Sony ya está lista para desembarcar en la nueva generación de consolas con su PS5 que, en este caso, llegará a nuestro país el próximo 19 de noviembre en dos sabores: una versión con lector de discos y otra totalmente digital algo más económica cuya única diferencia será esa.
Es curioso porque durante la generación que estamos a punto de dejar atrás, y a diferencia del camino tomado por Microsoft, Sony no llegó a entrar en el terreno de las consolas enfocadas sólo a lo digital. Lanzó la PS4 en noviembre de 2013, puso en circulación la PS4 Pro en noviembre de 2016 y poco más. También está por ahí la PS4 Slim, pero sólo se diferenciaba de la original en el diseño y en la actualización de algunas características, nada relacionado con su potencia.
Y en estas estamos cuando ahora, a finales de 2020, la compañía ha decidido salir con los dos modelos de PS5 que mencionaba antes. Para nuestro análisis, Sony nos ha hecho llegar una PS5 con lector de discos. Vamos allá.
Especificaciones técnicas de la PS5: hardware y diseño
Lo primero que vamos a hacer es echarle un vistazo a las especificaciones técnicas de la PS5:
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PS5 |
---|---|
CPU |
8 x núcleos Zen 2 a 3,5 GHz |
GPU |
10,28 TFLOPS |
ARQUITECTURA |
AMD RDNA 2 personalizada |
MEMORIA / INTERFAZ |
16 GB GDDR6 / 256-bit |
ANCHO DE BANDA DE LA MEMORIA |
448 GB/s |
ALMACENAMIENTO INTERNO |
825 GB SSD personalizado |
TASAS DE TRANSFERENCIA |
5,5 GB/s (datos en bruto) |
ALMACENAMIENTO EXTERNO |
Tarjetas SSD NVMe |
UNIDAD ÓPTICA |
Blu-ray 4K UHD |
dimensiones |
39 x 10,4 x 26 cm |
peso |
4,5 kg |
Desde que se dieron a conocer las características tanto de la Xbox Series X como de la PS5 se ha hablado mucho de la GPU, concretamente de los teraflops. Como podemos ver, la consola de Sony ofrece 10,28 TFLOPS, mientras que la Xbox Series X ofrece 12 TFLOPS. Por ahora es muy pronto para decir si esta diferencia va a influir mucho o poco en cómo van a rendir los juegos, pero más allá de estos números, tal y como sucede con la máquina de Microsoft, el SSD es lo que desde el primer momento nos hace sentir que, en efecto, se ha producido un salto cualitativo.
Así queda la PS5 comparada con la Xbox Series X:
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PS5 |
xbox series x |
---|---|---|
CPU |
8 x núcleos Zen 2 a 3,5 GHz |
8 núcleos @ 3.8 GHz (3.6 GHz con SMT) Custom Zen 2 CPU |
GPU |
10,28 TFLOPS |
12 TFLOPS, 52 CUs @ 1.825 GHz Custom RDNA 2 GPU |
MEMORIA / INTERFAZ |
16 GB GDDR6 / 256-bit |
16GB GDDR6 con bus de 320mb |
ANCHO DE BANDA DE LA MEMORIA |
448 GB/s |
10GB @ 560GB/s, 6GB @ 336GB/s |
ALMACENAMIENTO INTERNO |
825 GB SSD personalizado |
1TB PCIe Gen4 NVME SSD |
TASAS DE TRANSFERENCIA |
5,5 GB/s (datos en bruto) |
2.4GB/s (sin modificar), 4.8GB/s (Comprimido, con bloqueo de descompresión de hardware modificado) |
ALMACENAMIENTO EXTERNO |
Tarjetas SSD NVMe |
Tarjeta de expansión de 1TB |
UNIDAD ÓPTICA |
Blu-ray 4K UHD |
4K UHD Blu-Ray |
dimensiones |
39 x 10,4 x 26 cm |
15,1cm x 15,1cm x 30,1cm |
peso |
4,5 kg |
4,4Kg |
Durante los primeros minutos con la consola, tras haberla configurado, me di cuenta de lo maravillado que estaba con la gran diferencia que hay al pasar de una PS4 a una PS5. La interfaz hace mucho porque ha sido completamente renovada, luego entraremos en ello, pero todo en esta consola es capaz de transmitir de forma muy clara que estamos ante algo distinto, algo que huele a nueva generación.
Una sensación que, lamentablemente, no experimenté al pasar de la Xbox One X a la Xbox Series X, como expliqué en mi análisis, principalmente por dos motivos. El primero es que Microsoft ha decidido mantener la misma interfaz que ya tiene la Xbox One, por lo que no hay diferencias al entrar en una Xbox One o una Series X, y el segundo es el mando. El de la Series X es prácticamente igual al de la Xbox One, mientras que el de PS5 es algo totalmente nuevo.
Pero volvamos a la velocidad que ofrece la PS5, ya habrá tiempo para hablar del resto de temas. Os dejo una tabla donde he comparado el tiempo que tarda la PS5 en encenderse con respecto a la PS4 y la Xbox Series X desde que se pulsa el botón hasta que la consola muestra el menú:
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ps5 |
ps4 |
xbox series x |
---|---|---|---|
Consola apagada |
23 segundos |
45 segundos |
20 segundos |
consola en reposo |
12 segundos |
20 segundos |
5 segundos |
Como habréis podido ver, en muy pocos segundos vamos a estar navegando por los menús o jugando tanto si la consola estaba completamente apagada como en reposo. En este caso, mirando las cifras que da la Xbox Series X, la más rápida iniciándose es la de Microsoft. Por poco, estamos hablando de una diferencia de 3 a 7 segundos en función de si está apagada o en reposo, pero para el que quiera conocer el dato. Atrás quedan esos arranques de más de un minuto.
En esto sí que hemos salido ganando todos. Una vez que has probado la comodidad y la mejora en calidad de vida que ofrece una mayor velocidad tanto para entrar a la consola como para ejecutar juegos o saltar de uno a otro, no hay vuelta atrás. En todo caso, merece la pena dejar claro que, aunque los juegos se abren muy rápido, aquí no hay una función equivalente al Quick Resume de la Series X. Es decir: pasar de un juego a otro los abre desde cero aunque se estuvieran ejecutando antes. Por otro lado, si dejamos un juego abierto y ponemos la consola en reposo, al volver a encenderla y entrar en el juego nos lo abrirá el punto donde lo hubiéramos dejado de forma instantánea y sin cargas.
Cada juego cargará más o menos rápido que su versión para las consolas de la anterior generación, pero por poco que sea es una buena mejora. Durante mis pruebas he escogido tanto el nuevo Spider-Man: Miles Morales como el Astro’s Playroom y Destiny 2, mi pozo de horas preferido al que tengo pensado echarle otro buen puñado de horas en PS5.
Cronómetro en mano, lo que he podido comprobar con el Spider-Man es que vuela. Más allá del chiste, me acabo de dar cuenta ahora pero lo voy a dejar, el juego de Insomniac tarda 8 segundos en llegar al menú estando completamente cerrado y, desde ahí hasta la propia partida, 4 segundos. En total son 12 segundos desde que decidimos abrirlo para jugar hasta que estamos ya controlando a Miles. Es alucinante.
Si he elegido Destiny 2 para hacer esta prueba no es porque quisiera instalarlo ya para tenerlo preparado de cara a la llegada de su nueva expansión el 10 de noviembre, que también, sino porque es un juego con unos tiempos de carga infernales. En PS4 tarda 3 minutos y 7 segundos en llegar hasta órbita desde que abrimos el juego. En PS5 esto mismo ha tardado solamente 1 minuto.
Evidentemente esta mejora en velocidad también se produce dentro de los propios juegos. El viaje rápido en el Spider-Man: Miles Morales no tarda ni un segundo, con lo que podríamos decir tranquilamente que es instantáneo. Y no hay pantallas de carga de ningún tipo. Otra cosa es que alguien quiera usar el viaje rápido pudiendo ir de un lado a otro lanzando telarañas y balanceándose por Nueva York, claro, pero ahí ya cada cual.
En definitiva, la inclusión de un SSD en las nuevas consolas ha sido todo un acierto. Un apunte aquí: de los 825GB de almacenamiento que trae el SSD de la PS5, la realidad es que tras todo lo que necesita el propio sistema de la consola sólo quedan libres 670GB para instalar juegos, aplicaciones y otros contenidos, etc. Tenedlo en cuenta porque quizás vais a necesitar algún disco externo si queréis tener mucho juego instalado.
En cuanto al diseño de la PS5, creo que a todo el mundo le pilló por sorpresa cuando se pudo ver por primera vez. Es extraño, arriesgado, original y, después de tenerla en el mueble del salón durante más de una semana en casa, creo que cada vez me gusta más. Es futurista, incluso alienígena, pero una vez que has pasado un tiempo jugando con ella y ves que lejos de ser un juguete es una máquina muy moderna y potente, se ve incluso con mejores ojos.
La consola es grande, casi 10 cm más alta que la Xbox Series X, pero al no ser cuadrada puede encajar en casi cualquier hueco en vertical. De nuevo, es una máquina que puede ponerse tanto en vertical como en horizontal, con lo cual dependerá de los gustos y las necesidades de cada uno.
En la caja se incluye una base por separado gracias la que se puede asegurar su estabilidad tanto en una posición como en la otra. En caso de poner la consola en vertical basta con atornillarla en su base (incluye el tornillo y con una moneda, por ejemplo, se puede ajustar sin necesidad de destornillador si no lo tenemos a mano), mientras que si se pone en horizontal bastará con ajustar los agarres que incluye la base en la rejilla trasera de la consola. Yo he decidido colocarla en vertical. Es así como fue mostrada por primera vez, con lo cual entiendo que ha sido diseñada con esa idea, y ocupa menos espacio en mi mueble.
Por lo que he podido comprobar durante estos días, la consola deja salir algo de aire caliente, no mucho, a través de su parte trasera, y sorprendentemente aire fresco por arriba, que es donde está situado el ventilador. O lo que es lo mismo: la consola no se calienta lo más mínimo y no expulsa mucho calor. En todo caso creo que siempre es buena idea dejar espacio alrededor de ella para que el aire expulsado quede libre y no haya posibilidad de sobrecalentamiento. El tiempo dirá también qué nivel de suciedad llega a cumular a través de su rejilla superior.
Además es muy silenciosa. Me atrevería a decir que incluso hace menos ruido que la Xbox Series X. Tal y como sucede con la consola de Microsoft, habrá que ver si dentro de un tiempo sigue así o empiezan a aparecer ruidos y a expulsar más calor a medida que los juegos se vayan volviendo cada vez más exigentes. La PS4, si mi memoria no me falla, tampoco hacía mucho ruido en sus primeros compases y últimamente con casi cualquier juego parece un reactor a punto de salir por la ventana.
En vertical y vista de frente, tenemos dos botones en la zona inferior central: uno para encender/apagar la consola y otro para expulsar los discos, un puerto USB y un puerto USB-C. En el lateral derecho, ya en la zona blanca, tenemos la ranura del lector de discos. Y en la parte trasera, de arriba a abajo, hay otros dos puertos USB, un puerto Ethernet, una salida HDMI y la toma de corriente.
Primera instalación y configuración inicial
A estas alturas las compañías encargadas de fabricar consolas saben perfectamente que el proceso de instalación y configuración debe ser corto, rápido y sencillo. Con la PS5, gracias a su nueva interfaz, todo huele a nuevo. Y la instalación no podría ser más cómoda: unas pocas opciones básicas, como configurar el idioma, añadir la red si no vamos por cable y cuatro cosas más, y listos.
Me ha gustado especialmente un detalle. Por defecto, al arrancar la PS5 por primera vez, viene activada la opción de texto a voz. Es decir: la consola va leyendo en voz alta cada opción de la configuración de forma que, si alguien tiene problemas de visión, el proceso acaba siendo algo más cómodo. Luego se puede desactivar sin problemas.
Por el camino la consola irá detectando todo lo necesario y pidiendo confirmación en diversos ajustes y, una vez que se introduzcan los datos de usuario, podremos recuperar cualquier juego que ya tuviéramos en nuestra biblioteca con anterioridad. A partir de ahí basta con volverlos a descargar o, si alguien tiene juegos instalados en un dispositivo externo, se puede conectar a la consola para jugar desde ahí o transferirlos al SSD interno. Lógicamente los tiempos de carga se verán reducidos al jugar directamente desde el SSD.
Si hablamos de juegos de PS4 en formato físico no hay misterio: se introduce el disco en la PS5 y se instala con normalidad. Todo el catálogo de PS4 es compatible en PS5 salvo una decena de juegos, podéis ver la lista de los que se quedan fuera aquí mismo:
- Afro Samurai 2: Revenge of Kuma Volume 1
- DWVR
- Hitman GO: Definitive Edition
- Just Deal With It!
- Joe’s Diner
- Robinson: The Journey
- Shadow Complex Remastered
- Shadwen
- TT Isle of Man: Ride on the Edge 2
- We Sing
Sobre los datos de guardado hay varias opciones a tener en cuenta. Si son juegos cuyos progresos quedan almacenados en la nube se pueden sincronizar, pero también es posible transferir estos datos de PS4 a PS5 vía WiFi. Basta con tener ambas consolas conectadas a la misma red local.
La interfaz de PS5
La interfaz de PS5 ha sido completamente renovada y, después de estar días probando todas estas novedades, sólo puedo decir que Sony ha hecho un gran trabajo. Es cierto que la interfaz de PS4 ya era sencilla y bastante cómoda de usar, pero tiene ya unos años encima y la compañía ha decidido ir un paso más allá añadiendo funcionalidades de lo más interesantes.
Para empezar, la PlayStation Store, de la que no puedo dar más datos porque el embargo me lo impide, ya no es una aplicación, sino que está integrada en la interfaz de la consola. Lo único que diré es que eso es sinónimo de velocidad, ya que no hay que esperar a que se abra.
Lo que tenemos es una doble barra de menús. Mientras la superior nos da acceso a la tienda, los juegos instalados, PS Plus, Remote Play, la biblioteca de juegos y la galería de contenido, que por suerte sigue funcionando por carpetas y permite filtrar por tipo de contenidos para facilitar su uso a la hora de ver, compartir y mover imágenes y vídeos capturados entre dispositivos, hay una nueva barra inferior que se abre al pulsar el botón PlayStation del mando y que sustituye al que hasta ahora era el menú lateral de la PS4.
Esa barra inferior es más o menos personalizable, con lo cual hay distintos accesos que se pueden añadir o quitar en función de las preferencias de cada uno. Ahí encontraremos la forma de ir al menú de inicio de la consola, pero también el nuevo Selector (muestra los juegos recientes, permite alternar y llevar a cabo otras acciones relacionadas con ellos), las notificaciones, la nueva Game Base (donde se muestran nuestros grupos y amigos), las descargas en curso, las opciones de sonido, del micrófono, los accesorios conectados, nuestro perfil y por último las opciones de alimentación.
Lo interesante de esta barra inferior es que, si estás en medio de un juego y quieres consultar alguna de esas secciones, no hay que ir al menú de la consola perdiendo el juego de vista, como antes, sino que pone el juego en pausa y aparece ahí abajo. Como cada sección abre las opciones en un menú superpuesto, el juego siempre está ahí a la vista y basta con pulsar el botón Círculo para cerrar la barra y volver al juego sin otras interrupciones. Es realmente cómodo.
La otra gran novedad es que, al pulsar el botón PS del mando mientras jugamos a algo, no sólo se abre esa barra inferior, sino también una serie de tarjetas que pueden ofrecer distintas cosas, desde información sobre los trofeos del juego que estamos ejecutando hasta las nuevas guías de ayuda. Estas guías son muy curiosas porque si alguien se atasca en algún punto de un juego se pueden invocar y ver consejos en vídeo sobre cómo superar esa zona concreta. De hecho, se puede fijar ese vídeo en un lateral de la pantalla y seguir jugando mientras lo vemos para llegar a la solución sin tener que ir buscando vídeos en YouTube usando otro dispositivo. Es comodísimo y seguro que será de gran ayuda para mucha gente.
Por lo demás, estamos ante una interfaz super limpia, moderna y fluida, muy fácil de navegar y de entender, que ofrece un grado de comodidad muchísimo más alto que la de PS4. La prueba es que, una vez acostumbrado a la interfaz de PS5, es complicado volver a la de PS4 sin que de repente dé la sensación de ser muy antigua.
El DualSense
El DualSense, como ya os avanzamos, ha resultado ser una muy grata sorpresa. Para esta ocasión Sony ha decidido llevar a cabo una evolución con el mando que, sin dejar atrás la esencia de los DualShock, trae novedades más que interesantes que lo sitúan como el auténtico protagonista de la función.
Ya tenemos una consola potente y rápida acompañada de una nueva interfaz moderna y útil. Si a eso le sumamos un mando capaz de ofrecer nuevas experiencias, el conjunto acaba dando como resultado esa sensación de salto generacional que vamos buscando con las nuevas máquinas.
El DualSense es algo más grande y pesado que el DualShock 4, pero sin llegar a molestar en absoluto una vez con él en las manos. El tacto es agradable y se ha añadido una superficie rugosa en la parte trasera de los agarres. Una rugosidad que está formada por minúsculos triángulos, cuadrados, círculos y equis que no se ven a simple vista pero que son todo un detalle. Por cierto, la cara interior de la carcasa de la propia consola también lleva esto mismo:
El panel táctil sigue estando ahí y funciona de la misma forma que en el DualShock 4, con lo cual también hace las veces de botón (o botones, para ser más exactos, ya que se puede dividir en tres zonas distintas que pulsar), y la barra luminosa que había entre los gatillos ha desaparecido. La cruceta es muy agradable al tacto, así como los cuatro botones principales que ahora son transparentes con los símbolos en gris debajo. También los sticks.
El botón Share también ha sido rediseñado junto a su nueva interfaz. Basta con pulsarlo una vez para que aparezca un menú en la zona inferior de la pantalla donde podemos elegir si queremos hacer una foto, un vídeo o compartir. Si lo dejamos pulsado, por otro lado, hace una captura de imagen y la guarda. Sencillo, cómodo e indoloro.
La gran novedad viene en los gatillos adaptativos y la tecnología háptica que incluye el DualSense. La vibración ya no se limita a un par o tres niveles de intensidad, sino que es capaz de llevar a nuestras manos la sensación de un patín en el hielo o diferenciar entre caminar sobre una superficie mullida o una metálica. La suma de este tipo de vibraciones más los sonidos que las acompañan a través del propio altavoz del mando ayudan a dar la sensación de que lo que estamos viendo en pantalla existe y lo notamos.
A todo esto se le añade una capa más de sensaciones a través de los gatillos, los cuales son capaces de ofrecer un nivel de resistencia tal que pueden llegar a impedir todo el recorrido si se lo proponen. Es bastante alucinante. Controlar un muelle o tensar un arco son experiencias que van más allá cuando juntamos el sonido que sale por el mando, la vibración y la resistencia de los gatillos.
Lo cierto es que antes de probar el DualSense esperaba experimentar algo nuevo, pero el nivel de sorpresa ha sido mayor al esperado y me alegra. Por si todo esto fuera poco, el DualSense lleva un micrófono integrado que podemos activar y desactivar desde el propio mando con un botón y que permite cosas como mover elementos en pantalla soplándole al mando.
Seguro que todo esto os suena: ya hemos visto buenos sistemas de vibración como el de los Joy-Con de la Nintendo Switch y micrófonos integrados a los que soplar como el de la Nintendo DS. Pero también sabemos que, a la larga, ese tipo de funcionalidades han quedado relegadas a un segundo plano. No quiero decir que vaya a suceder lo mismo con PS5, ojo. Es más, creo que lo que ofrece el DualSense tiene mucho más recorrido y lo veo perfectamente integrado en los próximos shooters y juegos de conducción, por mencionar un par de géneros, aunque esto siempre dependerá de los desarrolladores. Si deciden dedicar tiempo de desarrollo a integrar todas estas funcionalidades en sus juegos, el mando puede marcar esta generación. Si no, pues quedarán relegadas a juegos muy puntuales que busquen ofrecer experiencias distintas.
En todo caso, tanto el nivel de resistencia de los gatillos como la vibración son funciones que se pueden ajustar e incluso desactivar, ya que habrá mucha gente a la que todo esto le pueda suponer un gran inconveniente. La PS5 tiene varias opciones más de accesibilidad interesantes como por ejemplo la posibilidad de escribir mensajes de texto usando la voz gracias al micrófono, sin necesidad por tanto de utilizar el teclado virtual en pantalla, y para las personas sordas o con dificultades auditivas existe la opción de introducir un texto para que el sistema de la consola se lo lea en voz alta al resto de integrantes de un grupo.
Juegos y retrocompatibilidad
Si hablamos del catálogo de lanzamiento, lo cierto es que la consola llega con un único juego nuevo exclusivo de PlayStation, que no es otro que Spider-Man: Miles Morales. Digo de PlayStation y no de PS5 porque también sale en PS4, pero algo es algo. Bueno, no es del todo cierto porque la consola viene con el Astro's Playroom preinstalado para mostrar de qué es capaz el DualSense. Y ojo que como juego de plataformas de divertido.
A parte de la nueva joya de Insomniac y el juego del robotito, lo que ofrece la PS5 es retrocompatibilidad con prácticamente todo el catálogo de PS4 y una serie de juegos seleccionados para la nueva PS Plus Collection. Está muy lejos de ser una oferta tan interesante como la del Xbox Game Pass, que ahora mismo no tiene rival, pero para los recién llegados puede ser una buena forma de estrenar la consola junto al Spider-Man. Todos los miembros de PS Plus tendrán acceso desde el primer día a un buen puñado de buenos títulos, tanto exclusivos como de terceros, entre los que están Bloodborne, God of War, Uncharted 4 o Resident Evil 7, por mencionar unos pocos. Aquí tenéis la lista de confirmados.
Por otro lado sigue estando disponible PS Now, el servicio de juego en la nube de Sony que da acceso a un gran catálogo de títulos que pueden ser jugados sin necesidad de descargarlos.
La opinión de VidaExtra
La PS5 me ha parecido una consola sorprendente, moderna, potente, rápida, silenciosa y cargada de novedades. Su diseño es algo arriesgado y es probable que de entrada a algunos les pueda tirar para atrás pensando en cómo va a quedar eso tan raro en el salón, pero al final no creo que sea un factor determinante en absoluto.
Toca volver a preguntarse, como hemos hecho al analizar la Xbox Series X, si merece la pena dar el salto a PS5 ya o esperar un poco. Y la respuesta es la misma: dependerá de cada uno. Ahora bien, si me preguntáis a mí, y basándome en mi experiencia personal con ambas consolas a la hora de hacer estos análisis, viniendo de una Xbox One X en un caso y de una PS4 en el otro lo que puedo decir es que con la PS5 he tenido la sensación de haber dado un salto y con la Xbox Series X no. Peso es sólo mi experiencia.
La razón es muy sencilla: la PS5 viene con una interfaz totalmente renovada, la cual además incluye opciones muy interesantes como las tarjetas con los vídeos de ayuda que se pueden fijar mientras se juega, y trae un mando nuevo cargado de tecnología chula que puede acabar marcando toda la generación. La Xbox Series X, por otro lado, llega con la misma interfaz que la Xbox One y con un mando que apenas tiene diferencias con el anterior. A nivel de sensaciones una huele a nueva generación y la otra no tanto. Más allá de eso, a nivel de potencia, velocidad y rendimiento, las dos máquinas son unas verdaderas bestias.
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