El 3 de diciembre de 1994, Sony lanzaba al mercado la PlayStation original, convirtiéndose así en la primera consola de la marca en llegar a las tiendas. Esa es, a grandes rasgos, la historia que todos conocemos, ¿pero y si te dijera que no fue la primera videoconsola que los nipones llevaron hasta las tiendas?
Probablemente lo primero que te venga a la cabeza es el acuerdo con Nintendo para la SNES-CD que terminó dándole un vuelco a la industria del videojuego, pero en realidad no es a eso a lo que me refiero. Poco antes de aquella primera PlayStation, Sony lanzó otra consola: una SEGA Megadrive.
El germen de PlayStation
El interés por el mercado del videojuego de Ken Kutaragi cuando aún era un ingeniero más de Sony fue el germen del proyecto PlayStation cuando, a finales de los 80, consiguió que su chip Sony SPC 700 abriese las puertas a un acuerdo con Nintendo para crear un añadido en forma de lector de CD para la SNES.
La idea era que el formato del lector, llamado Super Disc, quedase bajo el control de Sony en una máquina que permitiría leer esos discos y, además, también ser compatible con los juegos de SNES creados hasta la fecha. Los términos del acuerdo, sumado al que ya tenían entre ambas compañías para el chip de sonido de su última consola, hizo que Hiroshi Yamauchi, presidente de Nintendo, buscase la forma de darle la vuelta a la tortilla.
Aquello derivó en un acuerdo con Philips que Nintendo le restregó por la cara a Sony justo un día después de que los creadores de PlayStation anunciasen en un CES el cacharro que estaban desarrollando para SNES, y con ello el mosqueo entre ambas compañías que le abrió las puertas a Kutaragi a crear su propia consola.
Tres años después de aquello, el 3 de diciembre de 1994, Sony lanzaría en Japón la primera PlayStation, convirtiéndose así en… ¿la primera videoconsola de la marca en llegar a las tiendas? No exactamente. Ese mérito deberíamos concedérselo a Aiwa, la marca de equipos de música que Sony había comprado en 1969 y que desde entonces se había convertido en su filial.
Aiwa Mega-CD, la primera consola de Sony
Tres meses antes de aquello, el 1 de septiembre de 1994, Aiwa lanzaba al mercado su Aiwa Mega-CD por 45.000 yenes de la época (unos 280 euros al cambio actual). Un cacharro notablemente más caro de lo que luego costaría una PlayStation que llegó por 39.800 yenes (unos 250 euros).
El truco (del almendruco) estaba en que aquella máquina, también conocida como Aiwa CSD-GM1, en realidad era el típico equipo de música compacto que muchos teníamos por casa en los 90 para escuchar discos y cintas de casete, pero tenía una particularidad especial, también era compatible con cartuchos de Megadrive y SEGA Mega-CD.
Convertida en una joya para los coleccionistas por lo escueto de su tirada y no haber salido nunca de Japón, la Aiwa Mega-CD contaba con un mando azul a juego con la estética del cacharro y estaba lo bastante mal pensado como para tener que tumbarla o colocarla en el filo de un mueble para poder insertarle el Sega 32X.
La rareza, que actualmente puede encontrarse en subastas por unos 3.000 euros en el caso de la máquina sin nada más, y que ha ascendido hasta los 16.000 dólares en el caso de unidades precintadas, no sólo es una de las Megadrive más raras y exclusivas jamás creadas, también es, por apenas tres meses de diferencia, la primera videoconsola que Sony colocó en la estantería de una tienda.
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