El mundo del mazmorreo tiene una colección inabarcable de propuestas para quienes, después de jugar a Baldur’s Gate 3, os hayáis quedado con más ganas de saquear tesoros, luchar contra monstruos y recorrer laberínticas cuevas.
Sin embargo, si tuviese que elegir el más extraño que he probado nunca, ni siquiera sería un videojuego o un juego de rol, sino el juego de mesa The Depths of Durangrar, una idea que mantiene el espíritu del mazmorreo clásico pero lo lleva a otro nivel: jugar completamente a oscuras.
Un juego de mazmorras que se juega a oscuras
Presentado allá por 2016 de la mano de un Kickstarter que acabó recaudando algo más de los 65.000 dólares que pedían, The Depths of Durangrar nace precisamente de los videojuegos, pero desde otra óptica muy alejada de las mazmorras plagadas de tesoros y monstruos.
La idea se le ocurrió a su creador, Jack Poon, tras jugar a varios juegos de miedo en PC y soñar con cómo sería trasladar la experiencia de un título de terror y la tensión respecto a lo que vas a encontrarte en la siguiente esquina en un juego de mesa.
No es el primero que juguetea con el concepto, sin ir más lejos Shadows of the Forest es anterior a este y ya tiraba de una linterna y jugar a oscuras para buscar a varios monigotes que se escondían tras árboles y rocas para valerse de la oscuridad como mecánica, pero era algo bastante menos sólido y más infantil que este.
La inclusión de objetivos y mecánicas como el looteo, la transformación de la mazmorra y la persecución de los monstruos del juego hacen de The Depths of Durangrar una experiencia mucho más redonda en lo que a aprovechar la oscuridad respecta.
Cómo se juega a The Depths of Durangrar
Con un tablero completamente personalizable en el que a base de pilares y paredes podemos dar forma a una mazmorra distinta en cada partida, la idea detrás de The Depths of Durangrar es que los tres exploradores que se adentran en ella mientras recogen tesoros e intentan escapar de allí con vida.
Al otro lado de la mesa está un cuarto jugador que actúa de monstruo y debe perseguirlos por el tablero hasta enfrentarse a ellos y darles muerte, una idea que no parecería nada del otro mundo de no ser porque, en realidad, todo esto lo estaremos haciendo completamente a oscuras.
Los exploradores cuentan con un pequeño LED que, a modo de antorcha, iluminan levemente los siguientes pasos para que sea un completo misterio la forma del laberíntico tablero, dónde están los tesoros y, por descontado, desde dónde acechará el monstruo.
El girito, más allá de poderes y habilidades especiales para los exploradores, como derribar paredes para facilitar el camino hasta la salida, lo marca que el jugador que controla a uno de los monstruos disponibles, que también cuentan con habilidades como poner trampas o escalar paredes, lo hará acompañado de un visor de visión nocturna para que él sea el único capaz de ver cómo se está desarrollando la partida. Una mezcla tan surrealista e innovadora como divertida.
The Depths of Durangrar
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