Ni las pulseras para niños, ni llenar la casa de citronela, ni esos locos inventos que aparecen en Instagram que parecen sacados del futuro con un diseño tan bonito como poco efectivo. La única forma de acabar con los mosquitos es fumigar la habitación y rezar para no acabar ahogado.
Sin embargo, hubo un verano en el que, de la mano de aquellos locos que pusieron a un viejo tocando el banjo en su portada, nuestra relación con los mosquitos cambió por unos días. De la mano del mítico Mister Mosquito de PS2, nuestro objetivo ya no era acabar con ellos, sino ponernos en su piel.
La era de la originalidad de las primeras PlayStation
Aunque la idea era de origen japonés, se la debemos al equipo de Zoom y fue la propia Sony la que se encargó de la distribución en suelo nipón, a occidente llegó de la mano de Eidos Interactive y su rama Fresh Games, una subsidiaria que se encargaría de dar con los juegos más originales que pudiese encontrar en el país asiático.
Entre un juego sobre hacer de conductor de orquestas llamado Mad Maestro! y la secuela de Legend of Legaia, nos brindaron la posibilidad de jugar, junto a una completísima localización al español con voces en nuestro idioma, una rareza de la talla de Mister Mosquito.
Lamentablemente la cosa no dio para mucho y ni siquiera se atrevieron a localizar su secuela, que no salió de Japón, pero no se puede decir que a aquél juego sobre ser un mosquito le fuese tan mal. Aunque no llegó ni al medio millón de copias -se quedó en unas 280.000 y de ellas 170.000 eran japonesas- recuerdo que hacerte con él en la época de alquilar juegos era prácticamente imposible.
Y es que pese a que las dos primeras consolas de PlayStation nos dieron una formidable época de originalidad y juegos rarunos, no todos los días uno se encontraba con un juego sobre ser un mosquito, así que al encontrártelo en cualquier estantería inevitablemente llamaba la atención.
Una rareza imposible de olvidar
La cosa no iba mucho más allá de lo que probablemente te estás imaginando con el juego si no lo llegaste a probar. Aprovechando las distintas habitaciones de un mismo hogar, desde el cuarto de baño hasta una despensa, Mister Mosquito nos invitaba a acumular sangre mientras le hacíamos la vida imposible a la familia Yamada.
Con un pequeño peso en la exploración, la idea detrás del juego era controlar a su puñetero protagonista mientras recogíamos objetos escondidos y activábamos ciertos elementos interactivos del escenario para empujar a los miembros de la familia a moverse y bombear sangre.
Cuando lo hacían, al ir a apagar la luz o contestar una llamada que nosotros habíamos provocado pulsando un botón, tocaba recorrer su cuerpo desde lejos y sin que se percatasen de nuestra presencia para dar con el punto clave en el que podríamos picarles para extraer su preciada sangre.
Sin ser uno de esos juegos que te cambian la vida, Mister Mosquito sí es una de esas pequeñas joyas que, por su arrojo y originalidad, se han ganado un hueco en nuestra memoria. Especialmente después de una noche como la de hoy en la que he tenido que levantarme tres veces a cazar uno de estos bichos del averno que la naturaleza decidió dejar vivos en vez de intercambiarlos por los pobres dinosaurios.
En VidaExtra | ¿Prefieres las partidas cortas? Aquí tienes los 17 mejores juegos para móviles