Que el primer Spelunky es, con mucha diferencia, uno de los mejores remakes en la historia de los videojuegos es algo que no se puede discutir. Derek Yu perfeccionó a niveles enfermizos todo un referente de los roguelike y de juegos con mazmorras en general, siendo una aventura prácticamente perfecta.
Además, cuenta con el honor de ser uno de los títulos más difíciles, siendo extremadamente complicado no solamente ver su verdadero final, sino tan solo el más "sencillo". Es por ello que la simple idea de ofrecer una secuela era una tarea titánica para Mossmouth, principalmente por lo peligroso que pueden ser los cambios en una fórmula que funciona como un reloj suizo. ¿Lo bueno? Que Spelunky 2 mejora todo lo visto en Spelunky. ¿Lo malo? Parece una expansión.
Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?
Es realmente el único aspecto "negativo" que se le podría achacar a Spelunky 2. No arriesga ni lo más mínimo en la fórmula, hasta el punto de rescatar varias regiones del primero y otro tipo de sorpresas para que la experiencia resulte de lo más familiar. Pero no quiere decir que vaya a ser un paseo, en cualquier caso. De hecho, es más difícil que el primero, pese a ciertas ayudas extra, como la posibilidad de domar a ciertos animales para usarlos de montura y contar con otro seguro de vida; independientemente de la mascota a salvar en cada nivel.
Toda persona que haya jugado al primer Spelunky se sentirá como en casa, teniendo bien presente que habrá que bajar con cuidado, pararse a mirar qué hay debajo antes de saltar, o llevar siempre a mano una piedra u otro objeto por si hay que activar una trampa o atacar a un enemigo desde la distancia. Es un ritual que hay que saberse al dedillo para sobrevivir, porque aquí hay muchos más peligros.
¿Y cuál es la excusa de esta secuela? Han pasado 15 años desde el tesoro de Olmec y tanto el protagonista de la primera aventura como su esposa tuvieron una niña a la que llamaron Ana. Cuando cumplió cinco años, empezó a ver a Olmec en la cara de la Luna, por lo que sus padres dedicieron construir una nave espacial para investigar nuestro satélite natural más icónico. Pero tras unos meses allí, no encuentran la salida y su última esperanza radica en su hija, una exploradora nata.
Ana no tiene nada que envidiar a su padre. Al fin y al cabo, comparte sus mismas habilidades y en esta secuela partimos del mismo esquema de control y de accesorios iniciales, con bombas y cuerdas bien repartidas, aparte de un látigo corto para atacar. Será a base de descender con cautela y aprovechar lo que se nos presente en cada fase, generada aleatoriamente, cómo iremos ampliando nuestro arsenal, como por ejemplo usando el dinero con los dependientes. Y sí, vuelven a estar equipados con escopeta. Y sí, siguen siendo de lo más agresivos.
Lo curioso es que en esta secuela habrá muchos más NPC con los que poder conversar para cumplir desafíos u otro tipo de misiones, con diversas recompensas. Además, el número de personajes a reclutar se ha disparado considerablemente, teniendo que rescatarlos liberándolos de sus ataúdes. Y todo esto se irá reflejando en nuestro campamento, que se irá ampliando, no solamente con los atajos que iremos desbloqueando con sudor y lágrimas, por cierto.
Spelunky 2 es inmenso, a todos los niveles
Por mucho que se haya perdido el efecto sorpresa, no quiere decir que esta secuela no tenga argumentos para sorprender. Sin ir más lejos, abruma con su contenido, bastante mayor que el clásico instantáneo de 2012 en Xbox Live Arcade. Y es que en esta ocasión podemos optar por distintas rutas al llegar a ciertos puntos de profundidad, lo que deriva en múltiples ramificaciones para redondear un total de 16 lugares a visitar. Y sí, repetirán las cuevas de hielo.
Si hablamos de números en bruto, tenemos un total de 36 personas, 78 bestias, 54 objetos y 24 trampas. Para ponerlo en perspectiva, el primer Spelunky tuvo tan solo 10 lugares, 34 objetos, 56 monstruos, 14 trampas y tan solo 12 personajes. Y vale que por momentos parezca una expansión (al fin y al cabo, no cambia el núcleo del juego), pero tiene contenido de sobra para apabullar a los que disfrutaron con la primera aventura y con secretos más enrevesados que nunca.
Siempre fue uno de los aspectos más destacables de esa joya de Mossmouth, toda esa retahíla de misterios a escudriñar para averigüar cómo se accedía, por ejemplo, a las entrañas de un gusano gigante. En esta secuela hay tanto secretos familiares como otros de nueva cosecha que elevarán su vida jugable exponencialmente, sobre todo teniendo en cuenta que para algunos habrá que hacer el recorrido sin atajos. O que en esta ocasión contamos con múltiples rutas.
Esa posiblidad de poder decir, por ejemplo, si queremos explorar una selva o arriesgarnos con un volcán, son tan solo dos pinceladas de lo que nos aguarda, viendo cómo se complica todo a cada paso que damos y obligándonos a estar al tanto de los cinco sentidos para no pifiarla tontamente con una trampa prácticamente oculta o con algún rebote puñetero por culpa de algún enemigo.
Una de las escasas novedades, a todo esto, vienen de parte de esas capas extra de profundidad, con puertas que nos llevarán a cuevas de menor tamaño que están conectadas con la zona principal. Suelen ocultar cofres relevantes para ciertos secretos, desafíos especiales o personajes que nos ofrecerán otro tipo de ayuda bastante útil, mientras que en otros casos hasta nos servirán de pequeños atajos para encontrar la salida en un mismo nivel, evitando otros peligros.
Y ahora con el añadido de dos modos online
Nadie que haya disfrutado con Spelunky se sentirará defraudado con esta secuela, por mucho que parezca por momentos una expansión del primero. Y su mejor reclamo es, sin duda, la diversidad de lugares que ofrece y el hecho de poder decidir qué rutas seguir. Porque cada región es un mundo, con sus propios peligros y secretos, siendo toda una gozada irlos degustando paulatinamente.
El añadido de los animales es un plus de garantías, pero sigue siendo un juego donde nos podrán matar de un golpe por muchos corazones que tengamos: desde caer en la lava hasta ver cómo nos aplasta un monumento, relajarse o ir demasiado rápido suele tener consecuencias nefastas, de ahí también parte de su encanto. Spelunky 2 es pura droga y resultará difícil echar una sola partida.
Para colmo, tanto Mossmouth como BlitWorks han escuchado una de las taras que tuvo la primera entrega, puesto que ahora no solamente repetirá el multijugador local para cuatro personas (tanto en la aventura cooperativa como en la Arena), sino exactamente lo mismo mediante Internet. Sí, dos modos online.
Lógicamente, sigue siendo caótico el cooperativo por el fuego amigo, por lo que no es nada recomendable si queremos completar la historia, salvo por echarnos unas risas o compartir la frustración. Donde sí ha salido ganando es en el renovado modo Arena, muy cercano en sensaciones al incombustible TowerFall Ascension, con un sinfín de variables a personalizar para disputar partidas rápidas con distintas reglas. Ahora bien, las regiones a seleccionar tan solo serán las que hayamos desbloqueado previamente en la aventura principal. Y no son pocas.
Todo acaba dando como resultado un juego superior a Spelunky, por mucho que se le pueda achacar esa pérdida del efecto sorpresa al no variar ni un ápice el núcleo principal a nivel jugable o de progreso de la aventura. ¡Pero qué aventura!
La opinión de VidaExtra
En definitiva, Mossmouth ha subido el listón (más si cabe) con Spelunky 2. Ahora dependerá de cada uno si supera al clásico de la pasada generación por todo lo que aportó en su momento a la industria. Pero que todos los que disfrutaron esa aventura deberían echarle el guante a esta secuela, es un hecho contrastable.
Imprescindible
Spelunky 2
Plataformas | PS4 (versión analizada) y Steam (próximamente) |
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Multijugador | Sí, local y online (hasta cuatro jugadores en los modos Aventura y Arena) |
Desarrollador | Mossmouth y BlitWorks |
Compañía | Mossmouth |
Lanzamiento | 15 de septiembre de 2020 (PS4) | 29 de septiembre (Steam) |
Precio | 19,99 euros |
Lo mejor
- Un Spelunky mucho más bestia y con online
- A nivel de contenido y secretos, abruma
- Sigue siendo exquisito con el control
- Engancha a niveles enfermizos, ojo
- Relación calidad/precio insuperable
Lo peor
- Por momentos, parece una expansión
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