Tanques, demonios y dos mundos abiertos diseñados para atravesarse de punta a punta en busca de justicia y aventuras. Tras su paso por el manga y la animación, Sand Land despliega su artillería pesada en consolas y PCs sin los tradicionales complejos o las ataduras de las adaptaciones: como videojuego aspira y logra ser la tercera vía para disfrutar de la obra de Akira Toriyama y sus personajes, pero lo más interesante es cómo acaba siendo la manera más rica y ambiciosa de zambullirse en ese mundo. Ya bien sea para darnos deliciosos paseos por el desierto a toda velocidad o repartiendo cañonazos entre dinosaurios, bestias y robots.
Y es que encasillar a Sand Land en un único género de videojuego es complicado: tiene profundos elementos de RPG que empapan el conjunto, pero también es una aventura de mundo abierto que se disfruta tanto dando brincos y tollinas como a los volantes de espectaculares vehículos fuertemente inspirados en el divertido legado del creador de Dragon Ball o Dr. Slump.
A los mandos, Sand Land ofrece un poco de todo y nada en concreto a la vez, y pese a sonar contradictorio acaba jugando a su favor y calando cada vez más conforme la partida progresa; sus mundos abiertos se hacen cada vez más pequeños mientras ganan en dimensiones. Pero más allá de su propuesta jugable hay algo a lo que el título de Bandai Namco no renuncia: la constante pretensión de ofrecer la auténtica esencia de la obra de Toriyama a través de su historia, su presentación, su humor... De corresponder con las expectativas el fan apoyándose firmemente en la visión de su autor y su modo de hacer florecer la sensación de aventura de menos a más con genuinos momentos de epicidad cuando toca.
Dicho lo anterior, pedirle a Belzebub, el máximo protagonista de Sand Land, que se ciña estrictamente a la historia original es casi un imposible. Lo cierto es que este diablillo no tardan en romper las costuras de los acontecimientos para hacer que tanto el manga como el anime sean todavía más grandes. Mejores. Preservando por encima de todo el espíritu, el tono y la manera de contar las historias de Akira Toriyama. Esas en las que da gusto perderse.
A partir de aquí toca ser claros en un aspecto que es crucial para entender la experiencia a los mandos: ¿a quíen va dirigido Sand Land? La respuesta rápida, es que el juego de ILCA (quienes firmaron One Piece Odyssey) sabe acomodarse de maravilla al público al que deseaba llegar Toriyama cuando dibujó el manga.
Pero ya te adelanto que ni es un GTA V en el desierto, ni un Breath of the Wild con tanques y mucho menos un Elden Ring con personajes de anime: es la gran aventura de dos demonios y un sheriff curtido en busca de un manantial legendario. Y, en el proceso, conocerán a una mecánica extraordinaria que les meterá en nuevos líos.
Un mundo abierto con el genuino espíritu de Akira Toriyama
En Sand Land cada gota de agua vale una fortuna. Literalmente. El país entero es un océano de arena acotado por pequeñas formaciones rocosas y bestias de todos los tamaños que campan a sus anchas. La vida en sus pequeños pueblos es consumida poco a poco por el sol, como el ánimo de unos habitantes que apenas pueden costearse unas pocas botellas. Lo mínimo para vivir. Hace décadas, cuando el gran rio no se había secado, la situación era menos severa, pero en la actualidad los únicos que se atreven a pasear por sus paisajes en pleno día son los demonios y los rebeldes. Por eso, esta aventura gira en torno a ellos.
Belzebub es el príncipe de los demonios. Es increíblemente fuerte y travieso como un niño, pese a tener más de dos mil años, pero su grado de maldad equivale a no lavarse las manos tras cambiarle el agua al canario o irse a dormir sin lavarse los dientes. Junto con otros seres de la oscuridad, aunque a plena luz del día, se ha dedicado a robar el agua que se transporta desde la reserva personal del Rey de Sand Land. La justa para él y los vecinos de Villa Demonio. Y así fue hasta que un sheriff humano Rao apareció en las puertas de los dominós de su padre.
Con plante serio y gestos que delatan un pasado militar, Rao tiene la edad suficiente para estar jubilado. Bajo su responsabilidad hay un pequeño pueblecito en Sand Land y en sobre su cabeza una teoría demasiado buena para dejarla pasar: hace no mucho vio de nuevo unos pinzones acuáticos, con lo que está convencido de que hay un manantial en algún punto del desierto. Tiene suficiente agua y un medio de transporte para moverse, pero sabe que un simple humano no lograría encontrarlo sólo. Al menos, sin la ayuda de los demonios. Y es ahí donde entramos nosotros en la ecuación.
Sand Land es un RPG de acción y mundo abierto en el que vivimos la gran aventura de Belzebub, un diablillo entusiasta cuya maldad es la de un chiquillo un poquito gamberro. Junto a él tenemos al pícaro demonio Thieft y al veterano sherif Rao, pero la primera gran diferencia que veremos frente al manga, la película o la serie de televisión es que casi desde los primeros compases se nos unirá la cuarta aventurera: Ann, una misteriosa chica excepcional tanto para la mecánica como para meter en problemas a los otros tres protagonistas. Ofreciendo, a lo largo de la aventura, momentos de emoción y humor que delatan el toque único de Akira Toriyama y recuerdan las primeras etapas de Dragon Ball y obras más pequeñas pero inolvidables como Go! Go! Akman o Kajika.
De hecho, el videojuego de Sand Land no solo aborda la historia original publicada originalmente en el año 2.000, sino que también sabe ir más allá: además del arco de La Historia del príncipe de los Demonios, el cual fue adaptado en 2023 a la gran pantalla, se abarca por completo La Historia del ángel adalid, que vendría a ser la secuela del manga creada por el propio Akira Toriyama y que únicamente existe en la serie de televisión y el videojuego. Lo curioso de esto último es que, pese a que técnicamente suceden las mismas cosas, al menos las más relevantes, la manera en la que ocurren es muy diferente. Y lo cierto es que eso siempre juega en beneficio del videojuego.
Sand Land cuenta con montones de escenas cinematográficas y su estilo visual es deliciosamente fiel al estilo de Toriyama, ofreciendo una ambientación excepcional poblada por personajes y bestias que reaccionan como sus personajes de Dr. Slump, Cowa o las primeras aventuras de Son Goku. Pero, incluso cuando hay montones de vehículos que han traspasado esas series hasta el videojuego con mucho descaro, en ningún momento ILCA pierde la perspectiva de centrarse en este fascinante universo, ni de trasladar el genuino espíritu de la obra y mucho menos de renunciar a esa ambición por ser la versión definitiva de Sand Land.
A Bombazos por el desierto (y más allá)
Con la base bien asentada, y atada a la visión de Toriyama, dónde ILCA realmente toma riesgos es en la experiencia a los mandos. Porque Sand Land no es el típico arena fighter ni otro anime al que se le aplican las típicas fórmulas de los RPG.
Entonces, ¿cómo se supone que vamos a salir de todos los líos en los que nos metamos? Como en la gran mayoría de obras de éxito de Toriyama: con una proporción muy calculada de picardía, acción en momentos muy bien calculados y, entre una cosa y otra, desplazándonos en vehículos divertidísimos.
Que Sand Land sea un RPG y que haya cuatro protagonistas no implica que alternemos entre ellos o se apueste por un formato de batallas por turnos. Básicamente controlamos a Belzebub tanto en los tramos plataformeros como al conducir tanques, robots y otros vehículos y el resto sirve tanto de apoyo en la exploración y, en mucho menor medida, del combate como parte sustancial del hilo narrativo de la trama.
De hecho, ya te adelanto la cantidad de experiencia que ganaremos al enfrentarnos a bandidos y monstruos es irrisoria y solo se aplica a Belzebub, desbloqueando puntos canjeables por mejoras para el resto del equipo. El motivo: el sistema de progresos del juego se apoya únicamente en desplegar la historia y descubrir a nuestro ritmo el mundo abierto, lo cual será lo que de verdad nos haga subir de niveles. Sin embargo, el verdadero gran eje de la experiencia pasa por la exploración y el combate vehicular. Y una vez despega es una delicia.
La manera en la que Sand Land aborda la esencia del RPG no se basa en las estadísticas de las espadas, las armaduras y las túnicas mágicas como en Dragon Quest, sino en los cañones, los motores y los chips. Los que nos encontramos, los que mejoramos y los que fabricamos en el garaje. Y sí: según avanzas puedes personalizar desde el color de las piezas de cada vehículo a ponerle tus propias pegatinas. Todo lo que no se te da en forma de puntos de experiencia al jugar te lo ofrecen en forma de materiales y componentes, y eso le da un carácter especial al conjunto.
Algo que, por otro lado, habilita a que en el videojuego de Sand Land nos topemos con el personaje de Ann mucho antes que en el anime o el manga y eso, siendo justos, le sienta de maravilla al conjunto al afianzar mucho más y mejor el vínculo de ésta con Belzebub y compañía. Precísamente ella será quien nos permita añadir nuevos tipos de vehículos y personalizarlos una vez hayamos pasado los compases iniciales del juego. De hecho, y pese a que el tanque forma parte de la iconografía de Sand Land, cada uno de los vehículos le añade nuevas capas a la experiencia y habilita nuevas formas de explorar, de modo que:
Los tanques |
El tanque es el mejor vehículo acorazado y con su cañón no solo generaremos una enorme cantidad de daño, sino que abriremos grietas y haremos estallar las rocas que nos taponan el paso en las mazmorras. Además, se controla como el batmovil de la saga Batman: Arkham y eso le da una jugabilidad única |
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Los Robot Saltadores |
Los Robot Saltadores son más ágiles y no solo nos permiten cubrir zonas más amplias a través de proyectiles que van directos al suelo, sino que puede alcanzar zonas altísimas de un rebote que puede ser ampliable o abrirse paso rompiendo los suelos que están a punto de ceder de las mazmorras. |
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las Motos |
Las motos son la mejor manera de pasear libremente por Sand Land o explorar desde largas distancias. Rápidas, dinámicas y perfectas para atravesar zonas poco profundas sin hundirnos o saltar entre dos acantilados con la velocidad adecuada. Si, además, le añadimos un Dron, compensaremos su potencia de fuego. |
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Los deslizadores |
Los deslizadores no son los más rápidos de los vehículos, pero sí nos permiten cruzar levitando superficies imposibles de atravesar. Con las mejoras podemos añadir ráfagas de misiles e impulsos adicionales, pero su movilidad terrenos elevados requiere un extra de paciencia. Eso sí, también tiene una estupenda fuerza de ataque. |
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Las Armaduras de combate |
Las Armaduras de combate tienen un alcance de fuego muy limitado, pero son capaces de tumbar a los enemigos grandes y pequeños con una facilidad estupenda, pueden mover enormes obstáculos en las mazmorras y, además, se mueven como personajes de Dr. Slump. |
La lista de vehículos de Sand Land no acaba aquí, que conste. Estos son los que básicamente necesitarás para superar las zonas abiertas, cruzar límites y lograr escapar de las mazmorras, pero también hay muchas variantes, como motos deslizadoras o diferentes tipos de armaduras, así como automóviles con remolques más sencillos que le dan una mayor variedad tanto a la propia aventura como matices a nuestra manera de explorar los mundos abiertos y descubrir nuevos tramos a los que antes era imposible llegar.
De hecho, Belzebub lleva todos los vehículos en cápsulas (como las Hoi Poi de Dragon Ball) y alternar entre ellos es tan sencillo como usar una rueda. La única limitación es que solo podremos llevar cinco con nosotros, pero podemos cambiar de uno a otro sin tener que bajarnos, así como olvidarnos de ellos con total comodidad dado que se almacenarán automáticamente si nos separamos a determinada distancia.
¿Eso quiere decir que no hay combates tradicionales? En absoluto. De hecho, podemos enfrentarnos a tanques con el propio Belzebub a puño limpio. Pero el sistema de ataques tradicionales tarda una barbaridad en desplegarse con lo que inicialmente nuestras opciones son mucho más limitadas y, siendo justos, el resultado no acaba siendo tan divertido como barrer varios enemigos de un disparo con un tanque o lanzar un potente gancho con una armadura de combate.
Con eso por delante, y pese a que sobre el papel podría parecer que moverse por un enorme entorno desértico no da mucho margen para un videojuego de mundo abierto, la estructura que proponen desde ILCA sabe seguirle el paso al manga y al anime mientras le da libertad a quien sostiene el mando, de modo que lo más parecido a un tutorial acaba cuando nuestro pequeño héroe y sus amigos se asientan en un pueblo llamado Spino y lo convierten en su base de operaciones. Habilitando que tengamos un cuartel general, un garaje para las mejoras de vehículos y, según hacemos misiones secundarias, nuevos comercios con los que ampliar nuestras aventuras y recursos.
Sin embargo, pese a que el juego y la obra se llaman Sand Land, lo cierto es que técnicamente solo la mitad del juego (y la historia) transcurre en el país sin agua. La otra mitad tiene lugar en el segundo de los mundos abiertos imaginados por Toriyama y que jamás llegamos a ver en su manga. Un contraste total y acertado que le sienta de maravilla a la propuesta de RPG de ILCA.
Más allá del océano de arena... ¿La versión definitiva de Sand Land?
El desierto de Sand Land es enorme y, pese a que sus paisajes no son densos ni especialmente habitados, hasta que no tengas todos los vehículos y puntos de viaje rápido es bastante probable que te pierdas por su diseño: mucho de lo que transcurre en ese mundo pasa entre grutas, mazmorras y restos de una civilización olvidada. Hay ciclos de día y noche que nos dejan con unos paisajes increíbles que piden ser recorridos en tanque o moto. A veces, sin rumbo fijo.
No todo son flores, que conste: uno de los grandes problemas de Sand Land es que su grandeza rolera tarda en despegar más allá de la trama principal. Al menos, hasta que puedes acceder a las posibilidades de los árboles de habilidad y personalizar los vehículos. Una vez alcanzas ese punto te atrapa, pero ILCA sabe muy bien que uno de los mayores enemigos de los videojuegos de RPG es la sensación de rutina, y los escenarios desérticos pueden fomentarla. Por ello, antes de que ésta se pueda llegar a manifestar, se nos despliega el segundo gran mundo abierto: Forest Land.
La existencia de Forest Land fue anunciada de manera oficial tanto por Bandai Namco como durante la promoción de la serie de Disney Plus, y a efectos prácticos se trata del país fronterizo con Sand Land, algo menor en lo que respecta a tamaño pero mucho más vertical y variado con zonas montañosas y forestales. Se podría decir que sus proporciones son más o menos similares y, pese a que hay bastantes menos mazmorras, puedes volver a la tierra de la arena cuando quieras gracias a los viajes rápidos.
Precisamente, aquellos que vengan del anime o directamente de nuevas no solo se sorprenderán de lo que aporta Forest Land al conjunto, sino que la manera en la que se desarrolla toda la trama original es diferente a la de la serie de televisión.
El videojuego de Sand Land ofrece un auténtico soplo de aire fresco entre los RPGs japoneses mientras se reivindican las historias y personajes tan de Toriyama con muchos más matices que en cualquier otro formato. introduciendo nuevos elementos y matices, así como momentos estelares a los héroes y villanos. Desplegando ese universo imaginado por el genio nipón éstos a nuestro ritmo, tanto si estamos intrigados por la trama como si preferimos dispersarnos y ver qué hay tras el último monte a la vista.
¿Es mejor que el anime? Definitivamente sí. A fin de cuentas, el videojuego de Sand Land parte con la ventaja de no tener que condensar la nueva trama de Toriyama en capítulos de menos de media hora e ILCA aprovecha la oportunidad para introducir montones de personajes nuevos que delatan el estilo del padre de Goku, así como situaciones nuevas o muy diferentes que son más fieles a la manera de plantear humor, caos, epicidad o dramatismo del propio autor.
Dejando siempre la puerta abierta a que paseemos libremente con nuestro tanque repartiendo bombazos con el placer añadido de que en Sand Land la munición es infinita, aunque deberemos esperar a que se recarguen las armas. O, si lo preferimos, rescatando mercaderes en el desierto. O haciendo recados. O participando en carreras...
Quizás el país de Sand Land sea un mar de arena, pero siempre hay algo divertido que hacer. Y la inclusión de Forest Land en el videojuego de ILCA no es solo un acierto enorme, sino que se logra algo todavía mayor: la sensación de estar ante la versión definitiva de Sand Land y, a su vez, con una cantidad de contenido adicional que más que una expansión o versión extendida podría ser casi una secuela. Y lo que es mejor: al acabarlas ambas, la gran aventura de Belzebub y sus compañeros te acaba dejando una sonrisa imborrable... Y ganas de volver a ponerte al los mandos del tanque varias horas más.
La opinión de VidaExtra
Sand Land es mucho más que una adaptación de un manga al formato de videojuego: es tanto un tributo a la manera de imaginar historias y personajes de Akira Toriyama como la genuina extensión de de sus obras. Porque el mundo de Sand Land existe de su deseo de crear una historia corta que le permitiese dibujar un tanque y pasárselo bien en el proceso; y su videojuego amplía esa premisa y le permite a todos sus fans ponerse al volante de aquel tanque, de otros vehículos icónicos de sus obras y, ya puestos, hacer diabluras como un pequeño gran héroe impaciente por conocer el mundo y demostrar su fuerza. Un plan sin fisuras.
Como videojuego, como RPG de acción, Sand Land tarda en arrancar más de lo deseado y hace muy sencillo que el jugador acabe dispersado por sus mundos abiertos. Y eso que apenas recibimos experiencia por enfrentarnos a enemigos menores (aunque sí valiosísimos materiales) dado que la progresión está atada a la narrativa. Siendo justos, la variedad de enemigos de Sand Land y Forest Land también es la que es y el comportamiento de éstos tampoco será un desafío para cualquier perfil de jugador. Siempre y cuando tengamos nuestro tanque al día, claro.
Podría parecer un enorme punto en contra, y estoy convencido de que los enamorados de los JRPGs de toda la vida tendrán sensaciones encontradas; pero aquí no se dan pasos en falso: la historia original de Toriyama era intencionadamente disfrutable y sencilla para todos los lectores. Para sus fans, para los apasionados consumidores de cómics juveniles y también para los que vengan de nuevas a leer algo entretenido. Así debía ser el videojuego de Sand Land, e ILCA ha dado en el clavo.
Que conste que Sand Land siempre fue mucho más que unos diablillos dando tumbos por el desierto con un tanque. Y, del mismo modo, el videojuego de Sand Land también trasciende a las fórmulas roleras acuñadas en el país nipón para adaptarse a lo que son y lo que deben ser las aventuras de Belzebub y compañía. Trasladándonos a dos mundos abiertos con personajes pintorescos, planes retorcidos y mazmorras enormes repletas de piezas para nuestros vehículos. Sumando una sucesión de aciertos, se mire como se mire.
De hecho, Sand Land deja de lado los clichés de las adaptaciones de los videojuegos para ir más allá y conectar esos jugadores que simplemente llegan a este ajetreado desierto sin tener ninguna noción de lo que son o deben ser los ARPG o los JRPG. Conectando con los que rehúyen de los combates con elementos de estrategia que exigen pasar demasiado tiempo entre menús y evitando esa manida pretensión de empatizar con un protagonista demasiado melancólico. En Sand Land no hay nada de eso, y tampoco lo necesita porque, básicamente, los personajes y las historias de Toriyama no son así.
Eso no quiere decir que Sand Land carezca de profundidad como RPG. En su lugar, simplifica las cosas apostando por sistemas de control sencillos (el tanque se maneja con los dos sticks y jamás se queda sin munición), permitiéndonos montar vehículos divertidos y con amplio potencial de destrucción y dándole más protagonismo ese delicioso contraste entre el humor sencillo y la genuina emoción de una buena batalla. Añadiendo personajes que en lugar de estar cortados por la líneas de puntos, aportan color, diversión y saben dibujar una sonrisa a quien sostiene el mando, además de sorpresas - en el buen sentido- para quienes vienen del manga o la serie de televisión.
Pese a que Toriyama no llegó a ver el lanzamiento del Sand Land de ILCA, y tampoco se consideraba un experto en los juegos, sí manifestó abiertamente su total satisfacción con el resultado final. Con cómo se habían plasmado sus ideas, sus personajes y ese mundo que dibujó tiempo atrás, y también el nuevo mundo y los nuevos héroes y villanos que él mismo imaginó. Su toque especial es omnipresente en el videojuego, queda todavía mejor representado que en el anime y eso no lo convierte en uno de los mejores RPGs de la historia, pero sí en algo excepcional. Algo que los fans del autor de Dr. Slump, las historias de los Nekomajin y el pequeño Son Goku sabrán atesorar.
Precio de Sand Land
El precio oficial de Sand Land es de 69,99 euros en consolas PlayStation y Xbox y 59,99 euros en PC, pudiendo encontrarse por hasta diez euros menos en determinados puntos de venta si preferimos el formato físico. En lo que respecta a la edición digital, en el caso de PlayStation recibiremos tanto la copia de PS5 como de PS4 y es posible importar la partida entre ambas versiones.
Además de las ediciones estándar de Sand Land tenemos la Edición Deluxe, valorada en 79,99 euros en consolas y 69,99 euros en PC, que incluyen consumibles para nuestro personaje, dos cañones especiales para principiantes, elementos decorativos para nuestra guarida y pegatinas para nuestros vehículos, aunque para poder disfrutarlos ellos habrá que avanzar en el juego. Por otro lado, Bandai Namco ha ofrecido una demo de Sand Land en todas las plataformas a modo de aperitivo.
Sand Land Collector Edition
Por último, Sand Land cuenta con su propia Edición de Coleccionista valorada en 149,99 euros (aunque se puede encontrar por menos) que contiene la copia del juego, todos los extras digitales de la Edición Deluxe y cuyos grandes reclamos pasan por dos postales con retratos de Belzebub y Rao como los dibujados por los Swimmers, el steelbook para el juego y una exclusiva figura articulada de Belzebub con su base, todo presentado en una caja que evoca las opciones de personalización del tanque 104.
Duración de Sand Land
Puedes acabar Sand Land en aproximadamente 20 horas, o un poquito más, si vas a tiro fijo a sabiendas que te estás saltando las misiones secundarias y no te vas a dispersar dando rodeos por sus dos mundos abiertos. En mi caso, y según vi al guardar la partida tras los títulos de crédito, tardé 30 horas en completar la historia y a partir de ahí continué explorando las enormes zonas que me quedaron por ver en ambos mapas durante 15 horas más.
Por ponerlo en perspectiva si vienes del manga o del anime, tardé 11 horas en llegar al punto de la historia en el que concluye el manga o la película de Sand Land y a partir de ahí comienza el segundo arco de la historia. Con todo, el juego ofrece sistemas que hoy son habituales dentro de los mundos abiertos como pueden ser la mejora progresiva de poblaciones habitadas, la conquista de torres que relevan las zonas de interés del mapa o mazmorras de diferentes tamaños.
Finalmente, en Sand Land tienes tres niveles de dificultad que puedes alternar desde las opciones y el viaje rápido es algo que está muy bien planteado, sobre todo si nos perdemos, aunque la manera en la que están diseñadas tanto Sand Land como Forest Land se presta a que elijamos nuestros vehículos y disfrutemos del paseo hacia la puesta del sol en el desierto o perdiéndonos entre montañas y valles en las zonas forestales.
Sand Land
Plataformas | PS5 (versión analizada), PS4, Xbox Series X / S y PC |
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Multijugador | No |
Desarrollador | LCA, Inc. |
Compañía | Bandai Namco |
Lanzamiento | 26 de abril de 2024 |
Lo mejor
- La versión definitiva del manga de Akira Toriyama hará las delicias de sus fans
- Su sistema de combates con vehículos en mundo abierto o mazmorras es una delicia una vez le pillas el truco y puedes personalizar el tanque.
- Explorar y perderse por los mundos abiertos de Sand Land es un gustazo
Lo peor
- El juego tarda en arrancar demasiado, pero una vez te atrapa no hay marcha atrás
- Los combates cuerpo a cuerpo no brillan con la misma luz que los de vehículos
- Pese a no ser un RPG a lo Dragon Quest, habría estado bien ampliar la variedad de enemigos
En VidaExtra | Siete cosas de Sand Land que te van a encantar y dos que quizás no tanto
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