Viajar Alfa Centauri tres veces al día no es ciencia ficción: es algo que puedes hacer desde tu móvil. Solo necesitas un mando, una conexión estable y una suscripción a Game Pass Ultimate para vivir la odisea espacial de Starfield. Lo mismo se aplica a improvisar partidas con amigos en Sea of Thieves o darte una escapada al paraíso de Forza Horizon 5, que conste. Xbox Cloud Gaming forma parte de la vida de millones de jugadores, y lo más curioso es que el juego en la nube de Microsoft lleva con nosotros apenas tres años. Que haya coincidido con el salto generacional no es casualidad.
El juego en la nube no es el futuro: es una alternativa real. Es un formato sin instalaciones, sin actualizaciones y de ejecución remota. Dicho de otro modo: el hardware no se usa para hacer funcionar el juego, sino para habilitar el acceso a los servidores del juego. Y lo que es mejor: el modo en el que lo plantea Xbox hace que lo único que necesario para continuar tu partida sea un mando. En algunos juegos ni eso.
De hecho, puedes jugar a Age of Empires IV o DOOM Eternal desde tu móvil o un navegador web. Dependiendo del modelo, incluso directamente desde la televisión. Pero lo verdaderamente revolucionario es que puedas jugar a juegos recién estrenados como Lies of P o PayDay 3 sin instalarlos o tener que comprarlos desde donde estás leyendo estas palabras.
Lo cual no rompe con la manera tradicional de adquirir juegos: también tienes la oportunidad por comprar e instalar lo que juegues en la nube. Es más, conservarás todos tus progresos y partidas. A lo que hay que sumar que todos los juegos de Xbox Cloud Gaming tienen un descuento directo aplicado por estar en Game Pass.
Sin embargo, el modo en el que lo plantea Xbox Cloud Gaming es muy singular: no se puede jugar en la nube de manera independiente a Xbox Game Pass Ultimate y el repertorio de juegos parte del incluido en el servicio de Microsoft. Siendo justos, esto se debe a que es una extensión del Game Pass y su filosofía. Y eso es una enorme diferencia frente a lo que ofrecía Stadia, de lo que ofrece GeForce Now y de lo que ofrecerá PlayStation Plus.
A partir de este punto conviene tener presente algo trascendental: cuando se empezaron a hacer las pruebas a finales de verano de 2020, Xbox Cloud Gaming (o el proyecto xCloud) solo podía usarse en móviles. Más concretamente, en sistemas Android. Y no había mucha variedad a lo que jugar.
Lo cual nos deja una lectura singular: pese a que la novena generación de consolas ha estado casi tres años estancada, el juego en la nube de Xbox ha evolucionado una barbaridad. En calidad, en variedad, en juegos y en posibilidades. Es una de las grandes bazas del proyecto multiplataforma y transgeneracional de Xbox. Y el plan es que vaya a más.
Xbox Cloud Gaming en contexto
Microsoft es una de las compañías más afianzadas dentro de la tecnología en la nube. Lo era mucho antes de la existencia de Xbox Cloud Gaming a través de servicios como Azure y es algo que aplica en todos los ámbitos. Desde los documentos de Office a herramientas de desarrollo para terceros. Sin embargo, no sería justo considerarlo un pionero dentro del formato.
En verano del año 2.000 se presentó la primera iniciativa por ofrecer juego en la nube. El nombre de aquella fantasía era G-cluster. Luego, en diferentes épocas, llegaron OnLive, PlayStation Now, Stadia de Google... Hasta Ken Kutaragi, el padre de PlayStation, probó suerte con los servicios de juego en streaming. Muchos lo intentaron con o sin éxito y otros (como AntStream) se centraron en un nicho específico.
El plan por llevar el juego en la nube a Xbox venía de muy atrás, pero había que alinear muchos aspectos básicos: no es que no existiese la tecnología, pero no todos los juegos se prestaban a ser jugados en streaming con la misma facilidad. Dicho de otro modo: para jugar en competitivo a juegos como el multijugador de Halo Infinite es necesario que haya una respuesta mucho más precisa que en Minecraft.
Así, la llegada de Xbox Cloud Gaming fue de manera escalonada. Primero en sistemas Android a través de una aplicación dedicada. Luego en navegadores web o la app de Xbox de PC. Posteriormente, Microsoft abrió la puerta a consolas y, en el proceso, permitió que los jugadores de Xbox One jugasen a los títulos de Xbox Series X. Se mire como se mire, una idea valiente.
Actualmente, casi cualquier dispositivo con acceso a un navegador web, incluyendo televisores, puede abrir la web de Xbox Cloud Gaming. Y no solo eso: hay modelos de televisores y consolas portátiles que funcionan con el juego en la nube de Microsoft, como los smartTV de Samsung a partir de 2020 o el Logitech G Cloud. Si somos un poquito manitas, hasta Steam Deck.
¿Es posible jugar a Xbox Cloud Gaming en PS5 o Nintendo Switch? Bueno, Microsoft detectó que alguien trató de hacerlo accediendo al navegador oculto de esas consolas, pero lo cierto es tanto Sony como Nintendo tendrían que actualizar el software. O, más bien, acomodarlo. Teniendo en cuenta sus modelos de negocio, no contamos con que eso pase.
Lo que han dado los tres primeros años de Xbox Cloud Gaming
Juego a Xbox Cloud Gaming más o menos a diario. No todos los días, pero casi. La mayoría de las veces lo hago desde el PC o desde el móvil con el Razer Kishi, y de vez en cuando pruebo un juego antes de instalarlo directamente desde consola. Continúo las partidas que dejo empezadas o consigo un logro rápido para el programa de Microsoft Rewards en el tiempo de descuento. Y eso que Xbox Cloud Gaming está en fase de beta todavía. Tres años después.
Admito que la última partida de cada día es en Steam Deck o Nintendo Switch, normalmente para avanzar en algún juego tratando de robar horas adicionales a cada día, también te puedo asegurar que, desde el cierre de Stadia, Xbox Cloud Gaming ha sido mi consola de juegos sin consola. En muchos aspectos, mi as en la manga fuera de casa. Aunque también te admito que hubo un tiempo en el que la experiencia estaba lejos de ser satisfactoria. En según que título, hasta injugable.
Que inicialmente solo se pudiese jugar a los juegos de Game Pass en móviles Android tiene una razón de ser: no hay títulos exclusivos, con lo que puedes adquirir los juegos que hay en el Game Pass. Sobra decir que a Apple no le hacía gracia que hubiese una tienda de juegos en iPhone o iPad. La solución de Microsoft llegó año y medio después y fue una genialidad: convertir la web de Xbox Cloud Gaming en una extensión y habilitarlo como acceso directo en lugar de como app. A efectos prácticos, funciona igual.
Sin embargo, el verdadero salto de calidad llegó entre 2021 y 2022: Microsoft sustituyó poco a poco los servidores de Xbox Cloud Gaming, de modo que en lugar de usar consolas Xbox One empezó a usar el hardware de Xbox Series. Ahora no solo el resultado era más estable (aunque no impecable) sino que se habilitaba que pudieran jugarse muchos más juegos a través de la nube.
Porque el catálogo original de Xbox Cloud Gaming no era modesto (más de 150 juegos) pero la mitad daban algún tipo de problemas. Controlar shooters que requerían precisión o propuestas más ambiciosas en lo técnico derivaban en más frustraciones y malos ratos que en otros sistemas.
Tres años después seguimos teniendo problemas de rendimiento o desconexiones al jugar en dispositivos sin conexión por cable, y esto se justifica casi solo: el juego en la nube necesita una buena conexión a internet. Ni más, ni menos. Pero, por otro lado, si vemos un repaso a los juegos más populares en la nube, llegamos a dos conclusiones: en Xbox Cloud Gaming es posible jugar a grandes juegos y disfrutar de multijugador sin instalaciones.
Por el camino, Microsoft ha dado pequeños grandes pasos en todas las direcciones: ha habilitado controles táctiles en determinados juegos para no depender de tener que usar mandos. Ha introducido Xbox Cloud Gaming en su propio navegador web Bing y hasta ha arropado toda consola o portátil decidida a acoger a los suscriptores. Quizás siga en fase de beta, pero se han dado grandes pasos.
Sin embargo, el más significativo es que prácticamente todos sus juegos propios (los de Xbox Game Studios) llegan de manera simultánea a consola, PC y nube. Incluyendo la saga Age of Empires. Otra cosa es que tengamos una experiencia igual de recomendable a día de hoy. ¿Y qué pasará de aquí a la versión final?
Lo que le queda por hacer a Xbox Cloud Gaming y las alternativas (incluyendo la de PS5)
Lo que ha evolucionado Xbox Cloud Gaming en tres años es una barbaridad. Tanto como plataforma (dependiente del Game Pass) como en opciones y calidad de juego. Sin embargo, es inevitable pensar que todavía queda un buen trecho de cara a la versión final y a todas esas promesas que quedan por afianzar.
En la hoja de ruta de Microsoft nos encontramos con aspectos que deben ser clave: desde la implementación del uso del ratón y teclado y cómo éste habilitaría a que llegaran más juegos de Xbox Game Pass a PC, a la promesa de poder jugar en la nube a aquellos juegos de Xbox que tengamos en propiedad. Un enorme reclamo que le daría un valor adicional enorme a las membresías de Xbox Game Pass. Sobre todo, porque aquellos juegos que ya no están en la suscripción dejan de poder jugarse en la nube.
De hecho, la experiencia de juego en la nube de Xbox Cloud Gaming no es perfecta. O, al menos, no iguala a la difunta Stadia. En estos tres años se ha mejorado la estabilidad, pero la calidad de la resolución o la latencia en según qué dispositivos y condiciones debería ser más homogénea. Y cada vez es más frecuente tener que esperar cola para poder jugar una partida rápida. Si Microsoft quiere expandirse, estos factores deben ser una prioridad.
Y ojo, que cuando Fortnite fue retirado de las tiendas de Apple, a Epic se le abrieron las puertas del cielo a través de Xbox Cloud Gaming.
Algo que, por otro lado, no ha sido obstáculo para que la comisión reguladora del Reino Unido considere que Microsoft no tiene competencia en el juego en la nube. La otra realidad es que, desde aquellas declaraciones, le han salido a Xbox Cloud Gaming montones de amigos, incluyendo alianzas históricas con NVIDIA (GeForce Now) o la posibilidad de distribución con Ubisoft para poder ofrecer sus juegos y los de Activision a través de la nube. ¿Y qué pasa con PlayStation?
Sony ofrece juego en la nube desde los tiempos de PlayStation Now, y ahora los ofrece a través de PlayStation Plus, aunque con matices: la implementación del catálogo de PS5 comenzó en verano de 2023 y de manera muy modesta. Y lo que es más singular de todo: solo se puede jugar en nube a los juegos de PS5 en una PS5.
Más concretamente, a un grupo realmente específico de juegos de PS5. Una visión que tiene muy poquito que ver con la del resto de alternativas. Aunque, como comentamos, lo que hoy tiene PS5 sobre la mesa es una primera toma de contacto para un plan sin fecha en el horizonte.
Por ponerlo en perspectiva, la apuesta de Microsoft por el juego en la nube es una estrategia brutal: no necesitas una Xbox para jugar a Starfield o Forza Motorsport, y tampoco comprar el juego en PC: basta con una mensualidad a Xbox Game Pass Ultimate. Y lo mismo se aplica a un fin de semana jugando a Sea of Thieves con amigos aprovechando que llega Monkey Island. Puedes jugarlos en tu móvil o navegadores.
A corto plazo podría parecer un tiro en el pie, pero salvo juegos como Hi-Fi Rush o Battletoads, la mayoría de títulos de Xbox Game Studios se diseñan para ser jugados de manera recurrente. Para regresar y continuar la partida más allá de la historia. Para ser disfrutados con amigos. Y eso, a la larga y si el juego es realmente bueno, tiende a convertirse en juegos adquiridos y consolas vendidas. No es casualidad que Xbox Cloud Gaming se estrenase en vísperas del lanzamiento de Xbox Series.
¿Qué pasará de aquí a tres años? Con suerte, tendremos la versión final de Xbox Cloud Gaming. Si el plan de Microsoft es que se juegue a Call of Duty en la nube, la experiencia de juego debe ser intachable. Sobre todo, cuando deberá medirse con los jugadores (también en nube) de GeForce Now y los que jueguen en consolas y PCs. Pero si se ha avanzado tanto en tan solo tres años, hay motivos para ser optimistas de cara a lo que está por venir.
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