la que se afianza la sensación de escapar de una ratonera mortal. Eso sí, esta cuarta entrega de la saga Amnesia se niega a aportar simplemente un escenario diferente y todavía más desalentador: la manera en la que se promueve que nos adaptemos como podamos a cada circunstancia es lo que distingue a Amnesia: The Bunker de todo lo ya visto.
Que no se me malinterprete: en Amnesia: The Bunker vuelven a manifestarse todos los elementos recurrentes de la serie independientemente del nuevo escenario en el que todo transcurre: la ambientación histórica, la manera en la que se nos invita a curiosear con todo lo que hay en pantalla y esa tan reconocible sensación de estar escondido y con la bestia a tiro de piedra sin tener del todo claro si realmente estamos aplazando lo inevitable. Pasado el prólogo, es un juego de Amnesia de cabo a rabo. Y que en esta ocasión empecemos teniendo una pistola en la mano no cambia nada.
¿Un giro al formato shooter en primera persona? En absoluto. Nuestro revolver es una herramienta más dentro del gran puzle que supone cada partida. Un recurso que usaremos más para reventar candados o abrirnos paso que para otra cosa, a sabiendas de que el ruido generado al disparar jugará en nuestra contra. Sobre todo, teniendo en cuenta que en Amnesia: The Bunker en el que hay piezas variables.
Pero incluso si todas las razones anteriores no son suficientes para justificar la inclusión de un arma de fuego, tiene todo el sentido del mundo que Henri Clément, nuestro protagonista, acabe llevando una en la mano: el búnker al que hace referencia el propio título del juego está construido para soportar el conflicto bélico que está teniendo lugar en paralelo a nuestra pesadilla: La Primera Guerra Mundial. Y pese a que Clément ha zafado un destino muy cruel al estar en el meollo del conflicto contra los alemanes, no tardaremos en darnos cuenta de que habremos saltado desde el sartén a las brasas.
Una ratonera mortal en plena Guerra Mundial
En teoría, y solo en teoría, un búnker debería ser uno de los espacios más seguros dentro de cualquier zona de guerra. A fin de cuentas, su razón de ser es ofrecer una infraestructura a prueba de bombas capaz proteger a quienes están dentro de cualquier amenaza exterior. La premisa de Amnesia: The Bunker es, precísamente, escapar de cualquier modo y a cualquier precio de uno. Y la razón de ello no es que fuera de él se esté mejor, que conste, ya que hay una guerra en proceso; sino con quién compartimos estancia.
Estamos encerrados en unas amplias y oscuras instalaciones soterradas con una bestia que nos dará caza al menor despiste y cuyo comportamiento en esta entrega de la saga Amnesia es todavía más impredecible. Eso sí, también hay ratas, trampas y otros peligros esperando pacientemente a que demos el siguiente paso. Lo cual nos lleva a la pregunta de rigor: ¿cómo rayos hemos acabado ahí?
El mundo no estaba preparado para un conflicto bélico a la escala de la Primera Guerra Mundial. Especialmente, los franceses. Una pesadilla que se se hizo interminable y que, de hecho, es omnipresente en Amnesia: The Bunker. De hecho, el juego arranca directamente desde las trincheras en un prólogo que nos sirve de tutorial y para meternos en situación. Un preludio al primer acto que se cierra con dos frases que recordaremos durante toda la gesta: ahora tu vida depende de ti. Aprende, adáptate, experimenta y sobrevive.
Esa frase es una doble declaración de intenciones en Amnesia: The Bunker y, en el proceso, nos pone sobre aviso: pese a que la exploración en un entorno sombrío y completamente hostil es un elemento recurrente en la saga, no sirve de nada buscar las soluciones en internet y ni siquiera los desarrolladores podrán ayudarte a escapar.
De entrada, las contraseñas son aleatorias, así como la colocación de las trampas y obstáculos. Lógicamente, esto afecta a cuando y cómo obtenemos las piezas necesarias para avanzar y, por extensión, la manera de desenvolvernos en el bunker variará de partida a partida. Es más: la aparición y comportamiento del monstruo que habita en el búnker es dinámica (no aleatoria) y depende de nuestras acciones. Lo cual no quiere decir que técnicamente tengamos el control de lo que ocurre en cada momento. Más bien lo contrario.
Como comentamos al principio, en Amnesia: The Bunker se nos da un arma de fuego y no tardaremos en tener otros elementos esenciales, como una pequeña linterna que funciona dándole cuerda. Ambas emiten ruido al usarse que nos dejará completamente expuestos al monstruo, pero es imposible superar el juego sin darles uso. Sobre todo, porque la luz es algo que escasea enormemente en el búnker y contar con la llave de cada cerradura es un lujo. Casi, casi tanto como la propia munición.
Frictional Games nos pone un arma de fuego en la mano, pero eso no es una aproximación hacia la mecánica de los shooters. No tardaremos en darnos cuenta de que las balas son dolorosamente escasas y que cada explosión nos costará un disgusto. La gran pregunta es, ¿cuántas podemos permitirnos provocar a la hora de seguir avanzando? Y ahí entra en juego la otra gran dinámica de Amnesia: The Bunker.
La rejugabilidad: la pieza clave de la ecuación
Más allá de la cuidada ambientación, extremadamente sombría y cruda, lo primero que notaremos (y se agradece) en Amnesia: The Bunker es que pasados del prólogo no recibiremos ningún tipo de ayuda en el juego. ¿Sabes esa cada vez más asentada tendencia a guiar al jugador -especialmente en los juegos de supervivencia- diciéndole lo que tiene que hacer y cómo en un margen de la pantalla o desde alguna parte del menú de pausa? No cuentes con ello. Y eso no es malo.
Experimentar con lo que hay es algo que está muy presente en la saga de Fraction Games y se nota todavía más en Amnesia: The Bunker. Se promueve, de manera proactiva, a que interactuemos experimentando con el inventario, rompiendo obstáculos de madera a base de físicas o trasteando con lo que haya cerca. A que curioseemos con lo que se nos da y todo lo que llevamos encima para resolver situaciones que nos aparecen en esta partida y que no veremos si empezamos un juego nuevo.
Eso sí, ya te advertimos que lo único que puede con una cadena es el clásico cortador de pernos.
Como ya comentamos, la aleatoriedad de Amnesia: The Bunker no pasa por una mazmorra con la ambición de ser un mundo semiabierto, según Fraction Games, sino remezclar en las claves para avanzar. Cualquier código que deba ser usado en un casillero o una puertas es generado para la ocasión y no siempre los encontraremos en el mismo sitio. Es más, casi todos los recursos y su ubicación también son aleatorios.
De hecho, somos sometidos con cierta constancia a a trampas en forma de explosivos colocados con picardía y que exigirán que prestemos atención a todo lo que hay en pantalla. Sobre todo, si no está convenientemente iluminado. Y para colmo de males, la luz del búnker funciona con un generador que necesitamos que funcione sí o sí. Pero lo mejor de todo es que no nos podemos apoyar en las referencias de partidas anteriores o guiarnos por la experiencia de otros jugadores: los tipos de trampas y su ubicación son aleatorias en cada partida.
De hecho, hay objetos específicos, como un mechero o una máscara de gas, que aparecen al principio del juego y nos invitan a probar nuevas maneras de jugar y obstaculizar a los peligros a los que nos enfrentamos. Si nos falla el generador podemos improvisar una solución e iluminar la habitación en la que nos encontramos, quemando lo que sea o sorteando nuevas zonas. Pero, como decimos, pese a que estos objetos tan sencillos están relativamente localizados, desbloquearlos implicará dar vueltas y resolver puzles. Así que, de todas todas, deberemos prestar atención a todas las pistas que nos da el juego.
Lo cual, por otro lado, no quita que en ese proceso de experimentación, ensayo y error, notemos cada vez más la presencia del monstruo. Elevando la tensión de manera gradual hasta el propio clímax del juego. Y ojo, que si Amnesia: The Bunker no te lleva de la mano en ningún momento de manera intencionada, también sabe ser exquisitamente clásico de otro modo: una vez completamos el prologó no hay autoguardado. Si no salvamos la partida de manera manual, perderemos todo lo que hayamos hecho. El que avisa no es traidor.
¿Y después? Bueno, lo cierto es que tal y como está planteado el conjunto, Fraction Games promueve que empecemos una nueva partida. Es más, nos reta a que elevemos el grado de dificultad.
Amnesia: The Bunker ofrece tres niveles de dificultad. De cara a nuestro análisis los probamos todos, y el cambio es realmente enorme de uno a otro: si jugamos en Fácil tendremos pequeños grandes lujos como una iluminación bien repartida y una gran facilidad para encontrar objetos útiles en la estantería. Algo que en conflicto con la propia naturaleza de exploración y supervivencia.
Lógicamente, la verdadera esencia del juego reposa en un modo difícil en el que cada mala decisión es letal , en el que los recursos serán extremadamente escasos y donde se cumple aquello de que la curiosidad mató al gato. Siendo nosotros ese gato. Ofreciendo ese café para los muy cafeteros que los veteranos de las entregas anteriores están deseando disfrutar.
La opinión de VidaExtra
Amnesia: The Bunker es mucho más que una cuarta entrega, supone la evolución en la buena dirección de la saga y la consagración de su fórmula de terror ambiental. Aferrándose a las sensaciones clásicas y sabiendo promover la incertidumbre cuando y cómo se espera de una franquicia que se afianzó una nueva manera de experimentar la incertidumbre, la tensión y los sobresaltos en primera persona a través de los videojuegos.
La ambientación, inspirada en la Segunda Guerra Mundial aporta nuevos y acertados matices frente a las entregas anteriores. En lo estético, por supuesto, pero sobre todo en cómo se manifiesta la sensación de supervivencia y nuestra predisposición a afrontar esa desesperación a través de las nuevas acciones y los recursos de nuestro protagonista. A usar el arsenal y cada artículo de nuestro inventario de manera racional. A guardar siempre una última y valiosísima arma en la recámara.
La jugabilidad de Amnesia: The Bunker es más dinámica, pero sus controles son fieles a lo ya visto: deberemos mover cajas, piedras o abrir puertas empujando con el ratón en el caso de que juguemos en PC. Lanzar elementos pesados contra la madera atinando con el peso y el lugar en el que cae. Y eso no es malo, que conste, ya que al final se trata de un elemento clave a la hora de recordarnos que no vamos a tener ningún tipo de ayuda en esta pesadilla. Una sensación que prevalece y que siempre debe imperar.
El escenario del búnker que le da nombre a esta entrega está bien planteado. Es un laberinto cuya máxima amenaza reacciona de manera dinámica y en el que, por muchas partidas que llevemos en lo alto, no nos podemos permitir bajar la guardia. Que sabe sacar partido a la ambientación, a cimentar cierta sensación de claustrofobia y que siempre usa la oscuridad en su beneficio.
Elementos que, sumados uno después del otro y afianzados sobre una rejugabilidad planteada, convierten a Amnesia: The Bunker en un nuevo capítulo dentro de la saga que no solo agradará a sus fans, sino que les planteará nuevos retos. Cimentando más y mejor esa clase de terror atmosférico que se sufre (o disfruta) de una manera tan especial a solas, con las luces apagadas y con los cascos puestos. Promoviendo con acierto que regresemos a esa ratonera mortal, incluso cuando el propósito de la experiencia es precisamente escapar de ella.
Y, en última instancia, sirviendo a nuestro propio ritmo esas sensaciones de incertidumbre y angustia que vinimos a buscar y no tardaremos en encontrar.
Duración Amnesia: The Bunker
Si jugamos en modo normal y estamos más o menos familiarizados con la saga de Amnesia, escapar por primera vez del búnker (tras adaptarnos a las nuevas mecánicas) puede llevarnos de dos a cinco horas. Quizás menos. La buena noticia es que Amnesia: The Bunker cuenta con un modo fácil que rebajará sustancialmente ese tiempo, un modo difícil que nos hará ser mucho más cautelosos y tardaremos más en desenvolvernos. Dicho lo cual, Frictional Games promueve de manera proactiva la rejugabilidad sin que se diluyan el suspense y los sobresaltos.
Amnesia: The Bunker
Plataformas | Xbox Series X / S, Xbox One, PS5, PS4 y PC |
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Multijugador | No |
Desarrollador | Frictional Games |
Compañía | Frictional Games |
Lanzamiento | 6 de junio de 2023 |
Lo mejor
- La nueva ambientación del búnker juega completamente a favor de las novedades jugables
- El salto hacia la rejugabilidad a base de trampas, elementos y puzles colocados de manera aleatoria y un monstruo que actá de manera dinámica
Lo peor
- Acostumbrate a guardar manualmente la partida: puede que el juego no te lleve de la mano, pero te vas a ahorrar más de un disgusto
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