Rampage es uno de los videojuegos más míticos de la década de los ochenta. Desarrollado por Bally Midway en 1986, nos ponía en la piel de unos monstruos de unos 15 metros de altura que tenían que destruir edificios para pasar de fase.
Inspirado en iconos del cine clásico, como King Kong o Godzilla, Brian Colin y Jeff Nauman idearon un trío gigante altamente reconocible en forma de gorila, lagarto y lobo. Hoy nos apetece retroanalizar este clásico que sigue haciendo historia...
Causando el caos por ciudades de Estados Unidos
Todos tenemos en nuestra retina la famosa imagen del King Kong de 1933 subido al Empire State Building agarrando a una mujer y se podría decir que en esencia Rampage proponía una estampa ligeramente similar. ¿La diferencia? Podemos agarrar a cualquier persona para comerla y reponer salud mientras evitamos los disparos de los innumerables soldados que pululan por todo el escenario.
Sencillo en su concepto, pero extremadamente complicado si queríamos sobrevivir hasta la tercera fase, que fuésemos gigantes no nos convertía en invencibles. Primero, porque éramos un blanco fácil. Segundo, nuestra vida era limitada. Y tercero, nuestra movilidad se reducía a saltar hacia delante y golpear con nuestros puños en distintas direcciones. La fantasía no iba más allá de esa mala fortuna para las tres personas protagonistas que se convirtieron de diversas formas en esos monstruos: George el Gorila, Lizzie la Lagarta y Ralph el Lobo.
Para colmo, comer civiles reponía poca vida y los edificios entrañaban cierta parte de aleatoriedad en forma de sorpresas al romper cada una de las múltiples ventanas, porque nos podía salir cualquier cosa (buena o mala). Y había que estar pendientes en todo momento de los disparos del enemigo, en forma de balas, dinamita o incluso helicópteros y tanques, los cuáles no sólo nos quitaban más vida sino que nos hacían retroceder varios metros por el impacto de sus cañones.
La gracia de Rampage no radicaba única y exclusivamente en poder destruir todo el escenario, sino disfrutar de la experiencia acompañados por dos personas más. Tan solo de esa manera el periplo por cada región se hacía más llevadero porque se cubrían más zonas sin tener que estar sorteando rascacielos como posesos.
Rampage, todo un referente de los años ochenta
Era un juego en el que nos topábamos con distintos objetos aleatorios que alteraban temporalmente el comportamiento del gigante en cuestión, como echar fuego por la boca, que nos aturdiesen durante unos segundos o cosas por el estilo, como ver a un humano duchándose y que nos echase un buen chorro de agua. Hasta los carteles de neón de ciertos bloques nos podían electrocutar.
El pico de dificultad se disparaba de manera ostensible tras la tercera fase, en parte por esa movilidad tan limitada a cargo de los gigantes, especialmente a la hora de saltar. De hecho, no podíamos andar sin más por lo alto de un edificio para caer en el de abajo: esto provocaba una caída al vacío que nos hacía daño; había que saltar para que no sucediese eso. Tenía, en resumen, ciertas incoherencias, pese a contar con muy buenas ideas de base. Al fin y al cabo, fue el primero.
No es que su concepto fuese 100% original, puesto que ese nivel de destrucción era habitual en los kaiju nipones, como el citado Godzilla, pero verlo así en videojuego quizá hizo más fácil que SNK lanzase King of Monsters en 1991, por ejemplo. Donde la influencia fue más evidente fue en títulos menos conocidos como Aaargh! (Arcadia Systems, 1987) o Eat Them! (Fluffy Logic, 2010).
Irónicamente, tardó una década en gozar de su primera secuela, siendo aquel Rampage: World Tour de 1997, donde repitieron sus autores originales, Colin y Nauman. Por desgracia, tras ese regreso nada desdeñable, inició su explotación y posterior descenso al olvido con Rampage 2: Universal Tour (1999), Rampage Through Time (2000) y Rampage: Total Destruction (2006), teniendo entre medias un experimento con puzles. ¿Lo bueno? Que en 2018 gozó de una película (Proyecto Rampage) que dividió a la crítica y que en lo personal disfruté bastante.
¿Ha aguantado bien el paso del tiempo?
No mucho, debido a lo limitado que resulta su control. Sigue siendo un juego de lo más icónico que apetece revisitar, pero se nota que Rampage es un título con casi 35 años de historia y hay mecánicas que se han pulido bastante desde entonces.
Rampage
Plataformas | Arcade (versión analizada), Amiga 500, Atari ST, Master System, y un larguísimo etc |
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Multijugador | Sí, local (tres jugadores) |
Desarrollador | Bally Midway |
Compañía | Bally Midway |
Lanzamiento | 1986 |
Precio | No disponible |
Lo mejor
- Su modo multijugador para tres "monstruos"
- Causar el caos por cada ciudad
- La aleatoriedad de cada "ventana"
Lo peor
- Era casi imposible esquivar todas las balas
- Los civiles reponían muy poca salud
- El control era bastante limitado
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