Los infiernos se abren una vez más y Santuario es el escenario de una batalla épica entre las fuerzas de la luz y la oscuridad. Diablo IV ha venido para quedarse y para hacernos olvidar los horrores de Diablo Immortal. Los jugadores que tienen acceso a las Ediciones Deluxe y Ultimate ya están luchando contra todos los horres del inframundo, mientras que quienes tienen la Edición Estándar deben esperar al 6 de junio de 2023.
No importa a qué grupo pertenezcas, puesto que todos debemos pasar por una cuestión que trae de cabeza a muchas personas: ¿qué clase escoger para comenzar nuestra aventura? Si estáis pensando jugar en Modo Hardcore para participar en la carrera, entonces el Bárbaro es la opción más sensata.
Si planeáis jugar a Diablo IV en su modo normal (independientemente del nivel de mundo), entonces la elección de vuestra clase es más flexible. Blizzard y cientos de jugadores han demostrado que es posible completar la historia y jugar al endgame con cualquier clase. Todas tienen pros y contras, y justo eso os vengo a contar.
Bárbaro en Diablo IV: pros y contras
El Bárbaro es una de las clases predilectas de la saga Diablo. Es fiable, divertida y es una de las clases más sencillas para aprender y manejar. Suele ser la clase que todo veterano recomienda a cualquier persona que vaya a iniciarse en Diablo IV. ¡Y no es para menos! Lo tiene todo.
Los pros del Bárbaro son increíblemente buenos: gran supervivencia con muchísima capacidad de aumentar su aguante y daño (aliados y uno mismo) mediante habilidades, ataques cuerpo a cuerpo centrados en el control de masas y en afectar negativamente a los enemigos, y el sistema de especialización de armas que permite usar en combate hasta cuatro, dos grandes y dos pequeñas.
Tiene contras, pero tampoco creáis que la balanza se equilibra: los tiempos de espera y las animaciones son lentas, está expuesto en todo momento al daño y sus habilidades definitivas no son tan poderosas con respecto al resto de clases. El primer punto se puede mitigar con mejoras y el último puede cambiar con cualquier parche de balanceo de clases.
En resumen: una clase perfecta tanto para principiantes como para veteranos. Cuenta con muchas ventajas y pocas desventajas, quizás la única señalable es que es necesario atender a sus habilidades potenciadoras para que los grupos de enemigos no os barran de un plumazo.
Nigromante en Diablo IV: pros y contras
El Nigromante es una de las clases más populares y atractivas de Diablo IV. Su estilo de juego se basa en una serie de invocaciones que nivelan (un poquito) los números durante los combates. Es la clase con la que más he experimentado (en lo personal, mi principal) y puedes llevar hasta 9-10 esqueletos. ¡Un mini-ejército!
Los pros del Nigromante son muy poderosos: posibilidad de invocar a tres tipos de esqueletos (soldados, hechiceros y gigante) con diferentes habilidades y uno de los sistemas de habilidades más variados del juego. Cuenta con tres ramas que van desde el control de masas (hueso), pasando por la absorción de vida (sangre) hasta daño de venenos y otros efectos. Podéis especializaros o combinar.
En esta ocasión, los contras sí que nivelan la balanza: el Nigromante es la clase más lenta en cuestión de movilidad (el posicionamiento es vital), no destaca especialmente en ningún apartado con respecto a las otras clases y el daño depende en gran medida de los esqueletos... y la IA se vuelve loca en algunas ocasiones.
En conclusión: es una clase muy divertida, especialmente para quienes disfrutamos jugando con minions, y cuenta con un gran abanico de posibilidades. Eventualmente, la mayoría de jugadores seremos superados por el resto de clases al especializarnos. Es una clase perfecta para jugadores solitarios.
Hechicero en Diablo IV: pros y contras
El Hechicero es otra de las clases predilectas de Diablo... y en general de Blizzard. En World of Warcraft también tiene telita. Estamos ante el poder y la capacidad de hacer daño hecha clase. Se trata de una clase que no tiene punto medio: pros muy buenos y contras muy malos.
Los pros del Hechicero pueden resumirse en una palabra: daño. Sus tres subclases (hielo, fuego y electricidad) están centradas en ralentizar, hacer daño masivo y controlar grandes grupos de enemigos (respectivamente). Cuenta con sinergias increíblemente buenas entre las habilidades de sus subclases y con muchísima movilidad gracias al teletransporte.
Las desventajas son igual de extremas: la supervivencia del personaje es muy pequeña y quienes no puedan compensarlo con habilidad (posicionamiento) tendrán que compensarlo con puntos de habilidad que podrían estar destinados al daño. Si un grupo de enemigos se os logra echar encima y no sois muy habilidosos, estáis muertos.
En conclusión: el hechicero es una clase increíblemente buena para hacer daño y destrozar a jefes, y muy mala para jugadores novatos. Jugar en solitario con el hechicero es todo en reto, pero no imposible. Lo ideal es ir acompañados de otros jugadores que traguen daño y os permitan hacer lo vuestro.
Pícaro en Diablo IV: pros y contras
Hay un lugar en el cielo y en el infierno reservado para los jugadores que disfrutan (y son buenos) con la clase Pícaro. Estamos ante la antítesis del Nigromante y el hechicero. El Pícaro cuenta con un estilo de lucha muy particular: debe estar TODO el tiempo en movimiento y buscando la espalda de los enemigos.
Los pros del Pícaros son increíblemente buenos, pero dependen en gran parte de nuestras habilidades (más que otras clases): posibilidad de evadir el daño casi por completo en muchas ocasiones, una de las mejores clases para el comienzo del juego, progresión muy satisfactoria (aunque dura conforme llega el endgame) y una enorme capacidad de hacer daño y usar venenos para hacer daño en el tiempo.
Las contras son similares al hechicero: supervivencia muy baja (muchísimo), todo en esta clase depende de la habilidad del jugador para posicionarse correctamente y es especialmente vulnerable a los grupos grandes. Es muy poco amigable con los jugadores novatos y la MENOS recomendada para empezar.
En conclusión: el Pícaro solo funciona como debe en manos de un experto y veterano. No hay debate. Llevar el Pícaro con amigos es una experiencia sublime y en solitario muy desafiante. Hasta el momento, los jugadores que lo juegan recomiendan basar el combate en las imbuiciones (especialmente el veneno) para hacer una enorme cantidad de daño. Y no mienten, he visto hacer auténticas salvajadas con esta clase.
Druida en Diablo IV: pros y contras
La clase de Druida ha sido la peor valorada y más infravalorada hasta el lanzamiento de Diablo IV. Todo indicaba que iba a faltarle de todo por todos lados, pero nos hemos encontrado con todo lo contrario. Se asemeja en muchos puntos el Bárbaro, pero es infinitamente más variado y divertido de jugar.
Los pros del Druida son muy interesantes, pues tiene un estilo único: cuenta con mucha supervivencia, daño en área, la combinación de sus habilidades es realmente divertida y domina todos los rangos con ataques cuerpo a cuerpo, en área, transformaciones en animales enormes (oso y lobos) e invocaciones.
Y hablando de contras... en realidad no tiene demasiados. Los expertos en Diablo señalan que requiere de cierta adaptabilidad si queremos ayudar al equipo y que otras calases pueden destacar mucho más al especializarnos. Algo similar a lo que ocurre con el Nigromante.
En conclusión: el Druida es una clase divertidísima con mucho potencial. Bien llevada, se convierte en una máquina apisonadora. La magia de tierra y las tormentas son perfectas para limpiar grandes grupos de enemigos, mientras que golpeamos a los enemigos más fuertes (o jefes) con las formas de oso o lobo. Vale para jugarla tanto en grupo como en solitario.
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