Hubo un tiempo, entre la década de los 80 y antes de arrancar los años 90, en el que la NES no tuvo competencia en los videojuegos. Ni en Japón, ni en América, ni en el viejo continente. Bueno, en honor a la verdad si la tenía, pero la cuota no suponía una amenaza. Hasta la Mega Drive no había quien tosiera a las consolas de Mario y, para toda una generación, cualquier maquinita con un mando conectada a la tele -la que fuese- era "la Nintendo"
Otra cosa es que La Gran N no tuviese un muy particular frente abierto: las consolas y juegos clónicos. Hardware y cartuchos sin licencia oficial (ni el sello de calidad) que se distribuían en bazares y pequeños almacenes. Algunos modelos imitaban las formas de la NES y otros reinventaban sus mandos y, además, eran compatibles con sus juegos. Sin embargo, entre tanto caos hubo una increíble excepción: la Hyundai Comboy. Entre otras cosas, porque la propia Nintendo estaba detrás de aquella máquina.
Por qué en Corea del Sur no jugaban a Mario Bros., sino a Brother Adventure
Como ya comentamos en VidaExtra, los orígenes de la industria de los videojuegos y los grandes estudios actuales se cimentaron creando en buena medida versiones alternativas a títulos de éxito. Hard Hat Mack, el primer juego de Electronic Arts, está muy inspirado en Donkey Kong y Pong-Tron, la primera recreativa de SEGA, es básicamente el PONG. Esto pasaba en todo el planeta y en el caso de Corea del Sur, Samsung y la actual LG produjeron versiones clónicas del éxito de Atari. Sin embargo, había un enorme problema: jugar no era tan fácil.
En 1980, el gobierno surcoreano únicamente aprobó 43 locales para que fuesen usados como salones recreativos. Lógicamente, había cientos que funcionaban al margen de la regulación, pero casi todos los juegos eran títulos importados y sin localizar de Estados Unidos o Japón.
La mayoría de recreativas que llegaban a España también llegaban en inglés y, como pasaba con nosotros, se las ingeniaban localizando al menos los nombres de los juegos. Nosotros llamábamos a Pac-Man el "comecocos" y el Corea del Sur Donkey Kong era "King Kong". Hasta ahí, todo normal.
Como resultado, y con una industria del videojuego que no despegaba por diversos factores, al principio se consideraron los juegos y consolas un lujo que debía ser importado. Y eso no solo era muy caro, sino también complicado de distribuir.
Pero había una ventaja clave: las leyes de copyright del Sur de Corea no contemplaron hasta 1987 la copia y distribución de software, con lo que hubo una interesante apertura de dos años para que en 1985 Daewoo lanzase una réplica de la MSX llamada Zemmix y, a partir de ella, clones de juegos cómo "Brother Adventure" que, básicamente, era el Mario Bros. de toda la vida.
Frente a la Gam*Boy de SEGA, había que hacer una NES coreana
El 21 de abril de 1989, Nintendo lanzará en el país del sol naciente la legendaria Game Boy y conquistará (una vez más) el videojuego portátil. Al otro lado del Mar de Japón, Samsung lanzará ese mismo mes la Gam*Boy en Corea del Sur. No era una versión clónica de aquella maquinita de Nintendo, sino la versión localizada de la Master System de SEGA.
Y, a la vez, el reflejo de un problema latente para las grandes compañías: si querías entrar en el mercado surcoreano, tenías que hacerlo a través de una gran compañía local. Eso sí, prácticamente podías ponerle el nombre que quisieras.
A la Gam*Boy le siguió la Super Gam*Boy, que a todos los efectos era la Mega Drive (o Genesis en Estados Unidos) y algunos juegos llegaron a traducirse al idioma, como el primer Phantasy Star. Y con ello, SEGA logró lo que Nintendo no pudo: entrar en Corea del Sur.
Por otro lado, todas las referencias a la cultura japonesa solían ser eliminadas o maquilladas y esto es un aspecto trascendental para entender los motivos de esta pirueta logística: Corea del sur no ha olvidado las invasiones japonesas, pese a que han pasado siglos. Un ejemplo de esto es el muy reciente rediseño del escenario de E.Honda en las versiones actuales de Street Fighter II.
En ese contexto específico ¿qué posibilidades tenía Nintendo, un gigante emergente japonés, de llevar sus consolas y juegos a Corea del Sur? Técnicamente pocas o ninguna. Sin embargo, ceder terreno a SEGA en un país no era una opción. Así, en otoño de 1989, Hyunday lanzó la NES coreana: la Hyundai Comboy. Un sistema de sobremesa que, a diferencia de las consolas clónicas, tenía licencia de Nintendo pero que a ojos de Corea del Sur se trataba de un sistema surcoreano. Una jugada maestra.
Hyundai Comboy, el caballo de Troya de Nintendo
La Hyundai Comboy se desmarcó completamente de las llamadas "Famiclones" repartidas por toda Asia y su diseño era tremendamente reconocible. Y lo hizo de manera tan sencilla como brillante: en vez de replicar la forma, los mandos y los cartuchos de la Famicom, la consola de 8 bits de Nintendo en Japón, lo que se hizo fue relanzar un relativamente novedoso y casi desconocido diseño que en realidad era la NES de Estados Unidos y Europa.
Y pese a que el logo de Nintendo estaba presente, aunque de manera más disimulada, ponía Hyundai Comboy bien grande en la solapa de la ranura de los cartuchos.
Nintendo lo tenía todo por ganar, que conste: los clones de la Famicom ya estaban muy bien asentados y su precio, así como el de sus juegos, era muchísimo más atractivo.
Sin embargo, el gran plan era ir un poco más allá: entrar en Corea del Sur como si fuese un caballo de Troya y, a partir de ahí, empezar a hacerse un hueco poquito a poco con ese gran despliegue que estaba empezando a darse en el resto del mundo, incluyendo una Mini Comboy (la auténtica Game Boy) o la Super Comboy (la SNES) que llegará de manera oficial a Corea del Sur a finales de 1992. Solo unos meses después que a Europa, que conste.
Un primer paso en firme que nos lleva a nuestros días: Nintendo ya no solo es una marca conocida en todo el mundo, sino que se permite celebrar grandes eventos en Corea del Sur presumiendo de su legado atemporal. Incluyendo aquellos personajes que, para millones de jugadores, nacieron de consolas clónicas o de aquella maquinita con cartuchos alargados tan "originales" de Hyundai. Nada mal, si tenemos en cuenta que la eShop llegó a los surcoreanos en 2019. Pero eso, me temo, ya es otra historia.
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