Hasta la vista, Jin Sakai: termino mi viaje en Ghost of Tsushima con la esperanza de regresar a su bello mundo

Hasta la vista, Jin Sakai: termino mi viaje en Ghost of Tsushima con la esperanza de regresar a su bello mundo

La isla de Iki ha supuesto el capítulo final de mi travesía por el título de Sucker Punch

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Ghost of Tsushima

Fue a principios de 2022 cuando viví en primera persona la experiencia de Ghost of Tsushima: Director's Cut, pues aproveché el estupendo regalo de Reyes que recibí. La versión de PS5 ante mí, dispuesta a catarla de arriba a abajo, y saborear uno de los exclusivos de PlayStation más peculiares. En mi mente todavía permanecían las críticas sobre sus fallos técnicos, pero compensadas por una puesta en escena fabulosa.

Esa dicotomía la disfruté durante un par de semanas como un niño pequeño, pues la historia de Jin Sakai me atrapó sin remedio. No soy una persona que se emocione especialmente con los videojuegos, mas he de reconocer que el último combate del título de Sucker Punch es de los que golpea muy fuerte. Con todas las tareas hechas en la isla principal, Iki me observaba a lo lejos esperando para que desembarcase en su orilla.

Sin embargo, me armé de paciencia y aguardé. Si me dejase llevar por el ímpetu de seguir disfrutando del contenido del mundo abierto, hubiese ido directo al DLC, pero lo dejé en barbecho. Mi idea consistía en tener un motivo para regresar a Ghost of Tsushima y, aprovechando su salida en PC como excusa, llegó el momento de vivir la última aventura junto al bueno de Jin.

Uno de los deberes que tuvo Sucker Punch a la hora de crear la isla de Iki consistía en no convertirla en una excusa vacía para seguir repartiendo espadazos. Desde el comienzo tan orgánico de la expansión, continuando por toda la trama vinculada al padre del protagonista, la forma de narrar de la desarrolladora es un acierto. Una misteriosa tribu mongola se ha apoderado del territorio y su líder, una venerada chamana llamada Ankhsar Khatun, utiliza un veneno que provoca visiones a quienes lo ingieren. Jin es víctima del brebaje tras llegar a la isla y es el motivo perfecto para que las alucinaciones respecto a su pasado le atormenten.

Ghost Of Tsushima

Ya no es un samurái, sino el Fantasma de Tsushima. Una senda que hubiese causado la deshonra en el corazón de su padre, una figura fundamental para él, pero muchísimo más controvertida de lo que el juego principal dibujaba. El clan Sakai tiene las manos manchadas de sangre, pues aunque gobernaron con justicia en Tsushima, causaron la desgracia en Iki. Las familias que allí viven poseen un resentimiento muy profundo contra los samuráis en general y contra los Sakai en particular.

Jin oculta su verdadero origen y a través de los recuerdos confirmamos que Kazumasa no era ningún santo. El espadachín posee una doble lucha muy gratificante de contemplar, pues el Águila es la enemiga física, pero su legado es el reto espiritual que confrontar. Y todo ello perfectamente mezclado con sus aliados como Tenzo y Fune, los cuales poseen un resentimiento obvio y comprensible acerca de lo que sucedió hace años. Aún con todo, hacen a un lado sus diferencias en pos de un bien común.

Ghost Of Tsushima

Ha sido agradable tener un hilo narrativo del que tirar y sostenerme durante unas cuantas horas de partida, así como los espadazos clásicos que reparto contra los mongoles. Siendo sincero, tengo tan mejorado a Jin que es prácticamente imposible que nadie me haga frente, pero disfruto de todas formas de una superioridad tan evidente. Lo que sí he echado en falta es que la rama de técnicas se abriese más, ya que únicamente incorporar la carga del caballo me parece un escaso incentivo.

No así recorrer cada uno de los rincones de Iki que, una vez más, son absolutamente preciosos. Durante las primeras horas me perdí en el modo foto sin remedio, pues es impresionante la cantidad de estampas espectaculares que puedes conseguir. Además, la suma de los santuarios de animales embellecen todavía más las estampa, ya sea con los ciervos, monos o los simpáticos gatitos que se pueden acariciar. Los colores, el uso de la luz, la disposición de la orografía... todo es particularmente hermoso y uno de los mundos abiertos que mejor recuerdo me dejan.

No así los santuarios de viento que, si bien me parecen un acierto fenomenal, no hay manera de descifrarlos. Seamos serios, dudo que alguien dedujese qué hay que hacer en cada uno de ellos en base a los poemas que los acompañan. He tenido que recurrir a una guía en Internet para desbloquear los atuendos de otras franquicias de PlayStation Studios, lo cual me ha dado lástima. Son preciosas y me hubiese gustado que el proceso de desbloquearlas no fuese tan ambiguo. Con todo, hay una armadura cuya travesía para conseguirla sí que vale la pena.

Ghost of Tsushima

La leyenda de Riku Mano Negra es una de las mejores de la isla de Iki, pues presenta a un personaje secundario con una prometedora historia a sus espaldas. Una armadura mítica, un guerrero inolvidable... todo posee los mimbres necesarios para vivir un desenlace a la altura, en mitad de una cueva entre los acantilados. Además, la recompensa bien vale la pena el esfuerzo, pues la armadura de Sarugami no solo es bonita, sino que posee una habilidad especial para asestar tajos devastadores.

Probarla me ha hecho darme cuenta de que ojalá el resto de atuendos tuviesen características únicas activas, y no pasivas como les sucede a todos ellos. Un reto a la altura, al igual que los relacionados con diezmar las hordas de mongoles que asaltan Iki por mar, aunque partiendo siempre desde la tierra. Seguramente hubiese sido muy atrevido incorporar mecánicas acuáticas o navales, pero teniendo en cuenta que todo comienza tras un naufragio se podría llegar a pensar en batallas entre barcos.

Ghost of Tsushima

No es que desee que Ghost of Tsushima se convierta en Skull & Bones, pero creo que hubiese sido un atractivo interesante. Al menos la incorporación del gancho como herramienta para derribar tablones está ahí. Con lo que sí que tuve que devanarme los sesos fue en el torneo de bokken, una estupenda forma de estrujarse el cerebro para descubrir cómo asaltar las defensas de un puñado de formidables contrincantes. Esos pordioseros sí que me lo pusieron crudo en la arena y me gustó pensar en estrategias para golpearles cinco veces.

Ghost of Tsushima me ha dado unas cuantas decenas de horas de diversión y hasta aquí puedo seguir disfrutando de él. No hay nada más que hacer, conseguí el platino en su día y solo el modo Legends aguarda por si quisiese exprimir más el universo. Quiero creer que estoy ante un hasta luego para Jin Sakai, pues le guardo mucho cariño, y solo deseo que Sucker Punch esté trabajando en una secuela que espero como agua de mayo.

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