Es el 10 de noviembre de 2020. El doble lanzamiento de Xbox Series X y Xbox Series S supone, de manera oficial, el inicio de la novena generación de consolas. Siendo justos, Microsoft ha ido allanando el terreno durante meses blindando más y mejor el servicio de videojuegos Game Pass. Poco más de una semana después Sony le dará la alternativa a los jugadores con PS5, su DualSense y el regreso de Spider-Man.
Estamos a 19 de noviembre de 2020. El hype desborda a los apasionados por los videojuegos con el lanzamiento de la consola de Sony. Las nuevas Xbox Y PlayStation ya han comenzado a enchufarse con el propósito de saciar esa prolongada sed de cambio generacional que se acusa desde las revisiones de Xbox One X y PS4 Pro. Sin embargo, lograr una triste reserva de cualquiera de las tres nuevas consolas, cuatro si tenemos en cuenta la PS5 sin lector de discos, no imposible, pero casi.
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Sobre el papel, y sin tener en cuenta el software, las promesas de la novena generación de consolas están muy alineadas y tienen muchísimos puntos en común: tiempos de carga ultrarrápidos, retrocompatibilidad, juego en 4K, tecnología de trazado de rayos, sonido espacial... Xbox tiene más músculo, sí, pero la marca PlayStation tiene más gancho.
En la práctica, las dos consolas son la extensión del plan mayor de cada compañía: Microsoft quiere que juegues a los éxitos de Xbox Game Studios dónde quieras y con el Game Pass como engranaje principal de un ecosistema de videojuegos que nace de las consolas y el PC y ya se extiende a navegadores o móviles; mientras que Sony confía ciegamente en el peso de las exclusividades PlayStation Studios. Y no le falta razón.
Curiosamente, pocos meses después veríamos el primer juego de PlayStation debutar en el Game Pass, se confirmará que los juegos de nueva generación se jugarán con la tecnología de Xbox Series X en Xbox One gracias al juego en la nube y, tras varios rumores, se hace oficial que Nathan Drake llegará a PC. Numerosas contradicciones en las que todos, sin excepción, salimos ganando.
Es el 10 de noviembre, pero ahora estamos en 2021. Estrenar nueva consola sigue siendo un dilema y todavía estamos a la espera de que el Jefe Maestro y Kratos hagan su muy ansiado regreso triunfal. Sin embargo, ahora tenemos una primera hornada de juegos de nueva generación y un poquito más claro el gran plan tanto de Microsoft como de Sony.
Ha llegado la hora de abordar en propiedad cómo ha sido esta primera etapa, poner en común qué nos ha aportado el cambio generacional, revisar las promesas cumplidas y por cumplir y, ya puestos, compartir nuestras esperanzas ahora que a las nuevas consolas se les está difuminando, poquito a poco, su coletilla de nuevas.
En VidaExtra queremos hacer algo más que celebrar este primer año de Xbox Series y PS5: queremos compartir nuestras impresiones como apasionados por los videojuegos. Nuestras sensaciones como Early Adopters y nuestros descubrimientos jugables. Porque, siendo sinceros, una vez te acostumbras a las cargas ultrarrápidas ya no hay vuelta atrás.
Un punto en común a través de una perspectiva directa como usuario tras haber dedicado cientos de horas a cada sistema bajo una consigna clara: ¿Ha cumplido la nueva generación con nuestras expectativas? Como verás, no hay una respuesta universal: cada uno de los editores que te escribimos a diario tiene su propia experiencia. Y, en conjunto, al sumarlas, un estupendo repaso a esta etapa inicial de dos consolas ensambladas y diseñadas para que, juegues a lo que juegues, lo experimentes incluso más allá de tu tele.
Xbox Series X ha sido una gran revelación para Juan Sanmartín, aunque se frota las manos con el 2022 de PS5
Lo comentaba en mi artículo sobre la compra de Xbox Series X. Una línea continuista me ha llevado hasta PS5 y todavía no me he arrepentido de la decisión. Sigue siendo un aparato que llama la atención por tamaño y diseño, pero el resultado es totalmente satisfactorio, amén de ese caramelo que es el DualSense. Con Series X hubo un proceso de erosión en mi cabeza. Es tentadora, pero, ¿la quiero realmente? Finalmente me he dejado llevar y a pesar de que lleva muy poco en mi estantería, me ha mostrado una calidad de vida hacia el usuario que hasta ahora desconocía.
A nivel de exclusivos, lo cierto es que ninguna puede llegar a sacar pecho realmente. Sí, PS5 tuvo un buen inicio con Demon's Souls y Miles Morales (aún estando disponible en PS4), pero el resto del año se ha nutrido de Returnal, Ratchet & Clank: Una Dimensión Aparte y Deathloop. ¿Suficiente para sostener un año entero?
Quizás con pinzas, aunque esperaba más. Ha sido en el caso de Microsoft donde ha habido que esperar hasta el tramo final de año para ver relucir los exclusivos de Xbox Game Studios. Forza Horizon 5 es un candidato tremendo a GOTY, aunque no creo que el Jefe Maestro rescate un 2021 tibio. Habrá que esperar a 2022.
Porque es el año que viene cuando comenzará la verdadera fiesta. Sinceramente, ya no se me ocurre que más puede incluir Xbox Game Pass para redondear el excelente servicio que es. Con la llegada de Starfield se producirá el verdadero golpe de realidad tras la compra de Bethesda. Aunque no puedo evitar frotarme las manos pensando en cómo voy gozar God of War: Ragnarok y Horizon: Forbidden West. Hagan juego, señores.
Rubén lo tiene claro: la nueva generación vino con poquitas pilas y algún que otro fuego artificial
Supongo que tenía más razón de la que esperaba cuando dije que tocaba esperar. Caí en Xbox Series X por el Game Pass, caí en PS5 por la promesa de exclusivos, y justifiqué ambas porque, bueno, tengo la suerte/desgracia de poder decir que si el panadero necesita un horno para hacer su trabajo, yo necesito estar al día con las nuevas consolas.
Un año después de aquello, retrasos y humo han sido suficientes para darme la razón. La nueva generación ha llegado con poquitas pilas y algún que otro fuego artificial, pero ni siquiera el mando de PS5, que pronto demostró ser lo más next-gen de la nueva generación, ha acabado teniendo un recorrido admirable. Más allá de Sony, el resto o no saben aprovecharlo o no quieren preocuparse de hacerlo.
Doy las gracias por la llegada del Quick Resume, que no todo va a ser vinagrismo y es una bendición poder saltar de un juego a otro una semana después y seguir donde lo dejaste. Por ello y por joyas que en realidad podría haber disfrutado en la anterior generación pero han tenido la suerte de abanderar la nueva.
Gracias por Returnal y gracias por Deathloop, no son suficientes como para justificar el salto a día de hoy, pero son dos de los mejores juegos que nos ha dado 2021 y la nueva generación. ¿La buena noticia? Que ahora sí, por fin, empieza lo bueno. Apunta “ahorrar para una nueva consola” entre los propósitos de 2022.
PS5 es la consola a la que Sergio le ha dedicado más horas
Con todo lo que se habló de la nueva generación de consolas, de lo impactante que iba a ser y demás, era imposible no tener hype por la llegada de PS5 y Xbox Series X. En mi caso no lo dude ni un instante y me rasqué los bolsillos todo lo que pude para tener ambas en mi casa casi desde el primer día, porque la falta de unidades no puso las cosas nada fácil. Por suerte no pasó demasiado tiempo hasta que llegaron ambas, aunque desde luego no las he disfrutado por igual.
Primero tuve entre mis manos la máquina de Microsoft y ahí ya pude apreciar cómo se nota el SSD, la que es sin duda una de las mayores características que nos han dejado las nuevas plataformas por no tener que soportar las eternas pantallas de carga de ciertos títulos. A pesar de todo, no pude apreciar un verdadero salto de potencial con ningún videojuego hasta que ya me llegó la nueva PlayStation.
Con todo lo que había oído y leído sobre el DualSense me moría de ganas de descubrir si era cierto lo que decían del mando y las sensaciones que transmitían. Pues bien, fue ponerme a jugar a Astro's Playroom y se me dibujó una sonrisa de oreja a oreja que me duró horas gracias a la vibración háptica y los gatillos adaptativos, por poder vivir una experiencia tan diferente y tan única después de más de 30 años jugando a videojuegos.
Desde entonces PS5 se ha convertido en la consola a la que más horas le he dedicado junto a Nintendo Switch con juegazos como la remasterización de Marvel's Spider-Man, Miles Morales, Scarlet Nexus, Tales of Arise o Death Stranding. Y eso que todavía tengo pendiente probar grandes obras como Returnal o el último Ratchet & Clank, sin olvidar todo lo que se avecina de cara al futuro, véase Horizon Forbidden West, God of War Ragnarok o Forspoken, por lo que el año que viene tampoco soltaré el DualSense.
¿Y qué pasa con Xbox Series X? Pues lo cierto es que la suscripción a Xbox Game Pass me caducó hace ya medio año y prácticamente ese es el tiempo que llevo sin tocar la consola. Tan solo lo volvería a hacer si me volviese a apuntar al servicio de los de Redmond, el cual me parece bestial, todo hay que decirlo, pero soy de esos que al ver tantos y tantos juegos disponibles para jugar se siente abrumado y no sabe por cuál empezar por no poder dedicarle el tiempo suficiente a todos. ¿Volveré a darle otra oportunidad alguna vez? Tal vez Senua lo acabe consiguiendo.
Para Jarkendia, el salto generacional no son los gráficos: es el SSD
Parece mentira que haya pasado un año del estreno de Xbox Series X|S y PS5 (respectivamente) en nuestro país, pero así es. Y en mi caso he tenido la suerte de estrenarme en la nueva generación con ambas consolas. O casi. Sí, porque de Microsoft tuve que conformarme los primeros meses con la Xbox Series S al no lograr reservar la XSX de antemano. Cosa que con PS5 tuve bastante más suerte.
Este panorama por desgracia no ha variado mucho, con un stock caprichoso para ambas debido a la difícil situación del mercado por la pandemia, aunque varios meses más tarde ya sí pude agenciarme una Xbox Series X para tener la familia completa. Y lo cierto es que cada uno de estos tres representantes de la next-gen en consolas me ha gustado por diversos motivos, teniendo que reivindicar de nuevo el modelo Xbox Series S por suponer un salto importante respecto a Xbox One X, por ese diseño tan cuco y diminuto, y por lo recomendable que resulta si lo combinamos con Xbox Game Pass. Eso sí, urge acompañarlo con el SSD externo.
Lógicamente, pese a todo, mis mejores sensaciones me las han brindado PS5 y Xbox Series X, teniendo que decantarme (por ahora) en esta generación con la comodidad, rapidez y potencia que me ofrece la consola de Microsoft. Y es que si en la anterior generación prioricé los multiplataforma en PS4, con ésta estoy haciendo lo propio con Xbox Series X... también por su retrocompatibilidad con Xbox 360 y Xbox en una lista de juegos retrocompatibles que confiamos que se amplíe en su 20 aniversario... La última filtración apunta a ello, así que ojalá.
Sea como fuere, el auténtico salto generacional no han sido los gráficos, sino el SSD de las nuevas consolas de Sony y Microsoft. Rejugar Demon's Souls, ahora en PS5, prácticamente sin cargas a la hora de viajar entre regiones, es una gozada. Y aún tengo pendiente la última aventura de Ratchet y Clank para cuando saque un hueco entre tanta actualidad. Que el nuevo Forza Horizon 5 me está flipando.
Soy consciente de que ambas consolas tienen margen de mejora, al fin y al cabo llevan tan solo un año entre el público y hay funciones que deberían llegar, como organizar por carpetas el menú de juegos en PS5. Por no hablar de que deben ampliar su catálogo con un buen puñado de juegazos prometedores retrasados hasta 2022... Pero lo cierto es que no me arrepiento de haber dado el salto tan pronto y cada una me aporta algo positivo. Bueno, menos el espacio en el salón.
El modo en el que Xbox rompe la baraja es lo que marca la diferencia para Frankie
Las nuevas máquinas de Microsoft y Sony son una verdadera maravilla. Jugar a Mortal Kombat 11 o NBA 2K22 sin tiempos de carga y con una resolución y rendimiento que hasta hace un año creía exclusivo de PC (al menos, sin tener que elegir entre resolución y FPS) hace que se note en pantalla el cambio entre sistemas. Y no solo eso: la incorporación del sonido espacial en los títulos de nueva generación le da nuevas texturas y sensaciones a las partidas. Muy bonito todo, sí, pero ya contaba con ello.
Con lo que no contaba es que, quitando excepciones y novedades tan potentes como Forza Horizon 5, un año después me viese sumando más horas a los mismos juegos que salieron en los sistemas de pasada generación, como Street Fighter V, Dead Cells y Dragon Ball FighterZ; o aquellos que se siguen publicando en Xbox One y PS4 como FIFA 22. Que vayan a reeditar por enésima vez Skyrim, la trilogía de Grand Theft Auto o GTA V es la mejor prueba de ello. Y en este aspecto, tengo claro que Xbox ha dado un relevo generacional mucho mejor y más interesante que PS5.
Aspectos como el Smart Delivery y el Quick Resume han logrado que me decante por adquirir juegos multiplataforma en la tienda de Xbox. Poder tener ocho juegos en stand by y abrir otro más para jugar un ratito (o dos) con amigos que están en Xbox One, en PC o jugando en la nube -y sin trámites- ha sido, para mí, el verdadero salto de calidad de la nueva generación. A lo que hay que sumar lo cómodo que es jugar en remoto en PC a través de la App de Xbox.
Dicho lo cual, la novedad que ha supuesto la gran diferencia ha sido Xbox Cloud Gaming: la combinación del juego en la nube del Game Pass con cualquier navegador web, mi móvil y el Razer Kishi o desde su tarjeta de juego en consola (y sin instalaciones) han fomentado que en lugar de adaptar mi horario a jugar, rasque con mayor frecuencia cinco minutitos para picotear entre indies y novedades. Desafortunadamente, y pese a haber hecho grandes descubrimientos con el juego en la nube, por lo general acabo regresando a mis juegos de siempre. A los que se juegan en sistemas de anterior generación y que comparto con mis amigos.
Mención especial a la revolucionaria iniciativa de evitarte por diversas vías tener que volver a comprar en PC lo que ya tienes en consola y empezar de nuevo la partida. Algo que, se mire como se mire, no deja demasiado bien a una PlayStation Studios que apuesta por los equipos de escritorio para dar un nuevo impulso a sus mejores juegos. Eso sí, partiendo de que sus mejores juegos se posicionan entre lo mejor que se ha visto en los últimos años.
En lo referente a la consola de Sony lo tengo claro: el primer año de PS5 debería haber sido mejor. El golpe sobre la mesa de 2022 -en adelante- es inevitable, y lo darán auténticos iconos del videojuego de la talla de Kratos, Aloy, Spider-Man y ese remake de Knights of the Old Republic que me ha volado la cabeza con un simple teaser. Pero si hacemos un repaso a su catálogo actual, nos encontramos con más relanzamientos expandidos que novedades dignas de una nueva generación. Y eso debe cambiar más pronto que tarde.
¿Cuál es tu opinión?
Los que nos leen saben que en VidaExtra no somos muy amigos de poner puntuaciones, y que cada vez haya más juegos y sistemas crezcan y evolucionen tras su lanzamiento es algo que nos acaba dando la razón a medio y largo plazo. Es mejor ofrecer un diálogo abierto, y ahí es dónde los comentarios cobran su verdadero valor.
Queremos saber tu opinión sobre las consolas de novena generación y cómo se han propuesto marcar la diferencia y dejar huella de cara a las consolas venideras. Sobre las sobremesas, desde luego, pero también sobre lo que ofrecen como sistema y lo que está por llegar. Porque también tenemos muy presente el relevo de PlayStation VR y que, como los saiyans de Dragon Ball, al Game Pass todavía le quedan novedades, promesas y nuevas formas que desatar.
Tanto si diste el salto generacional como si estás tentado a darlo o, quizás, no te corre prisa. Como habrás visto, en nuestro equipo cada caso es único y hay muchos motivos para estar pendiente de lo que ya se ofrece, pero también muy ilusionado con aquello que está por llegar. Nosotros nos hemos mojado y gustosamente te cedemos la palabra.
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