La trilogía de películas de El Señor de los Anillos es de las más imprescindibles para todos aquellos que les encanten los largometrajes de fantasía. Han pasado 23 años desde que se estrenó en todos los cines la primera de ellas, en la que pudimos ver a Frodo, Aragorn, Legolas y otros tantos personajes emprender un viaje inolvidable con el fin de destruir de una vez por todas el Anillo Único.
Una buena parte de las secuencias que se rodaron fue en localizaciones reales en vez de emplear un estudio para ello. Esto conlleva sus costes porque tienes que desplazar a todo el equipo hasta la zona donde se va producir la grabación, que en este caso fue en algunas montañas de Nueva Zelanda, así que eso supuso que había que realizar viajes en helicóptero para llegar a los lugares apropiados.
Para nadie suponía un problema, excepto para uno de los actores. Sean Bean, el encargado de interpretar a Boromir, le tenía un miedo terrible a subirse a este tipo de vehículos, así que se negaba en rotundo, por lo que la alternativa que le ofrecieron es que entonces él tendría que llegar hasta la zona por su propia cuenta. Se ve que esa opción sí que le parecía mucho mejor, así que aceptó la propuesta.
Lo hilarante de esta situación es que se podría decir que se convirtió en Boromir de verdad, porque tenía que pegarse una pateada y escalar por la montaña por su propia cuenta con el traje que empleaba en la película. Así narró esta cómica anécdota Peter Jackson en la edición extendida de El Señor de los Anillos, en la que confesó lo siguiente:
Nuestro día comenzaba con todos volando en los helicópteros y mientras volábamos, como a las 7:30 de la mañana, mirabas hacia abajo y podías ver una pequeña mota negra escalando el acantilado y era Sean vestido como Boromir, como si fuese una mosca humana trepando por las laderas de la montaña él solo para llegar a la zona de rodaje, porque no quería ir en helicóptero y tardaba unas dos horas en escalar todo el camino.
De hecho, el propio Sean Bean reconoció que no paraba de sudar, aunque fue como vivir una aventura de verdad y no se arrepiente de nada porque prefirió este otro método en el que tenía que salir de noche por su propia cuenta con tal de llegar a la hora y reunirse a tiempo con todos sus compañeros. Al menos es innegable que le sirvió para meterse más de lleno en su papel.
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