A la tercera va la vencida. Durante años se ha especulado con una nueva entrega de Baldur’s Gate, la aclamada experiencia rolera inspirada en los Reinos Olvidados. Y si bien la extinta Black Isle quiso darle continuidad tras una muy celebrada secuela, han tenido que pasar casi dos décadas para poder ver Baldur's Gate III y lo que eso supone: el retorno de la saga que sentó nueva cátedra dentro del género.
Lo cual no quita ni maquilla el hecho de que habrá transcurrido un enorme margen de tiempo entre la segunda entrega y la tercera parte. Algo que, por otro lado, deriva en cambios frente a los clásicos publicados por Interplay que no pasan desapercibidos.
Lo esencial: Baldur’s Gate III está en manos de Larian Studios, y eso es un elemento clave para entender lo que podemos esperar de esta nueva entrega. Si bien se dará continuidad a la serie de Black Isle, invitándonos a regresar a su universo -así como su manera de integrar la jugabilidad y experiencia de D&D (Dragones y Mazmorras)- el estudio belga liderado por Swen Vincke barre para casa integrando elementos de Divinity: Original Sin, su saga estrella.
Eso no quiere decir que Baldur’s Gate III sea una nueva entrega de Divinity: Original Sin engalanada bajo el encanto y la licencia de los títulos originales. Ni mucho menos.
En Larian Studios son fans confesos de la saga e incluso, varios años atrás, llegaron a solicitar a Wizards of the Coast, creadores de Magic: The Gathering y propietarios de D&D, relanzar Baldur’s Gate. Una petición que en su día fue denegada y, años después, replanteada tras revisar la trayectoria de los belgas.
Ahora bien, como dijimos, Baldur’s Gate III no busca limitarse a ser continuista con aquello que funcionó bien hace más de veinte años: más allá del ambicioso apartado visual que replica perfectamente la atmósfera de fantasía de D&D y la posibilidad de abordar la experiencia en vistas isométricas y tercera persona, se han replanteado muchos aspectos clave de aquellos juegos a los que dará continuidad.
Elementos que gustarán más a unos que a otros: los combates y enfrentamientos pasan a desarrollarse por turnos -con matices- y eso supone un punto de ruptura a considerar frente a los fans de los dos primeros Baldur’s Gate. Sin embargo, también se está buscando cómo dar una mayor profundidad a la integración de las reglas actuales de D&D, el autoproclamado decano de los juegos de rol por excelencia, en la experiencia de juego.
Una cosa por la otra: las tiradas de dados están ahí, así como la intención de crear un alucinante módulo de juego que consiga saciar esa experiencia rolera de D&D tan brillantemente adaptada a los videojuegos por parte de la actual Obsidian hasta convertirlos en esenciales de su tiempo y referentes en el actual.
Pero la prueba de fuego de Baldur’s Gate III será su manera de insuflar nueva vida a su universo y carácter a quienes lo habitan, haciendo que nuestras decisiones y diálogos realmente importen. Y se están dando pasos en la buena dirección.
Bienvenidos, un siglo después, a Baldur’s Gate. O más bien a Yartar
Si bien el nombre del juego nos lleva a la metrópolis más concurrida de la Costa de la Espada el escenario desde el que parte esta nueva gran aventura está mucho más al norte. Una aventura, o una debacle, según se mire.
Los tentáculos de una retorcida aeronave Nautiloidea aparecida súbitamente en Yartar empiezan a tomar rehenes mientras las calles son presa del caos y la destrucción. Muchos edificios comienzan a desmoronarse a su paso. No pasa mucho tiempo hasta que los jinetes de dragones aparecen en defensa de la ciudad.
Mientras tanto, en el interior de la Nautiloidea y mientras ésta sobrevuela amenazante el cielo de la ciudad, un ilícido ha comenzado a introducir unos misteriosos parásitos a sus prisioneros conforme éstos despiertan.
Los ilícidos son unos seres humanoides procedentes de la locura del Reino lejano, con largos brazos y piernas y cuyo rostro se asemeja a un pulpo debido a sus tentáculos prensiles. El parásito que introduce vía ocular y el propio proceso también son una visión aterradora.
Tras ser testigo del proceso, el ilícido desuellamentes se dirige a nuestro protagonista. Con movimientos ligeros, el desagradable ser lo inspecciona vagamente y procede a continuar con su propósito.
Esta raza es temida por su crueldad y por sus devorar cerebros, así que nos ponemos en el peor de los casos e intentamos resistirnos dentro de una muy limitada movilidad. Pero es inútil: bien a través de control mental o mediante un hechizo, nuestro incómodo anfitrión nos despoja de voluntad. Toca prepararse para lo peor.
Y es entonces cuando nos despertamos. Y somos conscientes de que lo que ha pasado no es un sueño. Los jinetes de dragones han derribado la aeronave, la cual está esparcida tras una colisión forzada. Al poco de incorporarnos nos encontramos con otro rehén del desuellamentes.
Sabemos que también lleva un parásito porque lo podemos sentir a través del que reposa en nosotros. En nuestra mente. Es entonces cuando ambos, tanto el rehén como nosotros, llegamos a la misma conclusión: necesitamos un sanador antes de que sea demasiado tarde y nuestro indeseado inquilino tome posesión de nuestra mente. Si es que no lo ha hecho ya.
Una jugabilidad a medio camino entre los clásicos y Divinity: Original Sin
Hay muchos elementos y matices que definen la saga Baldur’s Gate y sus sensaciones de juego. Su ambientación, su manera de abordar las reglas de D&D y trasladarlas a una experiencia jugable, la importancia de los diálogos, las decisiones y cómo estas afectan a los personajes principales y secundarios y, cómo no, los combates.
En muchos de estos aspectos, Baldur’s Gate III supone una evolución natural y actualizada, aplicando el reglamento vigente de los juegos de rol frente a las entregas anteriores y ofreciendo una presentación acorde a lo que se espera de un juego de la actual generación. Hasta ahí podemos tener un consenso de que se trata de un paso al frente en la buena dirección.
La creación de los personajes, por otro lado, obedece al legado jugable de Dungeons & Dragons en los videojuegos. Algunos son preestablecidos, con sus propios propósitos y ambiciones. Pero también se nos da la opción de crear un aventurero desde cero y probar suerte con un personaje al gusto.
A la hora de crear un personaje, y que sepamos, las razas reveladas son los drows los medio-drow, los enanos, los elfos y medio-elfos, los githyanki, los medianos, los humanos y, tal y como se pudo ver en las filtraciones, los tieflings. La mayoría de favoritos y los clásicos esenciales dicen presente.
En lo referente a las clases, inicialmente podremos ser un clérigo, un guerrero, un pícaro, un explorador, un mago o un brujo. Todos con bonificaciones propias atadas al manual y como es habitual en los JDR, un contexto que afectará nuestras decisiones y predisposición con nuestros compañeros de aventura y el mundo que nos rodea.
A partir de aquí, Larian Studios busca sacar partido de la experiencia rolera completa haciendo los escenarios mucho más interactivos y añadiendo nuevos tipos de acciones con los que sacarles provecho. Por decirlo de algún modo, se han integrado elementos como los vistos en Commandos, aunque la mayor fuente de inspiración del juego proviene de un juego de la casa: el sistema de combate por turnos de Divinity: Original Sin hace acto de presencia en la saga.
Si bien, los videojuegos de D&D siempre ha tenido una preferencia por los combates en tiempo real (incluso desde los tiempos de Eye of the Beholder), lo cierto es que Baldur’s Gate conseguía integrar los turnos de los JDR en la acción de una manera en la que la acción se manifestaba de manera fluida, delegando al jugador la alternancia de las pausas.
En Baldur’s Gate III esos mismos turnos cobran más peso y presencia y, en consecuencia, se manifiestan de manera más acusada una vez hayamos entrado en batalla.
El resultado final, según lo mostrado, coquetea con los Tactics en muchos aspectos: desde la fuerte integración de los escenarios en el desarrollo de los combates al ritmo en el que éstos transcurren. Es decir, se añade una fuerte carga de estrategia al conjunto.
Por otro lado, se está incidiendo en ofrecer una libertad y variedad de acciones que ofrezcan al jugador incalculables posibilidades, tomando como punto de partida las habilidades y hechizos de los personajes y haciendo que el conjunto no se resuelva como un puzle, sino como un desafío con multitud de soluciones. Lo cual no quita que, si observamos bien, es posible encontrar ventajas que nos ahorren turnos y peligros.
Y, pese a todo, en los momentos clave seguiremos supeditados a lo que salga en los dados más las cifras de nuestra ficha de personaje.
En este aspecto, el primer gameplay de Baldur’s Gate III también deja patente que la ampliación de las habilidades y posibilidades de juego tienen un sentido y un propósito. Podremos usar sigilo, escalar, ocultarnos en las sombras, aligerar nuestra caída incluso desde grandes alturas y, en general, exprimir más y mejor los entornos con la magia y las capacidades únicas de nuestro personaje y sus armas.
Todo siempre atado al manual de D&D, aunque con concesiones. Y no solo en las acciones físicas: usar atributos como el carisma o la persuasión a la hora de comunicarnos con personajes no jugables e influir en ellos. Lógicamente, fracasar en la tirada o el intento puede salirnos caro.
Lo que podemos esperar de Baldur’s Gate III
Como comentamos más arriba, el nuevo Baldur’s Gate está siendo desarrollado con el propósito de ofrecer un paso al frente en lo que respecta a los RPGs por turnos, pero también para ser la experiencia Dungeons & Dragons definitiva.
Larian no solo está realizando un colosal despliegue ambiental y cinemático, en el que todas las líneas de diálogo (en inglés, con textos en castellano y otros siete idiomas) están siendo grabadas independientemente de la ingente cantidad de elecciones que nos salgan al frente, sino a través de una estrecha colaboración con la propia Wizards of the Coast.
El apartado visual y artístico toma vida gracias al nuevo motor Divinity 4.0, de modo que el mundo interactivo se sostiene de maravilla tanto en la clásica perspectiva isométrica como en tercera persona, permitiendo unos acabados y niveles de detalle realmente exquisitos que, lógicamente, buscan cumplir con las altas expectativas de los fans de los Reinos Olvidados.
En lo referente al contexto argumental, nuestro personaje será el anfitrión de un parásito que lo irá convirtiendo de manera gradual en un monstruo, corrompiéndole de manera latente al tiempo que recibe un mayor poder que no conviene desestimar teniendo en cuenta a lo que nos enfrentaremos.
Pero claro, no solo deberemos establecer ese equilibrio a nivel interno: nuestros aliados también forman parte de la ecuación, y deberemos ser cautos a la hora de saber a quién revelar nuestra maldición, el alcance de nuestro poder y su precio. Al menos, con los compañeros de aventuras que nos asigne el juego: Baldur’s Gate III ofrecerá opciones de multijugador.
Podremos sumergirnos en el exótico encanto de los Reinos Olvidados con hasta tres jugadores más a través de un multijugador online, el cual -además- da la posibilidad de dividir el equipo en caso de que queramos realizar misiones o avanzar en la trama por nuestra cuenta. A lo que hay que sumar que, según Larian, también podremos sembrar el caos y la traición en equipos compuestos por otros personajes humanos.
Un conjunto de elementos muy prometedor que nace de una promesa: tanto por el sistema de creación de personajes, como por la progresión y la enorme variedad de elecciones que tendremos por delante, Larian nos adelanta que no habrá dos partidas iguales. Algo que tiene sentido, viendo la importancia que tendrá contar con una buena tirada a la hora de avanzar.
Fecha de lanzamiento y ediciones
Por lo pronto, la fecha de lanzamiento y de Baldur’s Gate III está por concretar, aunque ya se adelanta que inicialmente llegará a PC en calidad de Acceso Anticipado a través de Google Stadia y Steam en cuanto se hayan eliminado los bugs.
Por su parte, Wizards of the Coast ya está arropando el lanzamiento con la publicación en septiembre de 2019 de Dungeons & Dragons Baldur's Gate: Descent Into Avernus, una precuela al propio juego con la forma de una aventura en la que se nos describen el mundo del juego aproximadamente cien años después de los acontecimientos de Baldur's Gate II: Throne of Bhaal y, de paso, se nos invita a participar en su mundo.
De momento solo está confirmado su lanzamiento en digital. Y, partiendo del enfoque con el que parte la experiencia de juego en nube de Google, es complicado -no imposible- que Stadia reciba algún tipo de copia física. Lo cual no quita que Wizards of the Coast aproveche para sacar contenido relacionado directamente con el juego para completar y hacer más redonda la experiencia.
Por otro lado, no hay requisitos para jugar a Baldur's Gate III en Stadia: solo necesitas que el servicio haya llegado a tu país. En PC los dos únicos requisitos adelantados por Larian (de momento) son un procesador y un sistema operativo de 64 bits. Actualmente es posible añadirlo a la lista de deseados de la plataforma de Valve aunque se desconoce el total de contenidos y habrán bonificaciones de reserva.
Con todo, en VidaExtra actualizaremos las fechas, contenidos y planes de lanzamiento y postlanzamiento en torno a Baldur’s Gate III en cuanto estén disponibles.
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