"¡Yo te maldigo, Bayle!": nunca una venganza me supo tan a pizza recién hecha como esta de Elden Ring: Shadow of the Erdtree

"¡Yo te maldigo, Bayle!": nunca una venganza me supo tan a pizza recién hecha como esta de Elden Ring: Shadow of the Erdtree

Un pequeño flashback antes de terminar nuestra aventura en las Tierras Intermedias

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Bayle

Hace una semana que publiqué el último capítulo de mis aventuras en Elden Ring: Shadow of the Erdtree, pero no fue el final. Queda un pequeño epílogo o escena post-créditos dedicada al jefe que más odio de todo el DLC. Puedes tomarlo como un flashback cargado de odio y venganza.

Remontémonos unos cuantos episodios. Había superado la Castillo de Ensis y delante de mí se alzaba la Fortaleza Sombría. Pospuse mi destino y me fui a explorar las Tierras Sombrías. Estuve en muchos sitios y mi última parada fue el Altar de la Comunión Dragontina. Allí encontré a mujer-dragón que me encomendó la misión de matar a un dragón traidor en una montaña al este.

Maté a dos dragones, Dragón de Pico Escarpado y Dragón Antiguo Senessax, mientras ascendía por la montaña. También encontré al señor que daba voces junto a la Columna de Contención. Clamaba venganza y quería que lo invocase durante la pelea contra Bayle El Temible. Y lo hice... la veintena de veces que intenté matarlo antes de abandonar ese bucle de muerte a lo Doctor Strange.

Una venganza que supo a pizza recién horneada

Odio a Bayle El Temible. Acepto debate sobre cualquier jefe de Elden Ring: Shadow of the Erdtree, pero no existe argumento que pueda convencerme de que este jefe no está mal diseñado. Creo que es uno de los peores que ha creado FromSoftware y que lo único salvable es el diálogo de Igon, el NPC que clama venganza y que puedes invocar durante la pelea.

Volví a su arena antes de entrar en Enir-Ilim. Ningún jugador fue capaz de ayudarme. Me conformé con invocar a mi Lágrima Mimética e Igon, y solo hacer esto ya fue un problema con Bayle (y otros jefes) porque no me dejaba respirar ni un segundo en cuanto entraba en la arena.

Elden 1

La señal de invocación de Igon está dentro de la arena de combate, así que debes ir hasta la marca, seleccionarla y confirmar que quieres invocarlo (el marcador estaba por defecto en "No") mientras Bayle El Temible te escupe fuego o se lanza contra ti como si la vida le fuese en ello. Suma invocar a la Lágrima Mimética y tienes un espectáculo de pánico sin parangón. El 90% de veces que morí fue invocando a Igon.

Cuando logré hacer todo eso, te di cuenta de que el punto débil estaba en la cabeza y que la tenía levantada casi todo el tiempo. Era obvio por qué la mayoría de jugadores que invocaba y me invocaban utilizaban magias. Luchar cuerpo a cuerpo contra Bayle era una tortura insufrible: no veía lo que estaba ocurriendo por la cámara, no llegaba a la cabeza en la mayoría de casos y para colmo iba de un lado a otro cada dos por tres, lo que implicaba perseguirlo a pie.

Elden 2

No hay cosa que odie más que perseguir a un jefe enorme a pie. Admito que Micolash de Bloodborne tuvo su gracia, pero Bayle fue tan divertido como jugar con un mando forrado con papel de lija. Más con el maldito Igon soltando su discurso épico sin entender qué demonios estaba diciendo, porque la cosa no estaba para leer subtítulos.

Conseguí asestarle un par de golpes en la cabeza mientras luchaba por mi vida y esquivaba golpes continuos. Porque Bayle no parecía tener barra de resistencia como un servidor. La suerte quiso que esos dos golpes pesados lograsen aturdirlo y que pudiese asestarle un golpe crítico. Le había quitado la mitad de la vida y era más mérito de mi Lágrima Mimética que mía, pues yo era el mono saltarín de Bayle.

La segunda fase de Bayle El Temible es una copia descarada, como todo lo que tiene que ver con lo referente a los dragones, del Señor Dragón Placidusax. Vuela, lanza algunos ataques y acaba aterrizando con un ataque espectacular. FromSoftware lo hizo muy bien con Placidusax, pero no tanto con Bayle. Era fácil perderle la vista con tanto rayo.

Elden 3

Suerte que mi Lágrima Mimética consiguió calzarle un golpe brutal. Le quitó casi un cuarto de vida. La primera (y última) vez que levantó el vuelo en este intento únicamente le quedaba un cuarto de vida. Lo único que tenía que hacer era sobrevivir al aterrizaje. Corrí por todo el escenario, esquivando sus ataques de rayo e intentando prever dónde iba a aterrizar.

Bayle falló el aterrizaje y sentí que podía derrotarle. Me situé debajo de su pecho tras esquivar un par de golpes y dejé que la Lágrima Mimética atrajese su atención. Veía cómo las flechas de Igon se clavaban en la cabeza del dragón. Le quedaban un par de golpes. Mis planes salieron al revés: Bayle solo quería golpearme a mí, así que encajé un par de golpes mientras la Lágrima Mimética lo destrozaba sin complicaciones... hasta darle el golpe de gracia.

Elden 4

Igon gritó por venganza y yo suspiré con alivio. Admito que saboreé la victoria por un momento, como una buena pizza recién sacada del horno, pero no duró mucho. No creo que sea un enfrentamiento que recuerde en el futuro. Toda su dificultad está basada en un diseño nefasto, abusivo y aburrido. La arena tampoco es gran cosa y el propio Bayle resulta insulso en comparación a Placidusax.

Fuente | Imagen Principal

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