Overcooked 2 puede devolverte la fe en los cooperativos de sofá (pero no es el único)

Overcooked 2 puede devolverte la fe en los cooperativos de sofá (pero no es el único)

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Overcooked 2 puede devolverte la fe en los cooperativos de sofá (pero no es el único)

¿Jugamos al de las cocinas? Esa frase ha marcado las últimas noches en casa. Lo que antes eran pelis o series, ahora ha sido ocupado por descontrolados e insanos vicios a 'Overcooked 2'. No es la primera vez que ocurre este año, también pasó algo similar cuando decidimos superar juntos 'A Way Out', pero sigue siendo algo sorprendente al no ser mi pareja una jugadora habitual.

Me hace pensar seriamente en cómo ese mercado, el de los juegos cooperativos de sofá, parece haber quedado relegado a apenas un pequeño puñado de títulos anuales. Porque sí, cooperativos puedes encontrar a sacos, especialmente si hablamos de juegos de acción con multijugador online, pero la experiencia accesible, divertida y de sofá de títulos como 'Overcooked 2' debería apoyarse muchísimo más.

Nintendo y los indies, los reyes del sofá

Nintendo y la escena indie parecen los únicos interesados en mantener un poco esa corriente. Del primero nos llegó 'Snipperclips', una auténtica genialidad que se colocó como uno de los mejores juegos de Switch en un catálogo inicial que parecía oler sólo a 'Breath of the Wild'. Además pronto entregará una nueva edición de 'Super Mario Party', la opción más fácil (la de los minijuegos) de cara a explotar ese tipo de experiencia.

Del lado indie el máximo referente actual es 'Overcooked 2' y su primera entrega. Juegos que se han ganado el amor del público al ofrecer una experiencia muy escalable en la que dos usuarios con un nivel de habilidad muy dispar pueden disfrutarlo de la misma forma.

No es el único ejemplo, ojo. Ahí están también títulos como 'Human Fall Flat', 'Castle Crashers' o el reciente 'The Swords of Ditto', todos divertidísimos y con una curva de dificultad bastante asequible. Es cierto que hay que ir con ojo porque en algunos casos podemos llegar a movernos en un nivel en el que facilmente puede alcanzarnos cierta frustración. Por un lado la del que quiere avanzar y no puede, por el otro la del que sabe que está siendo una carga. Pero nada especialmente preocupante si no nos vamos a cosas muy extremas.

Si a hardcoretas no os gana nadie, siempre está el hueco de 'Cuphead', 'Spelunky', 'The Binding of Isaac'... Pero en busca de una experiencia más equilibrada a nivel de dificultad, siempre será mejor empezar por cosas como 'Lovers in a Dangerous Spacetime' o cualquiera de los títulos de 'Lego'. Ahí sí que hay un filón.

Creando jugadores a base de vicios

En realidad el género, el de los cooperativos de sofá, no lo he llegado a abandonar nunca, especialmente en compañía de amigos, pero sí es cierto que he descubierto en él una vía para disfrutar de los videojuegos con mi pareja que antes parecía quedar muy lejos. O todo era demasiado simplote o muy complicado, y por lo tanto en ambos casos aburría pasada una tarde.

Ahora falta que el resto de grandes vuelvan a ver en esta modalidad una oportunidad de negocio. Puede que Sony haya dejado de lado 'LittleBigPlanet' y que Microsoft se haya olvidado de todo lo que creó alrededor de los avatares de Xbox 360, pero por suerte hay otras como EA que, a base de apoyar propuestas como 'Unravel 2', vuelvan a recordar a la industria que otro tipo de multijugador es posible y que no todo tiene que centrarse en el juego a través de la red.

La sorpresa inicial, los piques, el trae para aquí que yo te ayudo, las miradas de complicidad antes de soltar una carcajada porque alguno de los dos ha metido la pata hasta el fondo. Son experiencias a menudo consideradas como menores que, sin embargo, pueden enganchar tanto o más que cualquier otro triple A.

En ese compartir momentos está gran parte de la gracia del mundo del videojuego, y si puedes hacerlo al momento y con la persona que tienes al lado, pues mejor que mejor. Sería una pena perderlos por haberlos menospreciado, así que si tienes a alguien a mano con quien echar unas partidas, que no te de miedo proponerle una tarde de vicio. Puede que después de todo, como en mi caso, acabes creando un jugador empedernido casi sin quererlo.

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