Al nuevo Assassin’s Creed Valhalla: El Amanecer del Ragnarök llegaba con la esperanza de ver hasta qué punto esa gran evolución prometida por Ubisoft era capaz de vendernos como nuevo un Assassin's Creed Valhalla que siguen estirando como un chicle.
Tenía ganas de comprobar de primera mano hasta dónde llegaba esa promesa de la expansión más grande y ambiciosa que habían creado hasta la fecha y, bueno, hay que reconocerles que le siguen poniendo ganas.
Razones para tener esperanza
El Amanecer del Ragnarök sigue la estela del viaje a la mitología nórdica que ya pudimos experimentar en uno de los sueños del juego principal. Un repaso a la historia de nombres como Loki o Thor que resultó ser uno de los momentos más originales y aplaudidos de toda la aventura.
Manteniendo esa misma idea, en esta ocasión controlaremos a Odín para viajar al reino enano de Svartálfaheim, donde deberá detener una nueva amenaza haciendo uso de nuevas habilidades y poderes, de lejos la mayor excusa para acercarse hasta esta expansión.
Con un escenario precioso que vuelve a beber de esa libertad absoluta que te da la mitología para crear mundos de ensueño, el primer vistazo a esta nueva aventura me ha mantenido constantemente entre dos aguas. Por un lado siempre hace ilusión volver a un juego tan rico como Assassin’s Creed Valhalla. Por el otro, es un proyecto que empieza a cansar.
En un año tan apretado de grandes lanzamientos como este, volver a un juego intergeneracional de 2020 puede ser durillo. Sigue viéndose de pelotas, sí, pero empiezan a notársele las costuras en comparación con juegos triple A más recientes.
Los nuevos poderes, lo más prometedor
Por contra, la idea de recuperar habilidades y poderes de fantasía en un DLC -imposible no acordarse aquí de aquella lucha contra Washington de la tercera entrega- no sólo es bien recibida, también es la excusa perfecta para darle un vuelco al juego.
Los dos poderes mostrados, uno para convertirnos en cuervo y viajar por los aires mientras marcamos enemigos y atacamos desde arriba, y otro para hacer que los enemigos caídos se despierten como zombis y luchen a nuestro lado, son más que suficientes para entender que esto va a ser mucho más que un simple apéndice. Especialmente teniendo en cuenta que aún quedan más habilidades por desvelar.
Pero a lo que es difícil negarse es, por encima de todo lo demás, a tener un nuevo e inmenso mundo esperando a ser explorado en busca de cuentos mitológicos y cuevas secretas. Las ganas que tengo de perderme ahí siguen siendo irrefrenables.
No es menos cierto que ojalá pudiese hacerlo con una notable actualización gráfica y de la mano de nuevos personajes y un cambio aún más radical, pero parece que lo de tener una nueva entrega cada dos o tres años implica esta estrategia. Por mucho que se agradezca el cambio, no puedo evitar seguir echando de menos al viejo Assassin’s Creed.
La expansión Assassin's Creed Valhalla - El Amanecer del Ragnarök se pondrá a la venta, por 39,99 euros, el próximo 10 de marzo de 2022
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