Hace tiempo que los videojuegos trascendieron sus fronteras para llegar a las películas, series, libros, cómics, pintura y otras modalidades audiovisuales. Si bien su relación con las pantallas no siempre ha sido la mejor, recientemente hemos visto auténticas maravillas con Arcane, Castlevania y Cyberpunk: Edgerunners de Netflix, The Last of Us de HBO, Super Mario Bros: La película, entre otras.
Aunque las películas y series gozan de muchísima popularidad, los libros y cómics llevan mucho más tiempo haciendo las cosas mejor en lo que se refiere a adaptar historias de videojuegos y ampliar su lore. Y no me refiero a libros de arte y/o guías, sino a historias tan buenas como algunas de sus hermanas en videojuegos.
La lista no es precisamente corta, pero esta vez quiero centrarme en un libro en concreto. Lleva en mi estantería desde 2012, ha sido mi acompañante en dos viajes y los laterales de sus páginas hace tiempo que cuentan con un tono amarillento. Os quiero hablar de Bioshock: Rapture, una historia indispensable para cualquier fan de la obra de arte en forma de trilogía que nos entregó Irrational Games.
Bioshock: Rapture, antes del comienzo
El nombre de Bioshock es historia del videojuego. No es una exageración. Su importancia e impacto no solo se mide en premios y valoraciones de la crítica especializada, también fue de gran interés para el arte. Algunos de sus conceptos y escenas aparecieron durante años en libros de arte (estudio) como ejemplos de la importancia de los videojuegos.
Los tres Bioshock, incluidos DLCs, se han convertido en experiencias de culto y su historia ha sido desmenuzada hasta límites insospechados. ¡Y no es para menos! Irrational Games utilizó ideas y conceptos sociales, económicos y políticos que añadieron una profundidad enorme a la historia. Si esto sumamos las decisiones morales, un apartado artístico de infarto y un gameplay divertido, tenemos un cóctel perfecto y atemporal.
La historia de Bioshock se extendió más allá de los videojuegos. Ken Levine, responsable del estudio, dijo al medio Kotaku en 2012 que pensó en hacer una serie de cómics con la única condición de escribir y corregir él mismo todas las historias, pero su limitado tiempo hizo que la idea no cuajase. Sin embargo, una novela escrita por John Shirley y aprobada por Take Two Interactive acabó llegando a nuestras estanterías el mismo año.
Bioshock: Rapture es una novela cuya historia es canon y se desarrolla antes de los eventos de Bioshock (2007). Su relevancia para el lore de Bioshock no es baladí, ya que ofrece respuesta a una pregunta que muchos nos hicimos cuando vimos por primera vez la ciudad submarina: ¿cómo demonios han construido tal monstruosidad bajo el océano?
Sin entrar en spoilers ni destripes, la historia sigue a Andrew Ryan. Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, el empresario no estaba contento con la dirección que estaba tomando la humanidad: los altos impuestos en Estados Unidos fruto de la política del New Deal de Roosevelt, el extremismo religioso y otros conflictos sociales, el terror nuclear tras las bombas de Hiroshima y Nagasaki. La Guerra Fría propició la creación de agencias de inteligencia y el espionaje.
La novela relata cómo Ryan se percata de toda esta situación y reflexiona sobre conceptos que hasta ahora creía básicos. Comparte muchas de sus reflexiones sobre y vemos cómo va dando forma a su icónico discurso en Bioshock:
Soy Andrew Ryan, y tengo una pregunta que hacerte: ¿acaso un hombre no tiene derecho al sudor de su propia frente? No, dice el hombre de Washington. Pertenece a los pobres. No, dice el hombre del Vaticano. Pertenece a Dios. No, dice el hombre de Moscú. Pertenece a todos. Yo rechacé esas respuestas. En vez de eso, elegí algo distinto. Elegí lo imposible. Elegí... Rapture. Una ciudad donde el artista no tenía que temer al censor. Donde el científico no estaba limitado por la nimia moral. Donde los grandes no estaban constreñidos por los pequeños. Y con el sudor de tu frente, ¡Rapture también puede ser tu ciudad!
A lo largo de los capítulos, las reflexiones morales y éticas se entremezclan con una trama muy interesante (y fácil de leer) sobre cómo Ryan inicia sus planes para crear un sueño, una utopía llamada Rapture, inicialmente conocida como La Ciudad que Brilla en el Mar.
Creo que esta novela es indispensable para cualquier fan de Bioshock porque presta especial atención a las personas que el empresario eligió para construir y vivir en su ciudad: desde magnates y personalidades importantes hasta fontaneros, electricistas, arquitectos, artistas... Ryan consigue unir a su causa a personas con ideologías, clases y habilidades diferentes.
La única pega que siempre he tenido con Bioshock: Rapture es que no respeta ciertos detalles y terminologías que vemos en los videojuegos. Si bien no son cambios determinantes, ciertamente cualquier fan puede percatarse fácilmente. En cualquier caso, es una lectura recomendadísima que podéis encontrar en librerías y otras webs a un precio de 16-18 euros, aprox. Y sí, hay versiones en castellano, físicas y digitales.
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