Ghostrunner 2, primer contacto: el ninjutsu cyberpunk revalida su lado más salvaje

Rendirse nunca. Retroceder jamás. Ghostrunner 2 consolida la frenética propuesta de ninjutsu cyberpunk de One More Level y la encauza hacia lo que su expansión ya pedía a gritos: dar el paso hasta consolidarse como una potente franquicia de acción. Una que se niega a pasar desapercibida. Desafiante, sí, como el Ghostrunner original. Pero también una delicia jugable con aciertos y novedades a los controles que da gusto desplegar.

A lo largo de estos últimos días, 505 Games nos dió acceso a una zona amplia, aunque acotada en contenidos, de Ghostrunner 2 en la que su impresionante ambientación futurista, aderezada con acordes de synthwave, quedaba relegada a un segundo plano frente a la movilidad, el ritmo y los combates dinámicos que se suceden en pantalla.

Cada golpe asestado sigue siendo letal, faltaría más. Los dados y los recibidos por nosotros. ¿Un juego de acción estricto? Desde luego. Pero también generoso en posibilidades. Más que el primero. Y con cada caída aprendes algo que estás deseando usar en tu siguiente intento.

Lo que ya nos gustó del Ghostrunner original sigue en su sitio, que conste: masacrar enemigos de manera muy rápida y acrobática. Un sistema de combate sostenido a través de una movilidad al estilo parkour que da un enorme juego siguen siendo los dos pilares que sostienen la experiencia. Que en el tramo jugado haya más tipos de enemigos y contenidos destruibles suma puntos adicionales.

Dicho lo cual, y como se adivina de su nombre, estamos ante una secuela. Planteado así puede parecer una obviedad, pero es interesante resaltar que no es una simple adición de niveles que continúa la historia conocida. Las nuevas técnicas, la movilidad mejorada y hasta los extensos tramos motorizados, katana en mano, le dan identidad propia al conjunto. ¿La suficiente como para desmarcarse y superar al original?

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Más potente, más rápido y más intenso

Salir de una pieza entre explosiones, esquives, tajos y el encanto de las luces de neón de Ghostrunner 2 requiere de los reflejos y la disciplina de un ninja. La buena noticia es que lo tenemos de serie. La noticia todavía mejor es que ahora tenemos un mayor dominio de ellas.

La zona jugable a la que tuvimos acceso se puede dividir en dos largos tramos: una gran zona de exploración vertical en la que deambulamos entre edificios destruyendo todo lo que se mueva sin sutilezas, y un prolongado circuito que recorreremos en moto sin soltar la katana. Una de las nuevas experiencias jugables, todos sea dicho.

Ghostrunner 2 es una distopía futurista en la que debemos abrirnos paso moviéndonos como un ninja, atacando con la precisión de un samurái y siendo conscientes de que un solo roce por parte del enemigo o un traspiés nos obligará a empezar desde el último punto de control. Hasta ahí, todo como lo dejamos.

El primer gran acierto es que, si bien, teníamos un recurso que nos permitía frenar el ritmo de la acción, ahora tenemos la posibilidad de impulsarnos más de una vez en el aire y eso cambia nuestra percepción del combate, pero también obedece a las nuevas maneras de interactuar con el escenario: hay más elementos destruibles y explosivos, así como maneras de atacar menos lineales. Al menos, allí dónde hemos podido jugar.

Lo que sí es un gran paso en la buena dirección es el sistema de bloqueos y contraataques: con los suficientes reflejos, nuestro cyber ninja puede despachar a todo el que se lance a nuestro cuello, derivando en diferentes remates explícitos y letales. Promoviendo que le dediquemos menos tiempo a escapar y tengamos una predisposición al combate diferente al primer Ghostrunner. Y, si bien, estar lento nos constará volver a empezar, eso hace que replanteemos nuestra estrategia y seamos más técnicos y agresivos.

Tanto el segundo impulso como el sistema de contraataques se gestionan a través de marcadores que establecen a golpe de vista cuanto podemos estirar esos recursos antes de empezar a meternos en líos. Con todo, y para la ocasión, One More Level diseñó y repartió por el escenario nuevos tipos de enemigos que harán que no nos acostumbremos a hacer demasiado lo mismo. Al menos, mientras vamos a pie.

¡El guerrero de la carretera!

El segundo gran tramo de la versión jugable de Ghostrunner 2 a la que tuvimos acceso se centra en la otra gran novedad anunciada: la integración de tramos motorizados. Y pese a que en éstos la acción se reducía -por motivos de lógica- ni el frenetismo, ni la ambiciosa ambientación cyberpunk cedían un ápice frente al conjunto.

La manera de pilotar apenas tiene misterios, ya que se trata de prolongados niveles lineales en los que las bifurcaciones siempre servían al propósito generar zonas de saltos o tramos elevados a los que acceder a través de rampas a más de 250 kilómetros por hora. Si chocamos, regresamos al último punto de control. Y lo cierto es que están repartidos con mucha generosidad.

Eso no quiere decir que sean tramos aburridos. En absoluto. Incluso en moto podemos hacer wallruns, si soltamos el acelerador veremos como se nos empiezan a cerrar compuertas a distancia y en determinadas zonas deberemos abrir compuertas a golpe de katana o conducir en zonas de tubo desafiando la gravedad sin separar las ruedas.

Siendo, a todos los efectos, un espectáculo que a veces recuerda a Star Wars: Racer y otras al nivel de las motos Battletoads. Pero jamás llegando al nivel de frustración del segundo ni de variedad del primero. Una cosa por la otra.

Sin entrar en detalles, lo que sí te puedo decir es que en la parte jugable jack, nuestro Cyber ninja, toma posesión de la motocicleta, con lo que es temprano para saber si ésta tendrá un protagonismo mayor en la versión final o si se añadirán más elementos de acción y plataformeo a la experiencia de conducción. Pero hay algo que sí queda patente: tal y como acaba este tramo, deja con ganas de más.

Recordando, de manera casi inevitable, esos niveles de los clásicos juegos de ninja de los 90 en los que nuestros encapuchados protagonistas se suben a un vehículo, una tabla de surf o algo parecido. Reteniendo esas sensaciones de ofrecer un tramo especial dentro del propio juego. Eso sí, One More Level no pierde la perspectiva y aporta a variedad, pero lo enmarca todo dentro del universo y la experiencia jugable de Ghostrunner.

El retorno del Cyber Ninja

No te puedo poner la captura, pero ya te adelanto que a base experimentar con la movilidad, jugar con las nuevas posibilidades a la hora de atacar y contraatacar o hacer el ganso con la motocicleta, fui eliminado 139 veces. Me faltó una sola para redondear la cifra. Las siguientes veces reduje considerablemente ese deshonroso hito, que conste. Pero, conociendo el Ghostrunner original, te mentiría si te dijese que no sabía dónde me metía.

Ghostrunner 2 hereda y pone al día el espíritu de los videojuegos de ninjas de hace tres décadas. Esos que nos costaban la sensibilidad de los pulgares. No desde el prisma de el scroll lateral o la nostalgia pixelada, como ya hicieron títulos como Cybershadow o The Messenger, sino ahondando en cómo se recompensaba la destreza y la temeridad y se castigaba la impaciencia.

Siendo desafiante, desde luego, pero no lo suficiente como para que el jugador se sienta frustrado o pierda la curiosidad por probar nuevas estrategias o rutas alternativas. Consagrando esa estupenda mezcla de ninjutsu y parkour en primera persona. Promoviendo que intentemos cada tramo las veces que sean necesarias con montones de puntos de control.

Y, sin embargo, pese a haber machacado a incontables enemigos entre mis avances e intentos por salir al paso, me quedo con una espinita: enfrentarme a un jefazo final con la maestría adquirida a base de palos. La buena noticia es que no tardaremos demasiado en ponerlos a prueba.

Ghostrunner 2 estará disponible en PC, así como consolas PS5 y Xbox Series X / S a partir del próximo 26 de octubre de 2023 en tres ediciones, ofreciendo la Brutal Edition 48 horas de acceso anticipado y el Pase de temporada que abrirá la puerta a un nuevo modo de juego. Una fecha complicada, teniendo en cuenta todo lo que se estrena a lo largo de esos días. Pero si alucinaste con la primera entrega, esta secuela ya tiene lo necesario para volverte loco.