La historia de Overwatch (hasta la fecha) explicada en menos de 10 minutos

La historia de Overwatch (hasta la fecha) explicada en menos de 10 minutos

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Overwatch

El modo en el que se nos está revelando la historia de Overwatch es bastante singular. Lo esencial fue mostrado al mundo durante su anuncio, allá por la BlizzCon de 2014: un grupo de héroes veteranos vuelve a reunirse tras estallar la misma amenaza que los unió en el pasado. Siendo sinceros, y pese a que la secuela está en el horno, poco ha avanzado la trama desde entonces.

Pero claro, Blizzard tiene esa habilidad para convertir lo sencillo en excepcional. No es magia ni suerte, sino una combinación de talento y pasión en proporciones desmedidas. Aunque lo cierto es que sus impresionantes cinemáticas también suman puntos extra.

Pese a que podría parecer que estamos ante una trama realmente simplona, se trata de un juego de los creadores de World of Warcraft, creado de las cenizas de Titan. Y eso hace que su trasfondo y las historias individuales de sus protagonistas, así como el modo en que convergen, sea tan excepcionalmente interesante.

Tanto a través de los capítulos que definieron la historia del mundo del futuro como de las escenas más cotidianas de nuestros protagonistas.

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Con la vista puesta en Overwatch 2, y siendo conscientes de que el equipo de Jeff Kaplan seguirá ahondando en el pasado de Tracer y compañía a través de eventos de juego, cómics, cortos animados y novelas; hemos decidido poner en común y en orden todo lo acontecido en el mundo de los héroes y villanos del futuro.

A fin de cuentas, el mundo de Overwatch 2 necesita héroes urgentemente. Y no está de más que nos vayamos poniendo en contexto, mientras vamos haciendo prácticas de tiro.

En un futuro no tan lejano, las máquinas se rebelan

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En un futuro próximo al que vivimos, los avances de la humanidad en los campos de la inteligencia artificial y robótica han dado paso a la existencia de los ómnicos, unas entidades creadas y diseñadas para servir y satisfacer las necesidades de la propia sociedad. En concreto, las de los seres humanos.

Con el paso del tiempo, y como era de esperar, la convivencia y la desigualdad entre humanos y ómnicos no tardó en ser objeto de debate, siendo considerados los segundos ciudadanos de clase menor. Un problema que, por cierto, ha dividido a las naciones del mundo.

  • En algunos lugares, los menos, humanos y ómnicos viven en armonía. Como ejemplo tenemos la ciudad de Numbani.
  • En otros, la gran mayoría, los ómnicos todavía cuentan con enormes trabas a la hora de integrarse en la propia sociedad. En gran parte, dados los acontecimientos que derivarían en la Crisis Ómnica.

Treinta años antes de los sucesos actuales estalló una enorme guerra entre humanos y ómnicos. Un conflicto a escala mundial cuyos ecos todavía resuenan.

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Por aquel tiempo, los óminicos se producían en omniums, una suerte de fábricas totalmente automatizadas y auto-actualizables. Sin la más mínima intervención humana. Lo cual no impidió que, dado el momento, se ordenase su cese y clausura.¿El motivo? Una serie de fraudes cometidos por la actualmente extinta Corporación Ómnica.

Por desgracia, y a pesar de que los omniums fueron inutilizados, las propias fábricas automatizadas se reactivaron a sí mismas a través de poderosas inteligencias artificiales conocidas como los Programas Dios y comenzaron la producción en serie de fuerzas militares ómnicas.

Máquinas de guerra diseñadas en serie y controladas a distancia por los Programas Dios  con un único propósito: aniquilar a la propia humanidad. Es más, acabaron poniéndo al mundo en jaque en tiempo récord.

Cada nación afectada reaccionó como pudo y según sus propios recursos. En Rusia, donde la Crisis Ómnica golpeó primero, se apostó por usar colosales mechas pilotados por humanos.En Estados Unidos se actuó creando un programa de súper soldados

La realidad es que en ninguno de los dos casos, ni en el resto de naciones, fue posible contener la amenaza. Las fuerzas militares ómnicas eran imparables.

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Fue entonces cuando se llegó a la conclusión más lógica. El fracaso y la extinción de la humanidad era inevitable si las fuerzas de cada nación luchaban por separado, pero juntas tendrían una oportunidad.

Así, las Naciones Unidas formaron un modesto grupo experimental, compuesto por una selección de los mejores soldados, científicos y aventureros, que protegería al mundo bajo un mismo nombre: Overwatch.

El auge y caida de Overwatch

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Overwatch se ensambló con lo mejor de cada nación. Estados Unidos aportó dos súper soldados excepcionales: Jack Morrison y Gabriel Reyes; la no menos preparada Ana Amari ofrecería sus servicios tras una intachable hoja de servicios en Egipto. El ingeniero y desarrollador de armas sueco Torbjörn Lindholm marcaría la diferencia a nivel armamentístico. Lo mejor de lo mejor.

Incluso héroes con cierto toque rebelde y sedientos de desafíos y aventuras, como el cruzado alemán Reinhardt Wilhelm, se sumaron a la causa.

Un equipo sobresaliente y variado en todos y cada uno de sus aspectos. Pero, sobre todo, muy bien ensamblado. Lo suficiente como para dar un giro a la crisis y, tras una serie de arriesgadas  incursiones, se consiguiera detener el avance de los ómniums y, finalmente, ganar la guerra. ¿Y después qué?

Overwatch fue creado con el propósito de dar una última oportunidad a la humanidad ante la Crisis Ómnica, pero lo cierto es que su influencia aumentó durante las siguientes décadas. Y también sus recursos. A fin de cuentas, el mundo siempre necesita héroes.

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Durante años, Overwatch se dedicó a hacer del mundo un lugar mejor y más seguro. Y no solo a través de la fuerza. Si bien tomaba parte en las crisis armadas, también lo hacía con otras tareas no tan físicas como desarrollar nuevos avances en medicina, protegiendo o restaurando los daños cometidos contra el medio ambiente e incluso llevando a cabo innovadoras iniciativas científicas.

El mundo seguía en deuda con aquellos que los habían salvado de la Crisis Ómnica, y estos -a su vez- inspiraban a los héroes del futuro. Desafortunadamente, no todas las actividades de Overwatch eran ejemplares. 

Si bien cada vez era mayor el número de científicos y médicos que se unian a la causa, como la prodigiosa doctora Angela Ziegler, también eran necesarios otra clase de héroes para las cuestiones no menos delicadas. Así, Jack Morrison sería, junto a Ana Amari, el rostro de Overwatch mientras que Gabriel Reyes se encargaría del trabajo sucio a cargo de una división secreta: Blackwatch.

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Lo cierto es que Blackwatch llegaba allí donde Overwatch no tenía cabida, pero su talento era igualmente necesario. Misiones ilegales encubiertas para eliminar pequeños y grandes problemas de raíz.

Lógicamente, los roces y choques entre Overwatch y Blackwatch, o más concretamente entre Jack Morrison y Gabriel Reyes, eran inevitables. Pero ambos entendían el propósito de cada organización. Lo cual no impidió que la tensión llegará a otros miembros de ambas organizaciones.

Así, algunos destacados héroes como Jesse McCree, un ex miembro de la banda Deadlock al que Overwatch dió una segunda oportunidad, decidió desentenderse del conflicto y abandonar Blackwatch antes de que la cosa pasara a mayores con él dentro.

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Era inevitable que, tarde o temprano, las acciones de Blackwatch pasaran de los cada vez más numerosos rumores a las acusaciones públicas. Y las consecuencias de que se destapase su existencia eran un severo problema para Overwatch. Morrison y Reyes eran conscientes de ello.

A fin de cuentas, los métodos de Blackwatch incluían procedimientos ilegales, abusos a los derechos humanos e incluso la mera existencia de la división reflejaba una importante mala administración de los recursos que se le daban a Overwatch, lo cual -además- estaba muy alejado de la imagen impoluta que se tenía de sus héroes.

Presionada por la opinión pública, la ONU comenzó a tomar medidas. Sin embargo, no consiguió completar la investigación iniciada en torno a las actividades de Overwatch: una explosión provocada en los cuarteles generales en Suiza supuso la destrucción de la sede de la agencia y acabó con la muerte de Jack Morrison y Gabriel Reyes.

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Una tragedia que no impidió  la posterior desmantelación de Overwatch por parte de la ONU y la entrada en vigor de la Ley de Petras, la cual ilegaliza cualquier futura acción en nombre de Overwatch.

Los cuerpos de Morrison y Reyes no fueron encontrados y el resto de agentes de Overwatch tuvieron un retiro forzoso o, sencillamente, quedaron al margen de la ley. Ahora el mundo debería protegerse solo.

Los héroes nunca mueren

La ilegalización de Overwatch no impidió que varios de sus agentes siguieran velando por el bién de humanos y ómnicos. Algunos en la clandestinidad, como vigilantes en la sombra y otros ejerciendo labores humanitarias, como la Doctora Ziegler a través de la fascinante tecnología de curación de su armadura Valkyrie.

Se podría decir que Reinhardt hizo lo propio ataviado con su vieja armadura de Cruzado: en compañía de Brigitte, la hija de Torbjörn, retomó su juramento de luchar por la justicia por toda Europa.

Otros, no obstante, no tuvieron la misma suerte: la tecnología y las armas de Torbjörn fueron robadas y usadas para generar estragos. Algo que no ayudó a una imagen pública de Overwatch que ya estaba bastante lejos de su mejor época. Pero ese era el menor de los problemas.

Con los justicieros con las manos atadas por la Ley de Petras,  las organizaciones criminales han aprovechado la situación para dar forma a sus planes, generar el caos, saquear libremente y abusar de los débiles e indefensos. Y lo que es peor: nuevos males comienzan a vislumbrarse en el horizonte.

  • La organización terrorista Talon desata el terror sin piedad, abusando de su poder militar en su beneficio ante inocentes. Además, está dispuesta y preparada para eliminar a cualquier agente de Overwatch que se interponga en sus planes.
  • El mismísimo Doomfist no solo ha escapado de su prisión, ha recuperado su poderoso su guante -el cual es capaz de derribar edificios- y está totalmente decidido a sumergir el mundo en un nuevo conflicto con el propósito de fortalecer a la humanidad.
  • La convivencia entre humanos y ómnicos está en un punto especialmente delicado. Especialmente, tras el asesinato a sangre fría del influyente líder espiritual ómnico Tekhartha Mondatta.
  • Y lo que es peor, una nueva amenaza ómnica desatada por Null Sector ha comenzado a manifestarse en puntos localizados del planeta, superando rápidamente a los gobiernos y ejércitos  restantes del mundo.
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Demasiados frentes abiertos y ninguna fuerza capaz de contenerlos a todos. Ni por separado ni en conjunto. Al menos, hasta hoy.

Overwatch: la llamada del deber

Winston es un gorila, pero no cualquier gorila: es uno muy especial. Más allá de haber sido criado en el espacio, su mente privilegiada lo posicionó como uno de  los científicos clave de la extinta Overwatch, así como uno de sus últimos líderes.

Aunque, claro, no hace falta tener su superinteligencia para llegar a la conclusión de que los ex-agentes de no podían quedarse de manos cruzadas ante todas las catastrofes que estaban dándose a la vez. Solo hacía falta que alguien hiciese la llamada. Y Winston fue ese alguien.

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La historia de Overwatch que nos ha sido contada por Blizzard llega hasta poco después del llamamiento desesperado de Winston a todos los héroes de la Tierra. 

Un acto de rebeldía para combatir un mal mayor, que volverá a reunir bajo el mismo propósito a héroes y aliados del pasado, pero que también acogerá a una nueva generación de héroes que no permanecerá impasible ante las crisis venideras.

Y viendo la clase de contenidos prevista para Overwatch 2, parece que habrá mucho que hacer. Lo cual, desde el punto de vista del jugador, no está nada mal.

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