Ver en movimiento Skull & Bones ha sido más que suficiente para confirmar que mis ilusiones y expectativas con lo nuevo de Ubisoft no eran descabelladas. El juego de piratas con el foco puesto en el multijugador no pretende reinventar la rueda. Se conforma con que sea fácil empujarla cuesta arriba.
Y es precisamente el reto que Ubisoft tiene por delante, convencer al público de que Skull & Bones es su gran juego para este año a falta de un nuevo Assassin’s Creed, que los problemas en su desarrollo no afectan a lo que en esencia es una gran idea y que, más allá de lo mucho que su superficie huela a cosméticos y micropagos, detrás puede haber un gran juego.
Skull & Bones tiene lo necesario para triunfar
Las bases y la intención están ahí. De la mano de una historia en la que empezar con lo puesto con una simple barquichuela y acabar con una completa flota de barcos con distintas características y estrategias de personalización, la idea de ir completando encargos y ganando influencia a base de batallas navales me resulta de lo más apetecible.
A tope con lo de ir mejorando tu barco y maquearlo a tu gusto no sólo a nivel estético, sino también con distintas formas de encarar cada misión. Lo de viajar ligero y cargado de recursos mientras aprovechas el viento de cola sorteando peligros lentos y pesados me va a dar la vida.
Muchas ganas de ver también cuánto de grindeo hay en el ir a cazar o recolectar recursos, pero creo que todos damos por hecho que parte de la tónica general del juego va a ser esa y, para qué engañarnos, no es que nos haya importado lidiar con ello las 200 veces anteriores en otros juegos.
Ojo también a la opción de poder optar por el juego en solitario, que es llamativa para quienes preferimos esa vía. Sin embargo tengo la sensación de que la estrategia del multijugador ha sido parte del foco desde el principio, y que las diferencias a nivel de posibilidades, avance y diversión son enormes entre ellas. Si tengo la opción, optaré por jugar con amigos.
Fortalezas ocultas que hay que saber explotar
Pero aunque hay pinceladas que me invitan a pensar que no debería tenerlo, hay un miedo con Skull & Bones que sigue presente desde el principio. Me escama la posibilidad de que esto sea antes un juego multijugador que un juego de piratas.
Assassin’s Creed no tardó mucho en entender que el peso de la historia jugaba un papel importantísimo y le daba una entidad que no tenían el resto de aventuras. Pero cuando se creyó más importante que eso, cuando dejó de lado la trama y el peso de los acontecimientos y personas reales, la saga se vino abajo.
Es, de hecho, una de las cosas que más me molestan de los últimos juegos de la franquicia. Antes un Assassin’s Creed bien podía ser una lección de historia plagada de curiosidades con protagonismo en primer plano, pero desde Unity esa idea se ha ido diluyendo poco a poco.
Skull & Bones tiene un universo real lo suficientemente rico como para aprovecharlo, referenciarlo y homenajearlo. Quiero ver hasta qué punto abraza tanto su propia historia como la de los piratas que aterrorizaron los mares durante los siglos XVI y XVII, y cómo consigue que eso nos importe más que el salir a pegar cañonazos a diestro y siniestro.
Que puede ser un buen juego de batallas navales ha quedado más que demostrado, ahora lo que quiero ver es un gran juego de piratas. El próximo 8 de noviembre saldremos de dudas.
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