Ya lo veníamos avisando, pero tan solo quedan unas horas para que se ponga a la venta uno de los títulos más especiales de este mes. Desde hoy ya podréis haceros con Wolfenstein: Youngblood a través de Steam para PC y a partir de mañana podrá ser vuestro en cualquiera de las consolas de sobremesa actuales.
En nuestro caso hemos estado jugando las primeras horas de este prometedor FPS en el que las protagonistas son las hermanas gemelas Blazkowicz. Precisamente esto supone que el juego dispone de un modo cooperativo para dos jugadores y que sin duda es uno de los grandes aspectos de la jugabilidad y de las características más importantes.
Así pues, Jarkendia y un servidor hemos decidido coger nuestras mejores armas y disponernos a masacrar a todos los nazis que sea posible. Esto nos ha llevado a querer contaros a continuación qué nos ha parecido a cada uno estas primeras horas del juego.
La opinión de Sergio
En mi caso he de decir que a medida que han ido saliendo nuevos materiales de esta nueva entrega de la saga han aumentado cada vez más mis ganas de tenerla entre mis manos. Principalmente porque en su momento Wolfenstein II: The New Colossus me pareció el mejor FPS de 2017, así que quería comprobar si la situación se podía repetir una vez más y desde luego tiene demasiadas papeletas para que ocurra.
Desde un punto de vista global hay que reconocer que MachineGames nos invita a disfrutar de un título bastante continuista en comparación con su predecesor, dado que la jugabilidad es prácticamente idéntica. Todo lo que hizo especial en su momento a Wolfenstein II lo podéis encontrar aquí también, de ahí que el cooperativo cobre más importancia todavía al ser su novedad más destacada.
El hecho de que sean juegos tan parecidos no tiene por qué ser necesariamente algo negativo. De hecho, me lo he pasado en grande yendo de un lado para otro repartiendo tiros con un ritmo tremendamente frenético en el que las balas no paraban de llover con esas armas alemanas con nombres impronunciables, pero al fin y al cabo esto último es lo de menos, porque lo que importa es volar las cabezas de los nazis, ¡y vaya si lo consiguen!.
La acción que nos ofrece es constante. En infinidad de momentos hay grupos de nazis aguardando detrás de cada esquina y escondidos por todas las calles y lugares de París. Como ya pasaba en los anteriores Wolfenstein, el ir a lo loco nunca es la mejor solución y el coordinarse con el segundo jugador para acabar con los enemigos puede resultar determinante. Así se pueden plantear estrategias del tipo por dónde ataca cada uno, disparar ambos al mismo adversario o incluso salvar la vida del compañero cuando sea necesario.
Tras tener de compañera a la inteligencia artificial y a Jarken, me quedo sin lugar a dudas con la segunda opción. La verdad es que la máquina no se defiende nada mal y cumple perfectamente su función, además de que la dificultad no es tan exigente. No obstante, prefiero que el juego me plantee un reto mayor si a cambio puedo tener un compañero con el que poder compartir la experiencia. Además, no hace falta pelearse por la munición, los objetos y otros materiales, ya que aparecerán exactamente los mismos elementos para ambos y eso siempre es de agradecer.
Otro hecho que me ha encantado es que nuestras protagonistas pueden ir subiendo de nivel cuantos más enemigos se lleven por delante. Así cada uno puede personalizar a su antojo a su personaje mejorando sus capacidades, aunque también se pueden perfeccionar las armas con el dinero que vayamos recogiendo de todas partes. Eso sí, hay que pensar bien en qué lo queremos gastar exactamente porque tampoco es que sea muy abundante.
Lo bueno es que aquellos que estén dispuestos a jugar la aventura entera con el mismo compañero podrán ponerse de acuerdo con él para que así cada uno canjee las monedas en distintos aspectos y quede más repartida la cosa. En cualquier caso, el juego me está resultando muy adictivo, divertido y en gran parte gracias a unos escenarios más abiertos o con más posibilidades al estar enfocados en varios momentos al cooperativo.
Ya estoy deseando volver a salir a la acción, porque más allá de tener que salvar a J. D. Blazkowicz, lo que más me importa es pasar un rato entretenido con una excelente jugabilidad y de momento todo ello me lo está dando Wolfenstein: Youngblood.
La opinión de Jarkendia
Como gran seguidor de la saga de id Software desde sus inicios, me fascinó el reboot de MachineGames que se sacó de la chistera en 2014: Wolfenstein: The New Order fue una reinterpretación más que notable que apostó de lleno por una historia profunda y una experiencia totalmente en solitario.
La jugada salió tan bien que no tardó en llegar un spin-off y posteriormente una secuela que siguió subiendo el pabellón. Pero todos esos juegos seguían siendo aventuras para un único jugador. Algo que se encarga de "corregir" este Wolfenstein: Youngblood. Un FPS pensado para jugar con un colega, porque es así como más partido saca a las distintas funciones cooperativas.
Me uní a la partida de Sergio un poco más tarde, por lo que mi nivel no era el mismo que el suyo. Y eso se notó. Porque sí, los enemigos tienen nivel que refleja su dureza (a mayor nivel, mejor su armadura y arma de combate) y nosotros vamos ganando experiencia a base de matarlos u otras acciones.
Bajo un espíritu mucho más arcade y rejugable que otros Wolfenstein, me armé de paciencia hasta que comprendí la nueva idiosincrasia de este capítulo. Por cada nivel obtenido se nos concede un aumento del 2% al daño permanente que le hacemos a los enemigos y obtenemos un punto de habilidad que podremos gastar después en tres ramas (Inteligencia, Músculo y Poder). Ahí podremos aumentar nuestra vida, desbloquear habilidades...
El verdadero salto, donde llegué a experimentar un verdadero cambio a la hora de afrontar con garantías cada encontronazo contra los distintos tipos de soldados nazis, fue a la hora de mejorar las armas. Porque si gastamos el dinero obtenido en combate (está desperdigado por todo el mapa) podremos mejorar las prestaciones de cada arma obtenida y (aquí viene la gracia del asunto) llegar a desbloquear funciones extra, como disparo de perforación.
Ahí fue cuando empezamos a disfrutar verdaderamente este Wolfenstein: Youngblood, incluso aunque nos topásemos con enemigos con "calavera" (que indica que son de un nivel extremadamente superior al nuestro), al ir con más cautela y controlar más nuestras propias muertes. Porque se nos permite revivir al compañero sin límite alguno, salvo cuando ambos caen, que ahí dependemos de la vida compartida, donde el máximo es de tres.
Algo es seguro: aquí hay juego para rato (Bethesda habló de más de 25 horas), hay muchas cosas por hacer y tanto Sergio como yo tenemos muchas ganas de continuar la historia de cara a su análisis. Yo, por lo pronto, he podido despejar las pocas dudas que tenía con este capítulo.
Ver 3 comentarios