Si eres de los que se ha aventurado en las tierras renovadas de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, habrás comprobado que uno de los añadidos más jugosos es el del Subsuelo. Prácticamente una Hyrule entera bajo tierra que está sumergida en la oscuridad y repleta de peligros.
Si queremos iluminar toda la zona, tendremos que recorrer cada palmo del escenario para encontrarnos con las Raíces de luz, las cuales hacen honor a su nombre proporcionando luz al espacio que las rodea. En total estamos hablando de 120 Raíces, las cuales conectan directamente con los Santuarios que podemos encontrar en la superficie.
Mientras que los desafíos del exterior proporcionan Emblemas de luz para mejorar los atributos de Link, en el Subsuelo no hay una equivalencia. Eso puede llevar a pensar que activar todas las Raíces proporcione una recompensa fabulosa, pero lo cierto es que ni muchísimo menos. Una vez completemos esta larga tarea, seremos obsequiados con la Insignia de la luz.
¿Cuál es su función? Absolutamente ninguna, ya que se trata de un objeto que permanecerá en nuestros bolsillos sin mayor utilidad que la de certificar que conseguimos iluminar todas las Raíces. Como veis, Nintendo se mantiene en su línea de regalar objetos inútiles, lo cual ya sucede tras encontrar a todos los Kologs en Zelda: Breath of the Wild y Tears of the Kingdom.
Lo único positivo que se puede obtener de semejante periplo es que la posición de cada Raíz indica la de un Santuario en el mismo punto de Hyrule, por lo que podemos ahorrarnos mucho trabajo recorriendo cada palmo del mapa.
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