ATENCIÓN SPOILERS: en el texto se trata un detalle clave del final de Red Dead Redemption 2.
La sombra de un remaster -o remake- de Red Dead Redemption se cierne sobre nosotros. Los rumores y pistas sobre el regreso de John Marston apuntan en la misma dirección: el retorno de una leyenda de la industria de los videojuegos. Rockstar Games dio el do de pecho en 2010 con un título que básicamente nos ofrecía un GTA, pero en el salvaje Oeste y apostando por una historia mucho más adulta.
No me caben las anécdotas en mi mente de aquella aventura que viví hace 13 años, como aprender a jugar a póker en la taberna de Armadillo, y creedme cuando os digo que seré el primero en adjudicarme una copia de la revisión que esté preparando la desarrolladora estadounidense. Sin embargo, si la responsabilidad de dirigir una empresa como Rockstar recayese sobre mis hombros, la apuesta sería clara: Bully.
El maldito Jimmy Hopkins
Todo el mundo recuerda el juego de 2006 por el mismo nombre y así me referiré a él en las siguientes líneas, pero mi primera toma de contacto con la Academia Bullworth se produjo bajo el título de Canis Canem Edit. La denominación que recibió en Europa con su lanzamiento para PS2 se ha quedado incrustada en mi cerebro desde entonces.
La campaña publicitaria en la prensa de videojuegos y en la televisión conseguía que dirigieses la mirada, presentando a un estudiante de instituto, irreverente, gamberro y haciéndole la vida imposible a media escuela. Todo ello bajo el distintivo sello amarillo con un R negra, por lo que tenía la certificación de calidad desde antes incluso que lo probase. Además, a mediados de los 2000 Rockstar vivió una época de experimentación.
Manhunt, The Warriors, el propio Bully y hasta Red Dead Revolver aparecían como IP frescas, con propuestas diferentes de una misma visión que dominaba a los hermanos Houser por aquellos tiempos. Libertad, violencia, crítica social por un tubo y hasta una vertiente de humor que Jimmy Hopkins supo encarnar como nadie. Podíamos meter a alumnos en cubos de basura, tirar petardos, patinar dentro del colegio, abusar, golpear, gastar bromas y una retahíla casi infinita de gamberradas dignas del adolescente que quiere terminar en el reformatorio.
Todo parecía estar hecho a la medida de un guión de película de adolescentes estadounidenses, tomando el espíritu de clásicos como Porky's o Todo en un día. Salir a la ciudad de Bullworth con gráficos en 4K, configurar rutinas más elaboradas para los NPC, aumentar el arsenal de castigos, bromas, clases y contenido sería fenomenal. Los minijuegos eran estupendos -bendita feria y tareas de la escuela-, los coleccionables eran inabarcables y la banda sonora todavía resuena. Hay motivos que sustentarían el regreso de Bully, pues la cancelada secuela continúa siendo una de las peticiones que hacen más babear al público.
"Rockstar sigue con su tradición de crear juegos originales y vanguardistas con argumentos irónicos y llenos de humor", reza la descripción oficial de Bully, pero lo cierto es que aquella corriente de innovación se fue apagando poco a poco para dar paso a una nueva era.
Pulir diamantes
GTA IV ya se convirtió en una advertencia en 2008 mostrándonos cómo el pobre Niko Bellic solo quería escapar de los horrores que vivió en la guerra de Europa del Este para toparse con una vida criminal en suelo estadounidense. La paleta de colores ya mostraba grises y tonalidades apagadas que acompañaban a un argumento realmente duro. Poco después, Red Dead Redemption se erigió como un homenaje brutal a los westerns, pero especialmente hacia los clásicos de una leyenda como Sergio Leone.
Rockstar maduraba, mantenía señas distintivas con personajes extravagantes como Nigel West Dickens o Seth Briars, pero lo cierto es que el argumento quiso hacer honor a su nombre mostrando una redención en toda regla. La caza de John Marston hacia los últimos retazos de sus compañeros de banda es, no en vano, uno de los mejores videojuegos jamás hechos y su final uno de los que más ha impactado a la comunidad. En aquel año 2010 se nos sacudió todo el cuerpo por la espectacularidad gráfica, la puesta en escena, la ambientación, el contenido y una historia que te atrapaba sin que pudieras evitarlo.
Una vez más, reitero que no tengo ningún problema en zambullirme al desierto de New Austin y México, pero para mí ya existe un remake del juego y se llama Red Dead Redemption 2. Sí, es una secuela, pero está tan por encima de su predecesor y con unas similitudes tan parejas que anulan casi cualquier deseo de volver a enfundarme las botas de Marston.
El mapa de la aventura de Arthur Morgan incluye una grandísima parte que ya tenía el primer juego e incluso está ampliado con mayor terreno. Tan solo falta territorio mexicano y no negaré que me lo he pasado de maravilla en ubicaciones como Escalera o Chuparosa, pero no crece una sensación imperiosa en mí de codearme con la revolución mexicana. Por si fuera poco, el postgame de Red Dead Redemption 2 nos deja en una situación tan idónea como controlar a John Marston con total libertad. A efectos jugables, se podría considerar un remake del título de 2010.
Los tiempos de desarrollo de Rockstar ya no son los de antaño. No hay tiempo para obras menores; de calidad, pero con un menor presupuesto. Desde la llegada de GTA V solo hemos visto un juego más y es el propio Red Dead Redemption 2, pero es que han pasado ya 10 años. La compañía nada en la abundancia gracias a GTA Online y por primera vez se ha permitido el lujo de encargar a una empresa externa un proyecto tan interesante como Grand Theft Auto: The Trilogy – The Definitive Edition; el resultado ya lo conocemos.
Si la compañía ha aprendido la lección, no volverá a trasladar semejante responsabilidad a nadie más que a ellos mismos, pero todo el foco está centrado en un GTA 6 cuyo aterrizaje parece una quimera. ¿Hay tiempo para un remake de Bully? Lo más probable es que no, pero eso no impide soñar, especialmente cuando la comunidad se encarga de realizar trabajos tan estupendos con Unreal Engine 5.
Ahora lo que se destilan son proyectos mastodónticos que se salen de la escala de un AAA y que involucran a tanta gente que hablamos de productos de entretenimiento que ninguna otra industria puede igualar. El espacio, la rendija por la que podría colarse un retorno para Bully es muy estrecho y quizás en Rockstar piensen que es agua pasada. Seguramente tenga el mismo sentido que pedirle a Naughty Dog que creen Jak 4 en un momento de la vida para Neil Druckmann y compañía que embarcarse en un juego así supondría un paso atrás. Aún con todo, aquí seguimos cruzando los dedos por lo que pueda pasar.
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