Indiana Jones no sobreviviría a las aventuras de Tomb Raider: la macabra prueba la encontró Lara Croft en su juventud

La arqueóloga visitó en su juventud Camboya durante los acontecimientos de Tomb Raider: The Last Revelation

Tomb Raider Lara Croft
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Es obvio que sin la existencia de Indiana Jones, las aventuras de Lara Croft en la saga Tomb Raider hubiesen sido imposibles. La existencia de un personaje conlleva la aparición de otro, por lo que las influencias entre ambas franquicias son muy evidentes. Sin embargo, Eidos Interactive decidió dedicarle un guiño bastante macabro a la creación de Steven Spielberg.

Sucedió durante los acontecimientos de Tomb Raider: The Last Revelation, entrega que vio la luz en 1999 para la primera PlayStation y Windows. En aquel viaje, la trama nos devolvía al pasado durante el tutorial, concretamente a 1984 cuando una joven Lara de 16 años recorría el templo de Angkor Wat junto a su antiguo mentor, Werner Von Croy.

A lo largo de las interacciones entre los dos, en su busca por encontrar el mítico Iris, aprenderíamos los controles básicos del juego. Todo este tramo es muy guiado, pero una vez superado el aprendizaje podremos explorar una cámara que contiene la siguiente sorpresa.

Efectivamente, un esqueleto empalado en el suelo por unos enormes pinchos es la representación virtual del arqueólogo más famoso de todos. Y es que junto a los huesos se encuentran una fedora y un látigo, los cuales son iconos representativos del personaje interpretado por Harrison Ford.

No sabemos qué sucedió exactamente para que Indy no sobreviviese a la trampa, ni se vuelve a hacer referencia a nada relacionado con su escueta aparición. Lo que queda claro es que el profesor de universidad no estaba a la altura de las exigentes pruebas a las que se ha tenido que enfrentar Lara con el paso de los años.

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