AVISO: esta publicación contiene destripes de una misión secundaria de Starfield
¿Recordáis el episodio "Descanso y Ricklajación" (3x06) de Rick y Morty en el que Rick le dice a Morty: “Venga, ir y volver. Una aventura de 20 minutos” y terminan siendo 6 días de completa demencia? Pues eso mismo me ocurrió durante mis aventuras en Starfield mientras jugaba para realizar el análisis. ¿Qué daño podían hacerme unas cuantas secundarias?
Me encontraba haciendo mis cosas de explorador solitario en el Sistema Piazzi cuando entró una alerta de ayuda en el canal de comunicaciones de mi nave. Nueva misión "Error de Comunicación". Según la descripción, un granjero necesitaba ayuda con las comunicaciones. Creyendo que solo iban a ser unas cuantas reparaciones y un par de tiros, selecciono la misión y pongo rumbo al punto indicado.
El juego de poderes en Starfield
Aterrizo en Piazzi II y encuentro al granjero en la puerta de su hogar. Me cuenta que el sistema lo habitan cuatro familias que se han disputado el poder desde que llegaron... aunque sin demasiadas hostilidades. Un tira y afloja, poco más. Ellos son los López. Sin embargo, hace tiempo que unos piratas les atacan y han saboteado las comunicaciones para que no puedan hablar entre sí. El clásico divide y vencerás.
- Nota: al final de la publicación tenéis dos imágenes con la misión y todos los pasos hasta finalizarla.
Mi empatía por su situación comienza a convertirse en impaciencia cuando el señor tarda demasiado en decirme cuál es el maldito favor, pero finalmente lo formula: reparar varios satélites en las órbitas de los planetas en los que viven cada familia.
"Subir, reparar y volver", pienso. Aunque no fue tan sencillo. Cada satélite estaba defendido por un grupo de naves piratas. Solo un grupo logra bajar los escudos de mi nave y dañar varios sistemas... aunque creedme que ellos acabaron peor. El siguiente paso es reunimos en la nave de Jaqueline Lemaire, cabeza de la familia más adinerada del sistema.
Allí me entero de que una de las familias ha sido asesinada por los piratas y que Alban López es un poquito estafador. La familia Lemaire no quiere unir fuerzas con los López porque evidentemente no se fían ni un pelo. El otro cabeza de familia se llama Chanda y concuerda con que una unión sería beneficiosa para todos... aunque duda de nuestra victoria sin los Lemaire. Me toca intervenir.
Jaqueline Lemaire es una mujer extraordinaria. Incluso con Rango 3 de Labia me cuesta calarla para elegir las respuestas correctas del minijuego de persuasión. Fallo la primera al apelar al bienestar y el deber moral. Su respuesta es rotunda, pero la delata: no saca nada de unirse con un estafador. "¡Te pillé, avariciosilla!", pienso. Las dos siguientes respuestas apelan a los beneficios que podría sacar a largo plazo sin los piratas y a que puede hacer lo que quiera una vez ganen.
¡Vamos a la guerra!
Las tres familias acceder al Pacto de Defensa mutua para luchar contra los piratas, pero mi labor está lejos de acabar. Lo que comenzó como una misión de reparación se ha convertido en una mesa de guerra. Todos me preguntan si necesito refuerzos para asaltar la estación espacial que los piratas usan de base. "¡Pues claro!, ¡¿Encima queréis que os regale el sistema, atajo de bastardos?!", pienso mientras respondo que necesito todas las naves que puedan darme.
Sin quererlo ni beberlo estoy frente a la estación espacial pirata, donde se está librando una batalla espacial. Las ráfagas de gatling, cohetes, láseres y proyectiles electromagnéticos vuelan por todos lados. Desvío la mayoría de la energía de los motores a los escudos y el armamento, fijo al primer objetivo y comienzo a disparar como un energúmeno. Mi nave no está creada para el combate, sino para el transporte... pero tiene buen aguante y armas para tumbar a una flota.
El combate dura unos cuantos minutos. El escudo de mi nave aguanta como un campeón. Recibo un mensaje de Jaqueline al derribar al último enemigo: ¡toca abordar la estación espacial! Comienzo a dar saltitos de emoción en la silla y hacer aspavientos con una mano. "¡Una maldita guerra espacial y ahora un abordaje a una estación! Es el mejor día de mi vida...", pienso.
Acoplo mi nave a la estación, bajo la escalera hasta la escotilla y entro. El caos es monumental: los piratas se defienden con uñas y dientes desde el vestíbulo. Las familias disparan desde la entrada. Gritan y maldicen entre disparos. Saco mi pistola y comienzo a pegar tiros.
Superamos el vestíbulo y subimos al segundo piso hasta llegar a la zona de camarotes. Toda la acción se vuelve a concentrar en un punto: un pasillo con una decena de puertas a un lado y una armería al otro. Aprovecho para coger unas cuantas granadas de fragmentación. Aclaro que en la vida real no es buena idea tirar granadas en una estación espacial... pero no estamos en la realidad, ¿verdad?
Las granadas nos abren camino hasta la última sala... pero nadie viene conmigo. Todos están heridos o han caído. Solo quedamos mi pistola 1911, 47 balas y yo. El jefe de los piratas se encuentra atrincherado en una sala que parece un laboratorio y me saca casi 10 niveles.
"Yo también sé jugar a eso, Bethesda", pienso mientras abro el inventario. Me chuto varias dosis para aumentar el daño, otro par para la resistencia, uno para la precisión y selecciono mi Uzi con la habilidad de hacer más daño con cada impacto. Me planto delante del jefe y le descargo dos cargadores en el pecho. El muy bastardo cae al suelo y comienza a arrastrarse en busca de compañeros. Suplica por su vida, como si le fuese a servir de algo. Saco mi 1911, le apunto a la cabeza y disparo.
El resto de la misión es básicamente un servidor registrando todos los cadáveres en busca de restos, agradecimientos, invitaciones a volver y recompensas. "No pienso volver en la vida a este sistema", digo en voz alta mientras embarco en mi nave. Una aventura que comenzó con una petición de ayuda se terminó convirtiendo en una guerra por un sistema. Y no aparecieron policías o militares. Puro salvaje oeste en el espacio. Yo solo quería explorar tranquilo... ¡Maldito y bendito Starfield!
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