Llevamos años oyendo hablar sobre «inmersión», la palabra comodín. Para lograr esa codiciada sensación de estar dentro de un videojuego, vivirlo, se han dado muchos pasos. En los 90 se incorporaron a los mandos motores con vibración. Después llegaron las gafas ahumadas y los paneles 3D, las primeras intentonas en Realidad Virtual, hasta llegar a los equipos de audio surround, el sonido holofónico o las nuevas tecnologías de posicionamiento por objetos.
Pero rara vez se piensa en un proyector como «herramienta para la inmersión», aunque sea una constante entre muchos jugadores. Ellos, cuanto más lo piensan, más claro lo tienen: un proyector garantiza el tamaño ideal que contribuye a la eficiencia visual. Es decir, la distancia a la que vemos el contenido con nitidez, cubriendo casi todo nuestro espacio de visión (frontal y periférica) sin agotar ni forzar nuestra posición.
Son puras matemáticas: un monitor pequeño nos impone jugar a 50-55 centímetros de distancia. Una proyección de 120 pulgadas nos permite jugar a una distancia óptima de 373 a 407 cm. Nuestra salud ocular nos lo agradece y, de paso, obtenemos una sensación de inmersión más profunda, de estar en el núcleo de la acción.
Qué ofrece un proyector
Algunos asocian proyector con aquel vetusto cacharro que usábamos en el instituto para explicar frente a toda la clase, y rematadamente nerviosos, nuestras diapositivas dibujadas el día antes. Es ese periférico que sirve para ilustrar gráficos —la típica tabla de Excel, por ejemplo— frente a clientes empresariales o para servir de apoyo en estudios de arquitectura, fotografía o sectores similares.
Con el tiempo, los proyectores han ganado en potencia —a mayor brillo, mejor contraste—, en duración de la lámpara, han reducido su tamaño y han dado un salto tecnológico, de la bombilla al LCD, DLP, LED e incluso láser
Estamos en 2020 y ya es hora de borrar esa imagen, porque adquirir un proyector es el primer paso necesario para montar en casa un cine o una sala gaming por muy poco dinero. Si nos fijamos en dos modelos como el BenQ TH585 y el BenQ TH685, estamos hablando de equipos por debajo de los 600€. Una solución económica para jugar por todo lo alto y sacar más partido a cualquier epopeya digital, desde el agreste y nórdico ‘God of War’ de PS4 al preciosista ‘Ori and the Will of the Wisps’ de Xbox One.
Poco a poco y con el evidente descenso de precios, los proyectores se han posicionado no tanto como herramientas profesionales, sino que han virado hacia el entretenimiento.
Generación tras generación, han ganado en potencia —a mayor brillo, mejor contraste—, en duración de la lámpara, han reducido su tamaño ostensiblemente y han dado un salto tecnológico, de la bombilla tradicional al LCD, DLP, LED e incluso láser.
Puntos clave de un proyector gaming
Para entender mejor el funcionamiento de un proyector, solo hay que fijarse en un par de reglas básicas. La gran mayoría incorpora uno o varios puertos de entrada, una fuente de luz, un sistema de lentes o espejos, y una lente de enfoque, responsable de proyectar la imagen resultante. La fórmula es simple; en cambio, el resultado depende de la intensidad lumínica, la tasa de refresco, la "dichosa" latencia (imput lag) y la propia construcción del equipo.
La latencia es fundamental, hasta el punto que decidirá si un proyector merece la pena o no para jugar. Cuanto más bajo sea el retardo, más se optimiza la experiencia del juego
En cuanto al segundo elemento de la fórmula, la zona de proyección, debemos olvidarnos de cortinas y sábanas blancas: la baja densidad de la textura deja pasar parte de la luz, lo que arrojará resultados deficientes. Una pared lisa completamente blanca o un panel de proyección sería lo ideal. Al ser completamente opacas, reflejan mucha más luz. Con el proyector podemos ajustar la tonalidad y hacer crecer o disminuir el tamaño de la proyección según vamos ajustando la distancia.
Subrayar finalmente y una vez más que la latencia es fundamental, la piedra de toque, hasta el punto que decidirá si un proyector merece la pena para jugar o no. Cuanto más bajo es el retardo de un equipo, más se optimiza la experiencia de juego, ya que la respuesta o flujo entre nuestras acciones y lo que vemos en pantalla se sentirá más o menos real. Teniendo este detalle en cuenta, ya solo queda pensar en la instalación.
¿Cuánto espacio necesito?
A veces pensamos que un proyector necesita una sala acondicionada solo para él. La realidad es que ese requisito acaso se correspondía con los viejos proyectores del colegio, con las antiguallas con lámparas incandescentes que se estropeaban en el peor momento.
La taiwanesa BenQ cuenta con una especialización extra. Su gran flota de proyectores ha sido una referencia común —en 2013, por ejemplo, ya presentaron el primer proyector inalámbrico de 5Ghz con 3D—, y comparar aquellos equipos con los actuales es como comparar un televisor CRT con un panel OLED.
El BenQ TH585, por ejemplo, es un proyector diseñado específicamente para rendir mejor junto a cualquier consola. Su latencia ultrabaja, con tasa de refresco de 120 Hz, brillo de 3500 lúmenes ANSI y relación de contraste 10,000:1 lo convierten en el monitor soñado. Será el perfecto compañero a la hora de emitir partidas en eventos de eSports, para esas partidas con amigos en FIFA (tal y como si estuviésemos ante un plasma gigante) o, simplemente, para disfrutar de una película con las virtudes de un cine en casa.
BenQ TH585 Proyector DLP Gaming 1080p 3500lm, HDMI, 3D, Baja latencia para Consolas, Blanco
El BenQ TH685 es, por su parte, un proyector de medidas muy reducidas (312 x 110 x 225 mm) compatible con casi cualquier formato de proyección, desde 50 Hz a 720p hasta 60Hz a 2160p, con resolución FullHD y su propio modo Juego, que mejora el rendimiento en escenas oscuras o muy sombreadas.
En cuanto al audio, no hay que preocuparse. Incorpora su propio altavoz de 5W equipado con tecnología CinemaMaster Audio+ 2, lo que nos facilita, por ejemplo, detectar de dónde provienen los pasos de un enemigo. Aquí se pueden encontrar el resto de especificaciones técnicas. Y si aún queremos un sonido 5.1 envolvente, siempre podemos conectar el mismo equipo a un home cinema, usar auriculares o utilizar altavoces Bluetooth de perfil alto.
BenQ TH685 Proyector Gaming 1080p 3500lm, HDMI, 3D, Ultrabaja latencia para Consolas 8,3 ms a 120 Hz, Blanco
Estamos hablando de un equipo con lámpara de 15.000 horas de vida (625 días), compatible con HDR 10 y HLG (cubre el 95% del espacio de color Rec. 709) y que cuenta, además, con corrección trapezoidal vertical automática. Esta tecnología sirve para alinear la imagen con la superficie sobre la que se proyecta, evitando imágenes deformadas desde posiciones anguladas. Sus requerimientos técnicos se completan con un gran zoom de 1,3 aumentos, lo que permite una instalación flexible. ¿Qué significa esto? Es más fácil de ver aquí:
Ahora imaginemos el gasto de adquirir un panel de 150 pulgadas con los mismos requisitos técnicos —una resolución efectiva de 3840 x 2160 píxeles y 3500 lúmenes de brillo—. Por una tercera parte del coste de este, obtenemos un equipo que corrige el desplazamiento digital y convierte cualquier emisión en un gran evento.
Jugar a ‘Doom Eternal’ en 150’’. Se hace la boca agua. O a cualquier ‘Assassin’s Creed’, con sus vastos mundos de la Grecia Clásica o el Antiguo Egipto. Y como hemos podido comprobar, no se precisa de tanto espacio, apenas 3m2. Menos aún si optamos por instalación en el techo, evitando cableado por medio. Para simplificar estos cálculos, desde la propia web de BenQ ofrecen una calculadora para reconocer cuánto espacio es necesario y qué modelo se adecua mejor a cada necesidad.
Imágenes | BenQ
Ver 8 comentarios