La sangría de despidos en la industria del videojuego no parece estar lejos de acabar, sino que empeora en algunos casos. Los casos más recientes son los de Humble Games, Microsoft, Take-Two y Avalanche Studios. Ahora le toca el turno a Bungie, que acaba de perder la friolera de 415 empleados, que se reparten entre despedidos y trasladados a PlayStation.
Está a punto de cumplirse un año desde la última oleada de despidos en Bungie, que tuvo lugar debido a una reestructuración. El presidente del estudio, Pete Parsons, vuelve a salir a la palestra para explicar qué ha ocurrido para prescindir de tantos trabajadores. Cualquier fan de Destiny 2 o Marathon debería preocuparse al ver las cifras.
De los 450 empleados que ha perdido Bungie, 220 han sido despedidos. Supone un 17% de la plantilla que había hasta ahora. Parsons ha indicado que recibirán buen trato, su bonus y su correspondiente compensación. Sin embargo, la sangría para el estudio solo acaba de comenzar.
En cuanto al resto de trabajadores, 155 serán transferidos a PlayStation para evitar el despido y 40 formarán un nuevo estudio bajo el paraguas de Sony para trabajar en una nueva IP que estaba aparcada hasta ahora, como indica Jason Schreiner. ¿Cómo ha llegado Bungie a este punto? Pete Parsons explica:
Nos dimos cuenta de que este modelo [tener varios proyectos] dividía demasiado y demasiado rápido nuestros talentos. También obligó a nuestro estudio a crecer en una escala más grande de la que de forma realista podíamos abarcar, a causa de nuestros productos en desarrollo más grandes: Destiny y Marathon.
Nuestra rápida expansión en 2023 nos llevó de cabeza a una ralentización económica, un giro de 180 grados en la industria del videojuego, el atropello cualitativo de D2 Eclipse y la necesidad de darle a La Forma Final y a Marathon el tiempo que necesitaban para garantizar que ambos cumplieran con las expectativas de nuestros jugadores. Fuimos demasiado ambiciosos, superamos con creces nuestros márgenes de seguridad financiera y empezamos a ir en números rojos.
Parsons también explica que han intentado tomar todas las medidas posibles para evitar otra ola de despidos, pero que evidentemente no ha sido suficiente. Bungie se queda con poco más de 850 empleados repartidos entre Destiny 2, Marathon y el resto de proyectos en mente. Se trata de un durísimo golpe que seguro se dejará notar especialmente en las aventuras de los Guardianes de Destiny.
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