Las dos últimas semanas de 2023 fueron un caos en lo referente a videojuegos. En sus respectivos sábados os hablé de mi regreso a No Man's Sky, de mis tardes terapéuticas en PowerWash Simulator y finalmente de los videojuegos que planeaba jugar durante los últimos días de 2024: Destiny 2, el DLC de God of War Ragnarök, quizás Baldur's Gate 3... Pues todo mentira.
Mientras disfrutaba de un merecido descanso durante la última semana de 2023, las Nornas comenzaron a tejer un nuevo destino. Descartaron por completo PowerWash Simulator y me pusieron en un camino muy diferente. Comenzaron por llevarme a actualizar mi lista de videojuegos esperados (tremenda caña me espera en 2024) y a fijarme una vez más en S.T.A.L.K.E.R. 2: Heart of Chernobyl.
Eché un ojo a los canales oficiales, descargué el Press Kit al completo y estuve ojeando todos los vídeos, capturas, conceptos... Sobra decir que estoy muy emocionado. Tanto que hace poco os hablé de STALKER Anomaly y GAMMA. Miré a mi izquierda, donde tengo la estantería con todos mis juegos, y mi vista se clavó en Metro Exodus. "¿Sacaron dos DLCs que no he jugado? Y encima con versión de PS5", pensé mientras sopesaba opciones.
Quiso el destino (benditas Nornas) que el Expansion Pass de Metro Exodus estuviese rebajado en la PS Store a unos míseros 6 euros. Dos DLCs, The Two Colonels y Sam's Story, al precio de un par de pintas de cerveza y más barato que un Big Mac. Tardé menos de un minuto en aceptar la compra, realizar el pago e introducir el disco en mi PS5 para ponerlo todo a descargar.
Metro Exodus y mi esperanza en las segundas oportunidades
Nunca he sido de dar segundas oportunidades a videojuegos, pero 2023 me dio pruebas de sobra de que regresar a sitios para reevaluar veredictos es una magnífica idea... al menos en lo referente al tema que nos atañe.
La primera vez que jugué a Metro Exodus fue durante su lanzamiento en 2019 y PS4, y basta decir que no fue una experiencia destacable. Acabé, desinstalé y el juego ha estado cogiendo polvo en mi estantería hasta la última semana de 2023. He rejugado Metro 2033 y Last Light en varias ocasiones a lo largo de estos años, pero la tercera entrega nunca ha sido demasiado atractiva.
Hay dos razones por las que Metro Exodus no me gustó: 4A Games se pasa tres pueblos con los monstruos (otra vez) y las hitboxes están muy regular. No estamos hablando del clásico caso de "le he dado, pero soy malísimo", sino de una afirmación basada en pruebas prácticas. No son las peores que he visto, pero estamos hablando de un juego en el que cada bala es oro.
Por otro lado, la franquicia Metro nunca ha terminado de causarme verdadero amor. Es cierto que me fascina y disfruto cada entrega como el que más, pero me desagrada profundamente que los monstruos o animales mutados tengan tanta presencia... y ya no hablemos de los jefes en forma de monstruo. En este último caso ya podemos hablar de mal diseño en las tres entregas.
Aun así, siempre vuelvo. Esta vez quise darle un rollo más inmersivo y táctico para asemejarlo un poquito a los vídeos de brainjacket en Anomaly y GAMMA. Opté por tocar los ajustes para reducir la ayuda de disparo, tocar brillo y contraste para que la oscuridad fuese auténtica oscuridad, desactivar la mira del HUD y bajarle volumen a la música... aunque debería haberla quitado por completo. Las características de la versión de PS5 hicieron el resto.
Tras completar la historia principal por segunda vez, saqué varias conclusiones: Metro Exodus está muy guapo, es una salvajada a nivel gráfico y artístico, las hitboxes siguen estando mal y la franquicia Metro sería infinitamente mejor si dejase los monstruos para lugares/momentos puntuales. El valor de los mismos y su capacidad de intimidar sería mucho mayor.
Siempre he creído que la experiencia Metro perfecta debería tener los conflictos humanos (sociales, económicos y políticos) y el apocalipsis nuclear como protagonistas, y los monstruos deberían ser algo secundario y debería prescindir por completo de los jefes.
Quiero matizar algo. Cuando digo que el apocalipsis nuclear debería ser protagonista, no me refiero a nivel narrativo (que ya lo es), sino a nivel mecánico. Los escenarios, el mundo, debería ser otro enemigo tan temible como los humanos o monstruos. Me explico en una pequeña lista:
- El uso de la máscara y los filtros está bien, aunque añadiría la posibilidad de encontrar filtros a medio usar y desgastados.
- La radiación y sus efectos deberían tener más penalización con efectos secundarios. Ralentización de movimiento, tos y ruido al respirar (impidiendo el sigilo) e incluso pérdida de vida leve en caso no de tratarse. Esto daría pie a introducir nuevos objetos para paliar los efectos. Si habéis jugado el DLC The Two Colonels, sabéis de lo que hablo con "la cosa verde".
- Andar por el mundo de Metro debería ser más peligroso. Añadiría más trampas, zonas inestables, inundadas o cubiertas de gases, desprendimientos, anomalías... Introducir problemas que resolver, más allá de los monstruos, sería todo un acierto.
Si os soy sincero, me vale (casi) cualquier cosa con tal de reducir los monstruos, o al menos por prescindir de los grandes en forma de jefes; y creo que acentuar los peligros del medio e introducir problemas que resolver sería bueno por dos motivos: aumenta la gestión de recursos (crafteables para resolver dichos problemas) y la variedad de desafíos.
Esto no es algo que se me haya ocurrido fruto de un berrinche con Metro Exodus, he reflexionado mucho tras intercambiar opiniones con amigos y jugar a los dos DLCs por primera vez. Y precisamente estos dos últimos me han demostrado que 4A Games está más que preparada para cambiar Metro en esta dirección.
The Two Colonels y el entorno como enemigo
Primero jugué a The Two Colonels. Se trata de una historia paralela durante la última misión de Artyom en Metro Exodus. Se cuenta a través del Coronel Miller y el joven Kirill Khlebnikov, hijo del protagonista Coronel Khlebnikov. Vemos cómo fueron los últimos días en las estaciones de Novosibirsk.
El DLC tiene una duración de 2-3 horas, su historia es genial y no me importa admitir que el final me arrancó algunas lágrimas. Aunque lo más importante es que utiliza el entorno como enemigo mediante la Putrefacción, una especie de hongo que se extiende por los túneles y que tiene sus propios métodos de defensa. Debemos usar el lanzallamas del Coronel Khlebnikov para quemarlo todo, desde sus métodos de defensa hasta los nidos de unos gusanos muy molestos.
Sam's Story y los humanos como enemigos principales
Seguro que muchos fans de Metro se echan las manos a la cabeza al leer esto: el DLC Sam's Story ha sido la experiencia que más he gozado de toda la franquicia. En este caso, se trata de un epílogo protagonizado por Sam, un exmarine de los Estados Unidos que se propone cruzar el Océano Pacífico para volver a casa. ¡Y precisamente de eso va el segundo DLC de Exodus!
Sam nos lleva hasta las ruinas de Vladivostok, una ciudad portuaria, lo que implica un nuevo mapeado (zona abierta) con una historia auténtica de Metro. La zona está totalmente controlada por los humanos y las criaturas que quedan se agrupan en puntos abandonados. Primer punto positivo: el 80% de los enfrentamientos son contra malnacidos armados hasta los dientes.
Vladivostok me guardaba otra sorpresa: trampas a reventar. No es una forma de hablar. Durante los primeros minutos, obtenemos nuevas armas (una M1911 preciosísima y un AK modificado) y un detector de metales para la muñequera. Es importante, porque marca las armas con puntos verdes y las trampas con puntos rojos.
Andar por algunas zonas de Vladivostok fue una verdadera tortura (en el buen sentido). Hay exteriores llenos de minas e interiores cargados trampas caseras, por no hablar de los francotiradores, las emboscadas y los malditos mutantes correteando por ahí. Tras morir por el disparo de un francotirador, empecé a pensarme dos veces eso de cruzar calles o explanadas tranquilamente o mirar por ventanas como si nada.
En conclusión: The Two Colonels y Sam's Story me han demostrado que Metro puede evolucionar hacia algo que puedo amar con toda mi alma. Disfruté muchísimo de esta segunda partida y conseguí matar el gusanillo de S.T.A.L.K.E.R. 2 durante unos días. Esta fue la buena decisión de 2023. La mala decisión de 2024 es que ahora estoy sumergido en una crisis videojueguil: quiero más y no hay... al menos hasta que GSC Game World se digne a decir algo. ¡Feliz año!
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