Imagina que uno de los temas más famosos de la industria del videojuego no existiese. Piensa en un escenario en el que, en vez de su mítica tonadilla, el tema principal de The Legend of Zelda en realidad fuese una canción de música clásica creada en 1928.
Ahora plantéate que, lejos de ser una ocurrencia sin importancia, todo eso podría haber pasado de no ser por un pequeño detalle: el compositor de aquella canción había muerto un mes más tarde de lo que pensaban en Nintendo. Esta es la surrealista historia detrás del tema principal de The Legend of Zelda.
De París a Japón
Estamos en el 22 de noviembre de 1928 y tenemos entradas de primera fila en la Ópera de París. Frente a nosotros una orquesta a punto de deslumbrar al mundo con una de las obras musicales más famosas de la historia.
De fondo un escenario que representa un oscuro café de Barcelona. Al frente, el cuerpo de ballet de la bailarina rusa Ida Rubinstein. Sonando, el emblemático Bolero de Maurice Ravel.
Inspirada en el bolero español, aquella composición pasaría a convertirse años después en una de las más prolíficas de la historia de la música. Ha tenido decenas de adaptaciones musicales, ha adornado espectáculos deportivos, ha dado nombre a películas, y se ha convertido en el común denominador de series de televisión tan alejadas entre sí como Dragon Ball y Cuéntame cómo pasó.
65 años después de aquella presentación por todo lo alto, la obra aún se mantenía en primera posición en la clasificación mundial de derechos de autor francesa. Un dato importante a tener en cuenta porque, como era de esperar con una trayectoria así, el Bolero de Ravel también tuvo su hueco en el mundo del videojuego.
Un homenaje al bolero español en tierras niponas
De todos los datos curiosos que rodean al Bolero de Rave, el de sus derechos de autor es el que más nos interesa para el desarrollo de esta historia. De no ser por ello, el tema principal de The Legend of Zelda se habría parecido bastante a esto.
Estamos en 1986 y el lanzamiento de The Legend of Zelda para NES está a la vuelta de la esquina. El juego está a punto de ser terminado y el compositor Koji Kondo realiza los últimos arreglos en una banda sonora que promete reportarle tantas alegrías como su trabajo en Super Mario Bros.
Además de los temas originales, hay un arreglo del que el equipo está particularmente orgulloso, una adaptación del mítico Bolero de Ravel que, ajustado a las posibilidades técnicas de la NES, será el tema que abrirá el juego para convertirse en la canción principal del próximo bombazo de Nintendo.
Un mes de diferencia que lo cambió todo
Sin embargo, poco antes de entrar a producción, alguien tiene una curiosa ocurrencia y se pregunta si realmente ese tema tan viejo está ya libre de cualquier atisbo de derechos de autor.
A diferencia de en otros territorios, en Japón los derechos prescriben 50 años después de la muerte del autor y, lamentablemente para el equipo, Maurice Ravel sólo lleva muerto 49 años y 11 meses.
Lo que en cualquier otra situación habría supuesto retrasar un poco más el lanzamiento para llegar al mercado con el tema principal que ellos querían, en el caso de The Legend of Zelda la logística del lanzamiento en Japón y al otro lado del globo meses después hacía imposible cualquier cambio de fechas.
La única solución era crear un tema nuevo de la noche a la mañana y, ante la falta de tiempo, Kondo tomó uno de los temas del juego y lo arregló para que sonase distinto.
No era el Bolero de Ravel, pero estaba contento con la epicidad que había conseguido transmitir con unos pocos cambios. Ese tema se convertiría en la canción principal de la saga The Legend of Zelda y, con ello, en una composición casi tan famosa como la que Kondo aspiraba a homenajear.
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