Nacidas antes de los 80 (I): Nintendo

Nacidas antes de los 80 (I): Nintendo
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Comenzamos en VidaExtra un recorrido por las compañías más importantes de la historia de los videojuegos nacidas antes de la década de los 80. Será una serie de posts que, durante las próximas semanas, retratará el pasado y el presente de la industria a través de los nombres que la han hecho grande. Nada mejor para empezar que Nintendo, que ve en este mes de noviembre la salida al mercado de su nueva apuesta de sobremesa Wii U.

Antecedentes. Del negocio de las cartas al negocio del ocio electrónico

cards

Es conocido por todos el inicio de Nintendo como empresa vendedora de cartas. Estamos hablando de finales del siglo XIX (1889 en este caso, para ser exactos), y poco podían imaginar sus fundadores el cambio de rumbo que les llevaría a liderar durante años el mundo del ocio electrónico (más que nada porque era un concepto que ni siquiera existía). Hiroshi Yamauchi, el gran jefe de la que sería conocida como la Gran N, tras una visita a EEUU en los 60 para llegar a un acuerdo con la mayor distribuidora de cartas por esos lares, se dio cuenta de que no le esperaba a su empresa un gran futuro.

La pequeña oficina de aquel gran distribuidor le abrió los ojos. Su mirada apuntaba mucho más lejos y las cartas no iban a ayudarle a conseguir su objetivo. Tras unos años en los que se tocaron varios palos sin demasiado éxito (taxis, comidas, hoteles del amor…), en los 70 se decide entrar en el naciente mercado del ocio electrónico. Tras llegar a acuerdos para distribuir en Japón la Magnavox Odyssey y poner a la venta un par de máquinas émulas de PONG, Nintendo se saca de la manga un par de ases con los que pondrá en pie su leyenda.

Nintendo y el rescate de la industria de los videojuegos a principios de los 80

Donkeykong

Dos empleados de Nintendo son vitales en esos momentos. Por un lado Gumpei Yokoi, que es el artífice de las Game & Watch, aquellas sencillísimas consolas portátiles con un único y arcaico juego que nos alegraron el recreo a tantos niños en los 80; por otro Shigueru Miyamoto, que con su Donkey Kong para recreativas revolucionó el mercado no solo en Japón sino en el resto del mundo.

Occidente había liderado la industria de los videojuegos desde sus tímidos inicios a principios de los 70. Los primeros años de la década siguiente vieron la aparición de un indecente número de títulos de mala calidad que, junto con una desmedida oferta, terminaron por colapsar el mercado. El crack del 83 parecía dar la razón a aquellos que veían los videojuegos como una moda pasajera. Nintendo lanzó entonces una consola doméstica que devolvió un impulso a la industria que esta ya nunca perdió, decantando además durante un par de décadas la balanza de poder hacia el país del sol naciente.

¿Una qué? La NES y la primera sensación de tener una recreativa en casa

NES

¿Una qué? Eso es lo que le dije a mi hermano pequeño cuando me comentó que los reyes magos le iban a traer una Nintendo. ¿Una qué? es lo que le volví a preguntar cuando me dijo que se trataba de una consola de videojuegos. Era finales de los 80 y en mi casa solo había habido, hacía mucho, una máquina que conectar a la tele que, además, solo permitía jugar a PONG. Os podéis imaginar cómo me quedé cuando vi aquel cacharro con forma de caja de zapatos y juegos intercambiables funcionando con ‘Batman’, el primer juego que compramos. La frase mágica apareció por primera vez en mi cabeza: ¡es como tener una recreativa en casa!.

No tardé en darme cuenta de que aquello era una revolución. En EEUU el éxito de la NES había convertido a Nintendo en sinónimo de videojuegos y los niños empezaban a querer más a Mario que al ratón Mickey. Como decía aquel, los tiempos estaban cambiando. Lo que no sabía entonces es que ya nada volvería a ser igual, ni en el mundo de los videojuegos ni en mi vida.

La NES integraba en su mando la cruceta que conocía bien de las maquinitas Game & Wacth por lo que no fue difícil desterrar el joystick de los arcades recreativos por aquel control. ‘Zelda’, ‘Mario’, ‘Star Wars’, ‘Gauntlet’, la pistola de luz con la que abatíamos a patos disparando a la pantalla… aquella explosión de color y aventuras hacía los sueños realidad de cualquier chaval. Lo que no entendía era la diferencia tan abismal que había entre lo que tenía en casa y aquellas increíbles pantallas de juegos que aparecían en las revistas de una tal Megadrive.

El éxito de la Gameboy. Nintendo Vs Sega. La Snes y la época dorada de los 16 bits

gameboy

Los 90 empezaron a ritmo de ‘Tetris’ monocromo. Nintendo había conseguido los derechos de distribución del ahora mítico juego tras una trama propia de película de espías ambientada en la guerra fría. El binomio Tetris/Gameboy dio como resultado uno de los hitos más rentables de la historia de los videojuegos. Aquel mazacote ideado por Gumpei Yokoi se comió toda competencia portátil a lo largo de toda su vida útil. ¿La clave? El mencionado ‘Tetris’, un catálogo inabarcable (con la P de ‘Pokemon’ coronándolo todo), revisiones estéticas puntuales que la devolvían a los tabloides de la actualidad de vez en cuando (Color, Advance, SP, Micro…) y una autonomía de esas que te hacen olvidar que tienes que cambiar las pilas (la Game Gear de Sega por ejemplo, mucho más potente y en color, se fundía sus seis baterías en apenas tres horas. Doy fe). Es la única vez que he visto a mi padre perder el tiempo con esto de los videojuegos.

Y hablando de mi padre, él siempre fue la antítesis de un visionario. ¿Crees que vas a aprender a tocar eso? le dijo a mi hermano el día que este apareció con una guitarra por casa. Mi hermano no solo aprendió a tocar, sino que montó un grupo y terminó girando por toda España dando conciertos, saliendo por la tele y sacando un par de discos. La aversión que había cogido por la NES (¡niño, deja esa tontería de los videojuegos y sal a tomar el sol!) hizo que mi otro hermano y yo emprendiéramos en secreto el ahorro para hacernos con una Supernes. Con tiempo de sobra para estudiar al enemigo, Nintendo había desarrollado una potente consola de 16 bits para competir con la ya asentada Megadrive de Sega.

supernes

El cerebro de la bestia llegó con ‘Super Mario World’ bajo el brazo, una absoluta obra maestra que aún hoy se integra dentro de la lista de mis cinco juegos favoritos de todos los tiempos. Sega no se durmió en los laureles y presentó a Sonic, un competidor que tenía la velocidad por bandera. Al igual que la fábula de la tortuga y la liebre, fue el lento Mario el que terminó llevándose el gato al agua. ‘Zelda: A link to the past’, ‘Super Metroid’, ‘Super Castlevania IV’, ‘Axelay’, ‘Super Street Figther II’, ‘Starwing’, ‘Donkey Kong Country’, ‘Secret of Mana’, ‘Illusion of Time’…

El impresionante catálogo de la máquina de Nintendo (amarradado a base de leoninos acuerdos con las pobres compañías desarrolladoras, todo hay que decirlo) acabó por darle el trono de los videojuegos a la Supernes. Hay que decir que Sega puso mucho de su parte para que la balanza cayera en su contra. Que se lo digan a los que desembolsaron un pastizal por aquellos fugaces Megadrive 32x y Mega CD que se adosaban cual piezas de Transformer a la consola de sobremesa.

Nintendo 64 y GameCube, el final del reinado. PSX, el monstruo de Frankenstein

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Nintendo encargó a Sony el desarrollo de una unidad de CD que integrar en la Supernes. Viendo cómo le fue a Sega con el Mega CD podríamos pensar que fue un acierto desechar la idea tras un tiempo, pero nada más lejos de la realidad. La compañía de Kioto rompió el acuerdo con Sony que, lejos de entonar una pataleta, siguió desarrollando el proyecto por su cuenta. La Playstation, el monstruo de Frankenstein surgido de ahí, acabó de forma incontestable con el reinado de dos generaciones que Nintendo llevaba a sus espaldas.

Tanto Sega como Nintendo pecaron de exceso de confianza menospreciando por novato al nuevo rival. Cuando ambas se dieron cuenta de la que se les venía encima era demasiado tarde. Sega, asustada, adelantó el lanzamiento de Saturn para dar el primer golpe en la generación de los 32 bits. El resultado, una máquina a medio hacer según los expertos y la primera víctima de esta nueva guerra de consolas. Para cuando llegó al mercado Nintendo 64 la máquina de Sony era ya imparable.

Guardo todavía una carpeta con todas las noticias que encontré desde el anuncio de la asociación de Nintendo y Silicon Graphics para desarrollar Project Reality hasta que Nintendo 64 salió a la venta. Como podéis imaginar, el dosier es de lo más gordo. La máquina tardó una eternidad en salir. Llegué a ver por ahí una viñeta/chiste en la que se que se veía a Miyamoto probando una a una cada Nintendo 64 para comprobar que todas funcionaban correctamente antes del lanzamiento. Este se dio por fin en España en 1997, con un mercado rendido ante la Playstation, que había desembarcado casi un año y medio antes.

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La consola era tremendamente potente y, aunque tiraba de obsoletos cartuchos en lugar del CD de moda, vino acompañada de una serie de elementos que se convertirían en estándares de la industria. Por lo pronto estaba ‘Mario 64’, una obra de arte del diseño de mundos 3D que marcó el camino a los desarrolladores (nunca olvidaré el momento en el que lo puse por primera vez en aquella tele pequeñita de piso de estudiantes. Por primera vez pensé seriamente que los videojuegos podían ser un arte); luego estaba el joystick que incluía el mando, que desde el primer momento se demostró que sería indispensable para movernos con soltura por esos mundos digitales de dios; los cuatro puertos para el multijugador, que convirtieron las quedadas con amigos en reuniones antológicas; la posterior llegada del Rumble Pack que hacía vibrar el mando con los impactos…

Nintendo continuó con la N64 la férrea política de contratos con las desarrolladoras que tanto éxito le había dado en el pasado, algo que pronto se volvió en su contra. La escasez de títulos causada por la fuga de third parties dejó a la máquina huérfana de títulos potentes más allá de los desarrollados por compañías internas. Aún así hay un puñado de obras maestras que se mantienen indelebles en la memoria, muchas de ellas impensables en un hardware menos potente: ‘The Legend of Zelda: Ocarina of Time’, ‘Goldeneye’, ‘Perfect Dark’, ‘Mario Kart 64’, ‘Super Smash Bros’, ‘Banjo-Kazooie’, ‘Turok 2’, ’1080 Snowboarding’, ‘Lylat Wars’… Probad cualquiera de ellos hoy día y veréis que no han perdido ni un ápice de su calidad.

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En 2002 una conservadora Gamecube (porque ignoraba el cada vez más pujante entorno multimedia) llegó a un mercado que nada tenía que ver con el de la década anterior. Sega había desaparecido tras el fracaso de la excelente Dreamcast y el pastel se iba a repartir de forma desproporcionada entre Nintendo, Microsoft y Sony. Playstation 2 arrasó en ventas con uno de los catálogos más increíbles que se recuerdan. Hasta yo me cambié de bando porque la máquina de Sony incluía reproductor de DVD (que uno es cinéfilo además de jugador). Solo la salida de ‘The Legend of Zelda: Wind Waker’ que traía como regalo ‘Ocarina of Time’ me hizo más tarde hacerme con aquella extraña consola con asa. Gracias a aquel Link de dibujos animados descubrí el mágnífico resurgir de ‘Metroid’, el impresionante remake del primer ‘Resident Evil’ o los lujosos juegos de ‘Star Wars’. Nintendo sin embargo se encontraba al borde del abismo.

Nintendo DS y Wii. El ave Fenix se come el mercado y marca el camino a seguir

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Nintendo se la jugó de forma arriesgada en los años siguientes. Era el todo o la nada. En 2005 Nintendo DS relevaba en el mercado a una agotada Gameboy (cuya última iteración era en esos días su versión Micro) tirando de innovación más que de potencia. La portátil de doble pantalla recordaba a las antiquísimas Game & Wacth pero integrando el novedoso factor táctil. El rotundo éxito que ni la portentosa PSP de Sony pudo frenar indicó el siguiente paso a dar. Un año después llegaba Wii, una consola de sobremesa con una potencia de risa para la época (el tiempo ha convertido en generosa aquella frase de que Wii era como dos GameCube pegadas con celo) que sin embargo aglutinaría por sí sola la mitad de las ventas de consolas de esta generación.

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Al igual que Nintendo DS, Wii abrió el mercado de forma increíble. Los videojuegos dejaban de ser algo inaccesible para ese grueso de la población que tiembla al ver un mando. El control de movimiento de Wii rompió barreras convirtiendo a ‘Wii Sport’ en uno de los videojuegos más sencillos y a la vez inteligentes creados jamás. Las críticas del público de toda la vida sobre la excesiva casualización de Nintendo (a la que me sumo, que fui de los excitados compradores de la consola el día de lanzamiento) tiene sin embargo una contundente respuesta en algunos de los mejores juegos hardcore del último lustro como ‘Super Mario Galaxy’ 1 y 2, ‘Xenoblade’ o la tercera parte de ‘Metroid’. Sony y Microsoft tardaron años en reaccionar ante un cambio tan radical en la industria.

Nintendo 3DS y Wii U. Presente y futuro de Nintendo

3ds xl

El poder produce exceso de confianza y Nintendo, olvidando errores pasados, volvió a pecar de demasiada seguridad en sí misma cuando lanzó Nintendo 3DS en 2011 a 250 euros (qué lejos quedaba el estrepitoso fracaso de Virtual Boy, el anterior coqueteo de la compañía con las 3D, a mediados de los 90 ¿verdad?). El desorbitado precio junto a un todavía tímido catálogo de juegos encendieron las alarmas al no responder las ventas como se esperaba. Soy de los damnificados que vio, con su consola todavía reluciente, la rebaja de 80 euros que hizo por fin despegar a la máquina.

El sorprendente 3D sin gafas que ofrece la portátil se volvió en contra de Nintendo (el que no todo el mundo esté capacitado para ver bien el invento dio pie a absurdos rumores que repercutieron en las ventas). Yo soy de los que disfruta poniendo a tope el efecto estereoscópico, por otra parte, el sólido conjunto de juegos del que dispone actualmente la consola me ha brindado muchos y excelentes momentos. Partiendo de queridos remakes como el de ‘Ocarina’, ‘Lylat Wars’ o ‘Metal Gear Solid 3’ hasta los incontestables Marios, ‘Resident Evil: Revelations’, ‘Kid Icarus’ o ‘Profesor Layton’ no hay nada que le pueda hacer sombra ahora mismo a 3DS en su fulgurante éxito.

wii u

Asentadas las cosas en el mercado portátil le toca el turno a Wii U, que sale a la venta el 30 de noviembre. Es una apuesta HD a la altura de PS3 y Xbox 360 (presumiblemente algo por encima en potencia). Las dudas que me planteo con respecto a su futuro son varias. Por un lado nos encontramos ante una consola que en un par de años estará muy por debajo de sus rivales técnicamente (seguramente Sony y Microsoft presenten sus nuevas apuestas en el E3 2013 donde anunciaran los lanzamientos para 2014), por otro está la mayor complejidad de su control/tableta.

Nintendo quiere recuperar al público hardcore pero en absoluto renunciar a los que descubrieron los videojuegos con Wii. La labor se muestra harto complicada teniendo en cuenta que Wii U se aleja de manera peligrosa de la inmediatez que mostraba su predecesora. Solo el tiempo dirá si funcionará o no esta nueva apuesta de riesgo. Para los indecisos me gustaría hacer una última apreciación: tened en cuenta que estamos hablando de Nintendo, una compañía que incluso en sus horas más bajas nos ha hecho soñar.

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