No tengo ni idea de cómo se juega al póker. No he jugado nunca al póker. Tampoco me interesa demasiado. Hablo del juego en sí, de sus mecánicas, estrategias y particularidades, no de las apuestas. Ese tema me interesa menos todavía.
Me lo he pasado en grande con Balatro.
Balatro no es un juego de póker, aunque pueda parecerlo. Usa barajas de póker. Usa mecánicas propias del póker. Si sabes lo que es una escalera de color, una doble pareja o un full, sabrás cómo jugar tus manos en Balatro. Si no lo sabes, aprenderás. Y seguirá sin ser un juego de póker.
Lo importante es que me lo he pasado en grande con Balatro y sigo sin tener ningún interés por el póker.
Balatro, la locura absoluta
Balatro es un juego de cartas. De cartas de póker, pero también del tarot. Si sacas una carta del tarot en una partida tradicional de póker, unos hombres de negro aparecen de la nada, se te llevan en volandas y te hacen beber mucha agua a través de una tela en un sótano abandonado. Balatro no es un juego de póker, tampoco un simulador de pitonisa, pero puedes jugar con cartas de póker y del tarot con la misma naturalidad con la que te pones un pijama para dormir.
También hay cartas de planetas.
Si sacas una carta con un planeta en una partida tradicional de póker, te meten en un coche con un saco en la cabeza, te atan los pies con una cadena anclada a un pedrusco grande y te tiran al río. Si sacas una carta del tarot y una carta con un planeta en una partida tradicional de póker, ya te puedes ir haciendo una idea de lo que te espera.
Balatro es un juego donde puedes usar cartas de póker, del tarot, de planetas y abrir sobres metalizados entre una partida y la siguiente. En Balatro, por suerte, no hay apuestas. En su lugar, hay un objetivo de chips a conseguir en cada ronda, los cuales se ganan jugando cartas, activando efectos, multiplicadores y mil cucamonadas más.
Balatro, creo que ha quedado claro ya, es mejor que el póker en todo.
Mi primera partida fue un desastre. La siguiente, en cambio, también. Más tarde, con el juego desatando su locura absoluta frente a mis ojos, empecé no sólo a alcanzar el número de chips objetivo para pasar de ronda, sino a superarlo; a comprar nuevas cartas en la tienda que aparece tras cada ronda; a usar cartas del tarot, de planetas, de cristal y de jokers para volar por los aires cualquier convención que pudiera existir en un juego de cartas que parece de poker pero que no lo es.
Viva Balatro.
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