Aunque a día de hoy lo conocemos por muchas otras cosas, no todas precisamente buenas -y algunas bastante reprochables-, el muchimillonario Elon Musk se introdujo en el mundo de la programación gracias a los videojuegos y, de hecho, buena parte de sus primeros pasos empezaron precisamente ahí.
Hoy, a la espera de que termine de rompernos Twitter y ver hasta dónde llegan sus otras fantasías futuristas, hemos querido acercarnos a sus inicios antes de PayPal, Tesla, SpaceX o Starlink, cuando Elon Musk combinaba su trabajo habitual con un puesto como desarrollador de videojuegos para PC y Sega Mega CD.
Los inicios de Elon Musk en el mundo del videojuego
“Parte de la razón -tal vez la razón- por la que me interesé en la tecnología fueron los videojuegos. Probablemente no habría empezado a programar si no fuera por los videojuegos o no me habría interesado tanto en los ordenadores y la tecnología si no fuese por los juegos.
Creo que los videojuegos son una puerta de entrada a que los niños se interesen en la tecnología. Tiene efectos colaterales mucho más grandes de lo que la gente puede llegar a entender”.
Durante una charla sobre sus inicios y la relación con los videojuegos durante el E3 de 2019, Elon Musk recordó que su pasión por los videojuegos, aún presente a día de hoy hasta el punto de inspirarse en Cyberpunk 2077 para su infame Cybertruck, fue precisamente lo que le llevó a adentrarse en el mundo de la programación.
Su primera experiencia con el código, de hecho, se remonta a cuando, con 12 años, creó una suerte de clon de Space Invaders llamado Blastar en el que debes disparar a una nave invasora mientras intentas esquivar sus ataques. No es que sea gran cosa, la verdad, pero si tienes curiosidad por probarlo puedes jugar al primer videojuego de Elon Musk a través de esta página.
Por alguna extraña razón, en una revista local decidieron que aquello merecía la pena ser compartido, así que le pagaron 500 dólares a Musk por el código fuente y lo compartieron en una de las páginas de la publicación. Pasarían unos cuantos años hasta que volviese a cobrar por desarrollar videojuegos.
Un tropiezo tras otro
De la mano de uno de esos proyectos que parecen destinados a cambiar la industria del videojuego pero luego terminan en nada, Rocket Science Games apostó por el talento de Hollywood para intentar unirlo al mundo de la tecnología. Allí estaban, sin ir más lejos, desde el diseñador del mítico Loom hasta artistas detrás de pelotazos como Star Wars, Alien o Conan.
Y allí fue a caer el amigo Musk como programador junior, participando en el que sería el primer gran juego de una compañía cuyo nombre, en cierto sentido, pasó a convertirse en una suerte de premonición para lo que luego sería el resto de su carrera. Su primera aparición en los créditos sería para Loadstar, un juego para Sega Mega CD al estilo FMV que se pegó un tremendo batacazo.
Pese a que nivel visual conseguía beber más bien que mal de aquellas películas de éxito, a nivel jugable era lo más plano que te podías echar a la cara, así que junto a las pobres críticas y una Mega CD que tampoco estaba para demasiadas alegrías, el descalabro a nivel de ventas fue más que considerable.
No les fue mejor con el siguiente intento, también con Musk en los créditos, de la mano de una idea que suena mejor de lo que realmente era, un juego de Cadilacs y Dinosaurios.
En realidad era otro FMV de mucha cinemática y algún que otro disparo que seguía el mismo esquema de Loadstar y, como aquél, las apenas 20.000 copias vendidas terminaron de poner el último clavo sobre el ataúd de Rocket Science Games y, de rebote, de la carrera de Elon Musk dentro del mundo del videojuego.
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