Warcraft III Reforged y Blizzard han sido castigados en Metacritic de una manera aplastante: la revisión del clásico de culto ha sido puntuada por más de 22.500 usuarios del site (y sumando), obteniendo una valoración de 0,5 sobre 10 y, en consecuencia, el dudoso honor de ser el peor juego valorado por los propios usuarios. La pregunta se hace sola ¿tan malo es el juego?
De un tiempo a esta parte se ha popularizado en la red de redes el review bombing, una sonora llamada de atención a las compañías y desarrolladores de videojuegos que, a grosso modo, consiste en puntuar drásticamente a la baja un artículo, ya sea juego o contenido descargable en los focos de interés mediático. Por ejemplo, las opiniones de Steam o, en este caso, Metacritic, un site prácticamente dedicado a recopilar puntuaciones y reseñas.
El problema con Metacritic (derivado de estas prácticas) es que muchas veces la puntuación no refleja el valor o el mérito de una obra, sino la voluntad de castigarla o aproximarla hacia una puntuación determinada. Como detalle a considerar, en el caso de las críticas de usuarios no es necesario disponer del juego para poner una nota: una cuenta equivale a un voto.
Retomando el tema hacia Warcraft III Reforged, hay una suerte de consenso generalizado. La mayoría de las puntuaciones recibidas están fijadas en la nota mínima (el cero) mientras que apenas mil votos (de más de 20 mil) han ofrecido un veredicto mixto o positivo con respecto al clásico reforjado. Y pese a que, sobre el papel, se suponía que era una apuesta segura, la realidad es que durante su presentación Blizzard hizo promesas que no llegaron a cumplirse. Para algunos, demasiadas.
El resultado: Warcraft III Reforged lidera la lista de juegos de Metacritic desde la cola, y no es el único título con una puntuación por debajo de cero. Las versiones de FIFA 20 para Switch y NBA 2K20 de PS4 lo superan por la mínima. Y no mucho más lejos de las posiciones más bajas, una página de juegos antes, encontramos un todavía más reciente Commandos 2 HD Remaster para PC que puntúa con un 2,0 según los usuarios. Solo que en este último caso no hubo margen de engaño.
¿Existe un modo de medir lo bueno o malo es Warcraft III Reforged?
Con lo anterior asentado, llegamos al punto verdaderamente interesante: ¿qué hace a Warcraft III Reforged peor que Sonic Boom: Rise of Lyric o Dragon Ball Z para Kinect? Incluso Vroom in the Night Sky, un juego deleznable, tiene un 3,1 de nota por parte de los usuarios.
Podríamos fijarnos en la muy delicada (por no decir polémica) situación por la que Blizzard atraviesa tras su posicionamiento con el gobierno Chino y otros factores del palo, pero leyendo los comentarios de los usuarios el denominador común es la decepción.
Un fiasco que en muchos aspectos se lleva al terreno personal. Warcraft III: Reign of Chaos, el clásico de 2002, es uno de los máximos juegos de estrategia en tiempo real, y el modo en el que se lanzó esta reforja ha sido continuamente catalogado como un insulto.
La valoración de los usuarios en Metacritic es la que es. Sea justa o no, todos tienen su opinión y están más que dispuestos a compartirla. Una cuenta, una crítica, una nota. Eso no tiene vuelta de hoja. Sin embargo, hay una manera todavía más interesante y constructiva de abordar el problema de Warcraft III Reforged.
En VidaExtra nos hemos propuesto poner en común y por separado todos los puntos positivos y los negativos del juego (al menos, la versión actual) y, de paso, tener en consideración todos los feos que Blizzard les ha hecho a sus propios fans. Y no han sido pocos.
Lo bueno de Warcraft III, porque lo hay
- El renovado aspecto visual es una pasada. Al César lo que es del César: la nueva versión del motor clásico hace que los nuevos modelos y los escenarios luzcan fenomenal, sacando partido de la nueva resolución.
- Poder cambiar al aspecto clásico (y que se pueda jugar en equipos no tan preparados). Es imposible no tenerle apego al aspecto original de un clásico de culto. Por suerte, no lo echaremos de menos. Y ojo, que tampoco necesitaremos un pepino de equipo para jugar.
- Poder importar tu cuenta de Warcraft III original. Porque cuando llevas ingentes horas de juego, empezar desde cero es una verdadera faena. ¿El proceso? Desde opciones se da la posibilidad de vincular tu cuenta classic de Warcraft III.
- La integración en Battle.net y lo fácil que es encontrar partida. Blizzard parece que tomó nota de la beta de Warcraft III Reforged y, a diferencia de ésta, el sistema de emparejamiento y búsqueda funciona realmente rápido.
- La nostalgia de regresar a un clásico y que todo esté como lo dejaste, que también suma. Que arranque la partida, saludar al adversario o aliado y hacer las mismas preguntas que cuando empezaste a jugar poco después del cambio de milenio es una experiencia que, simplemente, sienta de maravilla.
Lo malo: la imagen que, merecidamente, se ha ganado Blizzard
- Lo peor de Warcraft III Reforged es la unificación con la experiencia clásica. Sobre todo, porque se la lleva por delante. Algo que no ocurrió con StarCraft Remastered donde, por cierto, el original pasó a ser gratuito.
- Ha sido lanzado sin un sistema de clasificaciones. ¿Has ganado o has perdido? Para el caso, es lo mismo: la única diferencia actual es desbloquear imágenes de perfil. Eso tiene que cambiar.
- El redoblaje no convence a todo el mundo por motivos justificados. Blizzard ha aprovechado para hacer ajustes por allí y por allá en los diálogos originales en todas las versiones (incluyendo las localizadas) eliminando o acortando frases míticas en el proceso. Una lástima, si tenemos en cuenta que la localización del original es uno de sus mayores puntos fuertes.
- Los clanes no están activados de lanzamiento, y eso es una faena. Si nos vamos a la pestaña de clan lo único que veremos es un cuadro emergente que nos emplaza a una futura actualización.
- La ausencia (y falta) de nuevos contenidos. No cuentes con capítulos extra, nuevos héroes, nuevas unidades o construcciones creadas para la ocasión. Hay algún elemento repartido por la campaña, pero no añadidos realmente contundentes.
- ¿Qué ha pasado con aquella nueva interfaz? Cuando se nos presentó Warcraft III Reforged no pasó desapercibido el modo en el que se aprovecharía el salto hacia el formato panorámico haciéndolo todo más un poquito minimalista y usando perfiles de unidad más trabajados. Al final, ni lo uno ni lo otro.
- No se han actualizado los cortos cinemáticos del juego original, salvo la icónica batalla de apertura. La cinemática única mostrada durante la BlizzCon 2018, por cierto. Blizzard tenía una oportunidad de oro para hacernos redescubrir las escenas con las que se cubrieron de gloria hace casi dos décadas, y -como en otros aspectos del juego- la dejó pasar.
Lo feo: elementos que, directamente, no son de buen recibo
- Las cinemáticas in-game del modo campaña mostradas durante la Blizzcon 2018 brillan por su ausencia. No esperes encontrar esas escenas pre-animadas y narradas a través de planos cortos con los que Blizzard sacaba músculo del nivel de detalle de sus héroes durante la presentación del juego.
- Los mapas y modos personalizados ahora le pertenecen a Blizzard. Warcraft III fue la cuna del fenómeno de DOTA, pasando a ser una millonaria fuente de ingresos para Valve, y todo apunta a que desde Blizzard quieren impedir que la historia se repita.
- Pese a incluir la expansión The Frozen Throne, se echan en falta elementos de hace 17 años. De hecho, ni siquiera se han incluido elementos mostrados en la beta, como que haya diferentes modelos de héroes en el modo online. Eso sí, los que apuesten por la edición especial podrán seleccionar usar a Thrall, Arthas o Jaina.
- Definitivamente, esta versión reforjada no es la revisión definitiva de Warcraft III. Al menos, actualmente. Visto desde fuera parece que Blizzard lo tenía fácil, con lo que la lluvia de críticas es más o menos proporcional a las expectativas depositadas en lo que debería haber sido una apuesta segura.
Y pese a que se ofrece mucho más que un aspecto mejorado, muchos fans interpretan que están pagando por una mera actualización visual. Que eso ocurra ya es mala señal.
¿Qué conclusión sacamos de todo esto?
Para muchos, Warcraft III Reforged fue lanzado con prisas y sin estar terminado. Y lo cierto es que viendo la cantidad de contenidos pendientes por llegar (y que estaban disponibles desde hace 17 años) es lógico que uno llegue a esas conclusiones.
Si bien el Warcraft III es considerado de culto por méritos propios, su versión Reforged ha hecho una mella enorme en la credibilidad de Blizzard, y recuperarla será su próximo gran desafío. Es más, debería ser su prioridad. Mientras tanto, las peticiones de reembolso se les acumulan en los foros.
Warcraft III Reforged no es un juego de 0,5. Es más, no es un mal juego. Y por suerte para todos, las sensaciones jugables del clásico que nos enamoró están ahí. Son atemporales. Con lo que la compañía californiana tiene un par de décadas para volver a posicionarse como el referente que llegó a ser, hace ya casi 20 años.
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