Cuando sale una consola nueva al mercado, me gusta estrenarla con una nueva IP, siendo bastante difícil superar aquella sensación que sentí cuando probé Halo: Combat Evolved en la primera Xbox. Lo que tenía claro es que si me hacía con una Xbox Series X (o en su defecto, una Xbox Series S), es que The Falconeer iba a ser mi primera apuesta, pese a no ser un exclusivo total (está en Xbox One y PC).
Desde la primera vez que vi este trabajo de Tomas Sala, me pareció el sustituto perfecto del inolvidable Crimson Skies: High Road to Revenge, uno de los mejores exclusivos del catálogo de dicha Xbox. Pero, por desgracia, no está a su altura.
La grandeza de Ursee te conquistará por la vista...
Ambos comparten un mundo abierto, aunque en el caso de The Falconeer, es un mapa oceánico al que podemos acceder en cualquier momento, sin restricciones, salvo por el peligro que entraña viajar hacia donde no somos bien recibidos...
Sobre el papel resultaba muy atractivo y cuenta con unas localizaciones que nos dejarán con la mandíbula desencajada, en algunos casos, como lo majestuosa que resulta La Fauce, como si del pasaje bíblico con Moisés "separando" las aguas se tratase. Ya desde Xbox One se ve genial, pero sin duda mejora el panorama si optamos por PC o cualquier modelo de Xbox Series, no sólo por lo fascinantes que resultan algunas zonas, sino por los brutales efectos climatológicos adversos.
Es, sin duda, el típico juego que te entra por la vista... que por desgracia no goza del mismo mimo para el resto de apartados. ¿Su problema? La monotonía. Y es que su núcleo se sustenta sobre unas misiones donde haremos casi siempre lo mismo, una y otra vez, liquidando piratas o recogiendo algún material del océano, ganando dinero en el proceso para mejorar a nuestro enorme halcón de guerra.
Es, además, un juego muy agresivo cuando se juntan dos o más enemigos, viendo cómo nos pueden matar a la más mínima de cambio y sin punto de control para las misiones, teniendo que rehacerlas desde cero. A base de aprendizaje y paciencia comprobaremos que, en la mayoría de los casos, funciona mejor un comportamiento agresivo en vez de alejarnos para recuperar poco a poco la vida.
No es un juego que ofrezca muchas alternativas en pleno vuelo, en cualquier caso, ni siquiera para el arsenal de nuestro pájaro de guerra. De hecho, tan solo contaremos con un arma principal, aunque habrá distintos tipos con los que podremos alternar desde la base. Además, en cuanto a las maniobras aéreas, no faltarán las típicas de los simuladores, aunque sin la versatilidad que se presuponía al controlar a un pájaro de grandes dimensiones, como mantener su posición en pleno vuelo sin avanzar: The Falconeer no está acertado con la disposición de algunos botones, compartiendo esa postura con la caída en picado, por ejemplo. Y esto no lo soluciona remapear los botones, claro está.
... pero The Falconeer prometía más de lo que es
Tomas Sala ha puesto mucho empeño en la historia de Great Ursee, la extensa región que sobrevolaremos, pero lo cierto es que en ningún momento sentiremos ninguna conexión especial con su trama, sino más bien por los parajes de bella factura que iremos descubriendo, a pesar de que haya muchas islas de relleno.
No he sentido la misma fascinación que con The Legend of Zelda: The Wind Waker, donde cada viaje a ciegas se hacía con ilusión, pero sí que su mundo tiene más que ofrecer de lo que se ve a simple vista... Y esto lo decimos no sólo por alguna parte de interior, sino por criaturas de gran envergadura espectaculares.
Es una pena que estos momentos de grandeza se cuenten con los dedos de una mano por culpa del tedio que ofrece farmear un sinfín de misiones secundarias cortadas por el mismo palo hasta que podemos mejorar en condiciones a nuestro pájaro de guerra, o conseguir permisos para que nos acojan en otras regiones...
Hay un buen número de santuarios y templos, al igual que de asentamientos y posiciones fortificadas con alta presencia enemiga, pero también es cierto que no resultan tan placenteros los viajes por culpa de ciertas limitaciones a la hora de volar, con una resistencia que se gasta demasiado pronto al aumentar la velocidad (reponiéndose al caer en picado o aprovechar ciertas corrientes de aire) o a la hora de esquivar, lo que dificulta las tareas defensivas (de ahí la táctica agresiva).
Suerte que en algunas misiones no estaremos solos, pudiendo dar dos tipos de órdenes básicas a nuestro aliado, para protegernos o focalizar sus disparos sobre el enemigo. Esto, unido a la posibilidad de recoger minas para soltarlas desde el aire, hace que tenga algún componente táctico interesante, teniendo que prestar mucho cuidado, igualmente, a los objetos que debemos recoger para que no los destrocen los enemigos: es mejor soltarlos al agua y recuperarlos cuando la situación esté tranquila. Eso sí, tampoco faltan las (odiosas) misiones de escoltar.
Otro de los puntos llamativos lo pone la forma en la que recargaremos nuestra arma, aprovechando las tormentas que divisaremos por el horizonte, con ese despliegue técnico con el clima (reflejado también en el minimapa), mientras que la parte más clásica para esta clase de juegos la ponen las pruebas a contrarreloj, para superar el crono sin preocuparnos por los disparos. Nunca están de más.
La opinión de VidaExtra
En definitiva, The Falconeer supone una decepción para los que vimos en este trabajo de Tomas Sala un juego que podría brindarnos sensaciones similares a las del clásico de FASA Studio en Xbox. Pero es que tampoco está a la altura para los de su género por culpa de no aprovechar adecuadamente sus mecánicas para hacerlo divertido de principio a fin. Mejor optar por Microsoft Flight Simulator o rejugar el citado Crimson Skies: High Road to Revenge, que es retrocompatible.
The Falconeer
Plataformas | Xbox Series, Xbox One (Smart Delivery) y Steam |
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Multijugador | No |
Desarrollador | Tomas Sala |
Compañía | Wired Productions |
Lanzamiento | 10 de noviembre de 2020 |
Precio | 29,99 euros (digital Microsoft Store) | 39,95 euros (físico en Xbox) |
Lo mejor
- El enorme atractivo de su ambientación
- Las sorpresas que nos reporta alguna misión
Lo peor
- Abusa de mecánicas altamente repetitivas
- La trama resulta poco atractiva
- Se echan en falta más opciones de vuelo
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