Ahora que el verano comienza a languidecer, es momento de reflexionar y mirar atrás. Los momentos vividos con los amigos, aquellos que no ves desde hace mucho tiempo y que sabes que no te defraudan. Es precisamente eso lo que me ha pasado en GTA Online.
The Contract ha sido una de las expansiones que más fuerte han aporreado mi puerta. En cada partida iniciando el modo multijugador, el pasado de Lamar me llamaba hablándome de la dichosa agencia de famosos, que me iba a forrar y de que era nuestra oportunidad de brillar. Por una vez he decidido hacerle caso y he descubierto que el juego entre famosos es un auténtico vodevil.
Sueño de una noche de verano
Como viene siendo habitual en estos casos, Rockstar no te deja jugar realmente a sus contenidos gratuitos si no apoquinas los jugosos dólares encima de la mesa. Cierto es que voy bastante sobrado, teniendo en cuenta mi maltrecha economía, así que no me duele demasiado soltar 2.145.000 dólares para la oficina en los Canales de Vespucci.
Es incluso un poco más cara que la más barata, pero me viene bien para centralizar los negocios en la zona y crear un triángulo del dinero negro. La descripción de Dinasty8 Executive es que está recomendada para alcohólicos y reconozco que domino un poco sobre las bebidas espirituosas.
Los viejos tiempos me golpean en la cara. Franklin y Chop aparecen ante mí, nueve años después de aquella alocada aventura en el modo para un jugador. Por supuesto, yo no soy el mismo jovenzuelo y para ambos el tiempo ha pasado con justicia. El protagonista de GTA V luce una barba que va acompañada de una vestimenta de lujo.
Chop, en cambio, comienza a sufrir los achaques de la edad y ya no está para demasiados trotes. Demonios, quiero a ese chucho como si fuera mío. Lo que está claro es que ambos me siguen cayendo genial y que Franklin tenga la foto de empleado del mes del concesionario de Simeon hace que me dé cuenta de que no se ha olvidado de sus orígenes.
Y oye, aprecio que haya un lore, que se note que el tiempo no se detiene en el título. Franklin comenta que tiene familia, habla sutilmente de sus antiguos compañeros de trabajo y se le nota con muchísima más experiencia. Se agradece el progreso.
Vale, piso tremendo, secretaria, oficina impresionante, servicio cinco estrellas y hasta te limpian las botas si hace falta. Y todo para salvarle el trasero a los ricachones de Los Santos, porque hasta los famosos tienen basura que esconder. Basura con glamour, todo sea dicho.
Lo que no ha cambiado ni un ápice es el dichoso Lamar. Por Dios, sigue siendo una sanguijuela lamentable de Franklin, está pasadísimo de rosca y se cree el dueño de la ciudad. La verdad, si sigue entrando por la puerta es gracias a sus polvos verdes.
Maquinaria en marcha
Por suerte no han escatimado en gastos en la agencia, algo que sí está a la orden del día en mi agujereado bolsillo. Si quiero servicio de taxi, lo tengo y si necesito un helicóptero en la puerta de casa, no me cuesta un duro. Con semejante ahorro decido ampliar el almacén del Black Hole por 237.000 dólares y así hacer acopio de más contrabando.
Con todo, hay que poner en marcha el aparato comercial y hay que llamar la atención de un pez bien gordo. Mi primer trabajillo consiste en una chapuza en la que debo proteger mercancías en el puerto. Nada del otro mundo, resistir cual Rambo y tirar granadas como si lloviese.
Una sola tarea y Franklin ya me avisa de que han picado. Efectivamente, el mismísimo Dr. Dre en persona ha participado en este contenido de GTA Online, lo cual le aporta un extra respecto a otros. Nos cita en el campo de golf para contarnos que le han robado la música, lo cual lo eleva al crimen del siglo.
Se produce un momento incómodo en el que varios jugadores le increpan por no jugar lo suficientemente rápido y aquí he de solidarizarme con el señor Dre. Cuando sabía cómo agarrar un palo en el green -sí, eso ha sucedido en mi vida- no pocas veces me encontré con esta situación y, aunque no te digan nada, que te adelanten es una de las formas más humillantes de señalarte como un mal jugador.
Por ello no dudo en ir tras ellos con un buggy para espantarlos, darles su merecido con un hierro 7 y estampar en su columna vertebral que esos no son modales en el campo. Un trabajo por el que no le cobro nada a Dr. Dre, invita la casa.
Idiotas, idiotas everywhere
El plan es el siguiente: debido a que el móvil de Dr. Dre en el que estaba la música almacenada no tenemos claro quién lo ha robado, hay que seguir tres rastros. Un trío de capullos depravados sin ninguna clase de escrúpulos a los que bien a gusto colocaré en su sitio.
Al sitio al que casi me manda Lamar es al cementerio, porque no ha tenido mejor idea que dejar una bolsa de marihuana al lado de Chop. El perro, al que le quedan dos telediarios, está tambaleándose absolutamente colocado y yo pensando que se moría. Se lo llevan al veterinario, pero sobrevivirá. Amo a ese pequeño.
Volviendo a los negocios, el primer incauto es un chaval de 24 años, hijo de papá y que va a poner la música en mitad de una fiesta en The Diamond Casino. Lo persigo por su local nocturno, lo espanto en mitad del concierto y le incrusto el hacha de piedra en mitad del cerebelo. Me gusta que el juego me permita darle una lección inolvidable.
Tacho al primer objetivo de la lista; toca el segundo. Ben Brooks, un millonetis que nada entre billetes gracias a los NFT al convertirse en un cryptobro. Precisamente ese es el formato que va a usar para subastar los temas, así que me toca engalanarme para su fiesta, como si fuese James Bond.
Aquí comienzo a notar síntomas de un problema que conocía, pero que jamás me había afectado. Aniquilo a todos sus guardias en una mansión con más seguridad que la Casa Blanca, lo persigo hasta el yate y le dejo de regalo mi firma en la frente. Con todo, no hay una satisfacción real.
Y es que, siento decirlo, los tiroteos de GTA Online están completamente obsoletos. Siempre he escuchado críticas acerca de que si en algo falla reiteradamente Rockstar con sus juegos, es que no saben hacer unas buenas mecánicas de shooter. Seguramente el mito se me desmentía gracias a vivir brutales experiencias con Red Dead Redemption 2.
El tiempo bala de Arthur Morgan es increíble, con unas kill cam espectaculares, pero aquí no me he sentido igual. Mucha explosión vacía, mucha bala contra enemigos que aguantan de forma absurda y unas misiones en las que debes atrincherarte y resistir. Desde luego, para la sexta entrega es necesario que den con una nueva tecla.
Finalmente, conozco a Vernon, aquel misterioso personaje del que tanto me habló Gerald en su momento y que me mete en mitad de un fregado de guerras de bandas. Me conozco perfectamente la película entre los Ballas y los Vagos, la resuelvo a base de tiros y me lanzo al plato final.
Jonathan Henderson es el responsable de difundir toda la música de Dr. Dre y es que no puedes fiarte de él. Un tipo que va por la vida con un chaleco antibalas lanza un mensaje de inseguridad absoluta. Unos cuantos tiroteos y varias masacres después se lo termino entregando a Dre. Al igual que hice con aquel golfista, le sacude una buena paliza con un palo. Cada golpe en los riñones es una nota que forma una gran melodía, seguramente el próximo exitazo del cantante.
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