El proyecto de ley promovido por el senador Josh Hawley para eliminar las cajas de loot y el pay to win en los videojuegos, de la que ya os hablamos con anterioridad, parece seguir adelante gracias al apoyo de demócratas y republicanos.
La dificultad a la hora de sacar adelante este tipo de propuestas suele deberse a la falta de apoyos, así que el hecho de contar a bordo los senadores Ed Markey y Richard Blumenthal, ambos demócratas, parece dar más opciones a Hawley para conseguir que se apruebe esta nueva ley.
El texto completo, entregado esta semana a disposición del público, define este tipo de mecánicas "como cualquier tipo de transacción que facilite la progresión u obtención de logros para el usuario, independientemente de si se puede conseguir sin pagar"; además de especificar, para aquellos juegos que cuentan con un modo competitivo, que también estará dentro de esto "cualquier ventaja sobre otros usuarios que no realicen dicha transacción".
Las únicas excepciones a esta lista, presentes también en la propuesta, son modos de dificultad adicionales, accesorios meramente cosméticos y expansiones descargables; abriendo por tanto la posibilidad a introducir New Game Plus o DLC de cualquier otro tipo.
En cuanto a las cajas de loot, el texto es más conciso al describirlas, haciéndolo de la siguiente manera:
Una transacción adicional [...] que desbloquee de manera aleatoria o parcialmente aleatoria cualquier característica del producto; añada o incremente sus valores de diversión: o permita al usuario hacer 1 o más transacciones adicionales que el usuario no podría haber hecho sin efectuar antes la primera; y cuya recompensa sea desconocida hasta que el usuario haya hecho esa primera transacción.
Aunque esta propuesta va encaminada hacia juegos dirigidos a menores de edad, lo cierto es que, de llevarse a cabo, también afectaría a aquellos juegos cuyos desarrolladores tengan constancia manifiesta y demostrable -el escrito es particularmente conciso en esto- de la participación de menores, independientemente de su clasificación.
A día de hoy son varias las razones por las que el texto podría igualmente no salir adelante. El primero es no, como decíamos antes, no contar con suficientes apoyos: un ejemplo paradigmático de esto es el de la senadora demócrata Maggie Hassan, quien a pesar de haber denunciado este tipo de situaciones ante la Comisión Federal de Comercio todavía no ha dado su aprobación.
La otra, mucho más importante, es la reticencia de instituciones y organismos con mucho peso en el Senado de los EEUU y su capacidad de influenciar el voto de los senadores. En ese sentido la Entertainment Software Association (ESA) ha sido una de las primeras en mostrar su rechazo, argumentando lo siguiente:
Esta ley nace defectuosa y llena de imprecisiones. No refleja cómo funcionan los videojuegos, ni cómo lucha nuestra industria para entregar experiencias atractivas e innovadoras a nuestra audiencia. El alcance de esta propuesta sería mucho más grande de lo que se imaginan, y terminaría por dañar también a los jugadores; por no hablar de los más de 220.000 americanos empleados por la industria del videojuego. Animamos a los patrocinadores de esta propuesta a trabajar con nosotros para concienciar sobre las distintas herramientas que influyen a los videojuegos, dejando la decisión en manos de los padres y no en manos del gobierno.
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