El universo de Star Wars está repleto de personajes de lo más variopintos que no han parado de desfilar a lo largo de las numerosas películas y series de televisión que se han ido estrenando durante los más de 40 años que han pasado desde los inicios de la franquicia. Esto nos ha dejado con algunos héroes y villanos muy memorables, siendo Jabba the Hutt uno de los más reseñables.
Su primera aparición fue en 1983 en el Episodio VI: El retorno del jedi, aunque con el tiempo también hizo acto de presencia en la edición especial del Episodio IV: Una nueva esperanza y también en el Episodio I: La amenaza fantasma. De hecho, hasta estuvo a punto de contar con su propia película dirigida por Guillermo del Toro en la que iba a ser el principal protagonista, pero la idea fue finalmente descartada.
A pesar de todo, uno de los aspectos por los que Jabba resulta tan llamativo es por su gran tamaño y por su parecido al de una babosa alienígena con ese cuerpo con el que se va arrastrando por el suelo. A día de hoy para representarlo en pantalla se podrían utilizar efectos digitales sin más, pero en 1983 el equipo de producción optó por utilizar directamente una marioneta que fue creada por Stuart Freeborn, el mismo que diseñó a Yoda.
Debido a sus dimensiones tan considerables resulta difícil imaginarse que una sola persona pudiera ser capaz de controlar todo. Y es que resulta que en realidad era un trío de titiriteros los que estaban detrás de todos y cada uno de los movimientos de Jabba. Los tres se tenían que poner de acuerdo en todo momento porque cada uno tenía asignada una parte del cuerpo.
Exactamente se repartieron las tareas de la siguiente manera: uno de ellos controlaba el brazo derecho y la boca, otro el brazo izquierdo y la lengua y ambos la cabeza y el resto del cuerpo, mientras que el tercero era el que se ocupaba de la cola. Además, contaban con el apoyo de otra persona que movía los ojos con un controlador por radiofrecuencia, otro más que estaba colocado debajo del escenario para soplar por un tubo el humo que expulsaba del cigarrillo y había alguien más que se ocupaba de los pulmones.
En total eran seis personas las que estaban contratadas para todo lo relacionado con los movimientos de Jabba, haciendo más sorprendente todavía el enorme trabajo que había detrás de esta producción y que por supuesto pasa completamente desapercibido mientras estás viendo la película. Una curiosidad más de El Retorno del Jedi que se suma a la del nombre tan extraño que se empleó para que su grabación fuese más segura y lejos de la atenta mirada de los aficionados.
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