A falta de combates de boxeo y partidos de fútbol, el fin de semana nos ha dejado para el recuerdo la vertiente más clásica y longeva de todas las competiciones: la discusión de patio de colegio entre fans.
Agarrados a los hashtag #RipFortnite y #ThankYouEpicGames, la comunidad de Fortnite ha sacado a relucir sus carencias para dar por muerto y despedir a un juego que sigue gozando de muy buenos números.
La batalla entre el competitivo y lo casual
El demencial empuje de Valorant con su beta al frente de lo más visto en Twitch, y que Call of Duty Warzone esté por ahí también adelantándole por la derecha, ha motivado una batalla entre dos sectores que, sorprendentemente, mantienen un mensaje muy similar.
Por un lado están aquellos que han visto en Fortnite una oportunidad de abrazar una vertiente competitiva del juego. Por el otro, los que siempre han visto al Battle Royale de Epic Games como un juego en el que echar el rato sin demasiadas pretensiones.
Los primeros afirman que el juego ha dejado de ser relevante y atractivo, especialmente ahora que otros shooters se han apoderado de las retransmisiones y algunos jugadores profesionales han decidido dar el salto a otros títulos.
Los segundos, por su parte, aseguran que lo único que ha echado por tierra el potencial del juego ha sido intentar contentar a la comunidad de los esports en vez de mantenerse en lo casual. Dicen que el hecho de no tener cambios constantes y novedades jugosas cada semana se reduce precisamente a eso.
Ambos tienen razón. Y sin embargo están profundamente equivocados.
Tan vivo como siempre
La despedida que las dos tendencias en redes sociales aventuran no pone sobre la mesa ninguna falsedad. Sí, es cierto que Fortnite ha perdido cierto empuje tras su pasada temporada y la falta de grandes ideas en la actual.
También que Epic Games le ha dado muchas vueltas al tema del competitivo para intentar contentar a todos y al final ha acabado en tierra de nadie. Sin embargo, cabe reconocer que el reto no era nada fácil.
Por muy buenas razones que tengan unos y otros para estar descontentos con el juego, la realidad la marcan los números.
Ahí, mucho me temo, no podrían estar más equivocados. Fortnite sigue siendo el mismo filón que hace un año.
2020 lo iniciábamos conociendo que Epic Games había ingresado mucho menos con el juego que el año anterior.
El titular resulta llamativo hasta que ves que pasó de los 2.400 millones de dólares de 2018 a los 1.800 millones de 2019. Y sí, perder un 25% de ganancias es un dato importante, pero no es menos cierto que le sacaba 200 millones a su competidor más cercano. Ya quisiera cualquier empresa la mitad de la mitad de lo facturado por Fortnite.
Sin cifras sobre su estado actual, uno podría pensar que todo ha cambiado por completo en estos últimos meses, pero el termómetro de las audiencias arroja un dato completamente distinto.
El número de espectadores ha crecido mes a mes desde febrero y, a día de hoy, mantiene unas cifras que no distan demasiado respecto a las vistas el año pasado.
Fortnite no sólo no ha muerto, también sigue en buena forma. El agotamiento y la llegada de potentes novedades hace mella, claro, pero el público sigue ahí en gran medida. El otro termómetro, el de los críos que siguen como locos con el juego, está lejos de las tendencias que creemos importantes en nuestra burbuja.
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